Antonio-Pedro Tejera Reyes
Llega
a nuestras redes, este hermoso extraordinario regalo de Semana Santa, que vamos
a ofrecerles por la transcripción con nuestro mas íntimo deseo de que nos lleve
a todos a la mas lúcida reflexión…
Gabriela Mistral
“Nos
reafirmamos en lo dicho, esta pandemia de un virus desconocido que
ha quebrado los esquemas mentales del mundo civilizado, y obligará en enfocar
la vida de manera diferente post pandemia, no hay duda que hará aflorar los más
íntimos sentimientos del ser humano algunas veces para bien y otras para mal,
evidentemente, ya que de todo se cosecha en la viña del Señor, pero seamos
positivos…” queremos ofrecerles este poema hermoso, enviado por nuestro ilustre
amigo Jairo Moncada de EE.UU., de la maravillosa e inolvidable Premio
Novel de Literatura 1945, Lucila Godoy Alcayaga, – Gabriela Mistral -
poeta, diplomática y pedagoga chilena. No obstante, queremos comentar
que, en la red, que no oculta nada, también aparece como autor de este poema,
Martin Valmaseda ¿?
Elena Honores Torres.
Magister en Turismo. Directora de Turista Magazine Destino, Lima. Perú.
UN
CRISTO REAL
¿De qué quiere Usted la
imagen? Preguntó el imaginero:
Tenemos santos de pino,
hay imágenes de yeso…
Mire este Cristo yacente,
madera de puro cedro,
Depende de quién la
encarga,
una familia o un templo,
o si el único objetivo
es ponerla en un museo.
Déjeme, pues, que le
explique,
lo que de verdad deseo.
Yo necesito una imagen
de Jesús El Galileo,
que refleje su fracaso,
Intentando un mundo nuevo,
Que conmueva las
conciencias
y cambie los pensamientos,
Yo no la quiero encerrada
en iglesias y conventos.
ni en casa de una familia
para presidir sus rezos,
No es para llevarla en
andas
cargada por costaleros,
Yo quiero una imagen viva
de un Jesús Hombre
sufriendo,
que ilumine a quien la mire
el corazón y el cerebro.
Que den ganas de bajarlo
de su cruz y del tormento,
Y quien contemple esa
imagen
no quede mirando un muerto,
ni que con ojos de artista
sólo contemple un objeto,
ante el que exclame
admirado
¡Qué torturado mas bello!.
Perdóneme si le digo,
responde el imaginero,
que aquí no hallará seguro
la imagen del Nazareno.
vaya a buscarla en las
calles
entre las gentes sin techo,
en hospicios y hospitales
donde haya gente muriendo
en los centros de acogida
en que abandonan a viejos…
En el pueblo marginado,
entre los niños
hambrientos,
en mujeres maltratadas,
en personas sin empleo.
Pero la imagen de Cristo
no la busque en los museos,
no la busque en las
estatuas,
en los altares y templos.
Ni siga en las procesiones
los pasos del Nazareno,
no la busque de madera,
de bronce de piedra o yeso,
¡mejor busque entre los
pobres
su imagen de carne y hueso
¡
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