José Melchor Hernández Castilla
La búsqueda de la primitiva lengua bereber hablada en Canarias, con sus
diferentes dialectos, se podría comparar a la búsqueda de “El Dorado” por parte
de los españoles en Las Indias (América); no encontraron Oro, aunque sí Plata.
El oro podría buscarse en el Vaticano, según el comentario de José
Antonio Cebrián Latasa (1942-2006) en su “Ensayo para un Diccionario de
Conquistadores de Canarias (2003), en introducción, página 23: “En tanto que el
archivo vaticano ha tenido y tiene al presente el acceso restringido y adolece
una deficiente catalogación y ordenamiento. Su masa documental ha hecho que,
por siglos, haya visto dificultada la exhumanación de documentos canarios por
parte de los que lo han intentado”.
120 años antes de las palabras de Cebrián Latasa, Juan Bethencourt
Alfonso (1847-1913), autor de la obra “Historia del pueblo guanche (1979)”, y pionero
en los estudios etnológicos y antropológicos en Canarias, escribe: “Tenemos
entendido que en tiempo de la conquista existió en Sevilla uno o más conventos
donde se enseñaba la lengua de los aborígenes de algunas de nuestras islas, con
el piadoso objeto de mandar misiones para catequizarlos. En los archivos
procedentes de dichos conventos debe encontrarse, pues, algún diccionario, gramática o vocabulario; y a nadie se
oculta la importancia que tendría para la prehistoria de Canarias un hallazgo
de tal naturaleza” (Revista en Canarias, nº31, artículo “Dos palabras en
relación al estudio de los aborígenes de Canarias”, 1880:69, nota 2).
Los dialectos bereberes de las distintas islas debieron ir
desapareciendo desde el siglo XV hasta finales del siglo XVI; posiblemente, primero,
en el Hierro, Lanzarote y Fuerteventura, y posteriormente en Gran Canaria,
Tenerife y La Gomera.
El filólogo Marcial Morera Pérez, en su artículo, de la Revista de
Filología Española (RFE), julio-diciembre 2014, “Clasificación de los restos
guanche según su grado de integración en el español”, concluye: “Y, si con
las palabras y las frases que conservamos de la lengua guanche no se puede
reconstruir su sistema fonológico, el inventario de sus raíces y su sistema
gramatical, nunca se podrá volver a hablar la lengua de la población preeuropea
de las islas, porque lo que define a las lenguas naturales no son las
palabras, sino el sistema (conjunto de fonemas, inventario de raíces,
categorías, morfología y sintaxis), que permite formar palabras primitivas,
palabras derivadas y palabras compuestas y organizarlas en estructuras
complejas (oraciones), para dar forma al pensamiento y comunicarnos con
nuestros semejantes”.
Finalizando con la primera parte del simil, “El Dorado”, el oro que No aparece
(la antigua lengua bereber canaria), sigamos con la segunda, la plata (el
estudio de lo que permanece de la lengua bereber en el habla canaria actual).
El propio Marcial Morera Pérez, en su artículo “El Estudio de los
Guanchismos 1997”, en Anuario de Estudios Atlánticos, afirma: “sin la más
mínima exageración, que no existe una parcela de la dialectología de nuestras
islas más plagadas de inexactidudes de fantasía que la del estudio de los
guanchismos”. Entendiendo por guanchismos, según este mismo autor (2014),
“palabras o expresiones de procedencia guanche total y radicalmente integradas
en la lengua española que se habla en Canarias”. Estos guanchismos, son voces o
palabras, de procedencia bereber, que existían en Canarias antes de la conquista
de las mismas.
Siguiendo esta misma línea argumental, el investigador o el estudioso de
las antiguas palabras aborígenes en Canarias requiere una formación integral en
la dialectología (rama de la lingüística que estudia el dialecto) canaria y
filología bereber, si quiere realizar un estudio serio de la filología canaria
prehispánica. Así, por ejemplo, es necesario conocer que, “por lo general, los
nombres bereberes o amazighios están constituidos por una raíz léxica de una o
más consonantes portadora de una significación abstracta y las marcas de género
(masculino o femenino), número (singular o plural) y estado (libre o
dependiente)” –Marcial Morera Pérez, 2014-.
Las palabras de la lengua guanche se suelen clasificar en: 1) Palabras
usadas de forma natural en la lengua escrita o denominaciones generales, como
“perinquén” o “tabaiba”. 2) Palabras de
la lengua oral, usadas localmente. Se hallan en palabras locales (“guanil”,
“tenique”, entre otros), en expresiones hechas (“guirre”, “goro”); aunque la
mayor parte de estas palabras son topónimos (“Tacande”, “Yesgue”).
En el año 2001, se publica el “Diccionario histório-etimológico del
Habla Canario (DHEHC)”, del autor anterior. En el mismo, hay 16.000 palabras
del habla canario, de las cuales 13.000 son de raíz castellana, 1.500 palabras
originarias de Portugal, entre 100 y 150
palabras guanches y alrededor de 50 americanismos. Asimismo, la filóloga
Dolores Corbella Díaz (1996), estima que en el libro, el “Tesoro Lexicográfico
del Español de Canarias –TLCE- (1992)”, hay
120 nombres comunes guanches (denominaciones del terreno, especies
vegetales, especies animales, alimentación, pastoreo, objetos, mundo cultural
aborigen). Por otro lado, el filólogo Maximiano Trapero (2007), en su “Catálogo
Provisional de Términos Guanches Presentes en la Toponimia de Canarias”, localiza
unos aproximadamente 1.692 topónimos
de origen guanche o canario prehispánico.
Terminaremos, este espacio, designando algunas palabras de la lengua
bereber canaria actual o guanche y su significado, recogidas en Marcial Morera
Pérez (1997; 2014), a modo de ejemplos: amolán,
beletén, esquén, gamame, gofio, goro, guanche, guanil, guirre, míjano, mije,
perenquén, tabona, tafeña, tafor, tajorase, teberite, time.
Amolán: mantece de leche de cabra.
Beletén: leche que da la cabra los primeros días después de parida.
Esquén: corral de piedra para el ordeño.
Gamame: porción de gofio en polvo que se recoge con los dedos o con una
cuchara y que se usa como tapa para acompañar el vino), “tenique” (cada una de
las piedras del hogar.
Gofio: harina elaborada a base de granos de cereales tostados.
Goro: pequeño corral redondo de piedra.
Guanche: se dice de los antiguos habitante de la isla de Tenerife; y,
por extensión, de los del resto de las Islas Canarias.
Guanil: se dice del ganado que vive en estado salvaje.
Guirre: ave rapaz semejante al buitre, alimoche.
Míjano: boca de la acequia.
Mije: puerta del corral de las cabras, cuando tienen dintel.
Perinquén o perenquén: salamanquesa, reptil saurio.
Tabona: piedra de obsidiana afilada.
Tafeña o chafeña: millo, cebada o trigo tostado.
Tafor: primera lecha que la hembra de ciertos animales los primeros
días, después de parida, calostro.
Tajorase: macho cabrío joven.
Teberite: marca consistente en un corte largo paralelo al eje
longitudinal de la oreja de la cabra.
Time: orilla o borde del acantilado.
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