Bernardo
Rabassa
HISTORIAS DE MI
VIDA LIBERAL
Edadismo, el
odio a los mayores. Valor intelectual. La vejez, consecuencias sanitarias,
económicas. Covid19 en residencias, genocidio.
En mi opinión
particular, por lo frecuente que es, y por lo acendrado que está en nuestra
sociedad española, el edadismo es la discriminación por edad. Hace referencia a
todos los comportamientos inadecuados y prejuiciosos hacia las personas
vinculado a su edad avanzada. Naturalmente, hay que preguntarse porque a las
personas mayores las llaman despectivamente viejos, y ello viene de la
inutilidad a lo que se las somete, cuando se las obliga a jubilarse y tener que
dedicarse al ocio obligatorio. Naturalmente el tener teóricamente desocupada al
18,7% de la población, hace que las clases etarias anteriores a los 65 años,
las vean con una imagen de inutilidad, que no se corresponde con la realidad,
lo que genera agresividad y cuando esta llega a la violencia, se convierte en
un delito que el actual gobierno la ha incluido en una ley. Entre las personas
mayores, el edadismo se asocia con una peor salud física y mental, un mayor
aislamiento social y soledad, una mayor inseguridad financiera, una menor
calidad de vida y unas mayores tasas de muertes prematuras.
Según la OMS en
un comunicado de prensa el 18 de marzo de 2021 en Ginebra.
El edadismo es
un problema mundial. El edadismo conduce a una salud más pobre, al aislamiento
social, a muertes tempranas, en un informe se pide actuar con rapidez para
aplicar estrategias eficaces contra este problema. Según un nuevo informe de
las Naciones Unidas sobre el edadismo, se calcula que una de cada dos personas
en el mundo tiene actitudes edadistas, lo que empobrece la salud física y
mental de las personas mayores, además de reducir su calidad de vida, y cuesta
cada año miles de millones de dólares a la sociedad.
En el informe
publicado en 2021 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Oficina del
Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH), el Departamento de Asuntos
Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES) y el Fondo de Población de
las Naciones Unidas (UNFPA), se pide actuar con urgencia para luchar contra el
edadismo y realizar evaluaciones e informes sobre este problema con miras a
revelarlo como lo que es: una sigilosa pero devastadora desgracia para la sociedad.
La respuesta
para controlar la pandemia de COVID-19 ha mostrado lo extendido que está el
edadismo: en el discurso público y en las redes sociales se han estereotipado a
las personas mayores y a los jóvenes. En algunos contextos, la edad se ha utilizado
como único criterio en el acceso a la atención médica y a terapias que salvan
vidas y en el ordenamiento de confinamientos. «Ahora que los países trabajan en
la recuperación y reconstrucción con motivo de la pandemia, no podemos permitir
que estereotipos, prejuicios y actitudes discriminatorias basados en la edad
reduzcan las oportunidades para garantizar la salud, el bienestar y la dignidad
de las personas en todas partes», dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus,
Director General de la OMS. «En este informe se describe la naturaleza y la
amplitud del problema, pero se ofrecen también soluciones en forma de
intervenciones basadas en pruebas para poner fin al edadismo en todas las
etapas».
El edadismo se
filtra en muchas instituciones y sectores de la sociedad, incluidos los que
brindan atención sanitaria y social, así como en el lugar de trabajo, los
medios de comunicación y el ordenamiento jurídico. El planteamiento sobre
cuestiones sanitarias basado únicamente en la edad está bastante extendido. En una
revisión sistemática de 2020 se concluía que en el 85% de los 149 estudios
revisados, la edad determinaba quién recibía determinados procedimientos o
tratamientos médicos.
Las personas
adultas más mayores y más jóvenes se ven a menudo desfavorecidas en el lugar de
trabajo, y el acceso a una educación y formación especializada se reduce
significativamente con la edad
«El edadismo
contra las personas más mayores ocurre con frecuencia, no está reconocido, no
se lucha contra él y tiene consecuencias de largo alcance para nuestra economía
y sociedad», dijo Maria-Francesca Spatolisano, Subsecretaria General de
Coordinación de Políticas y Asuntos Interinstitucionales del Departamento de
Asuntos Económicos y Sociales. «Juntos podemos evitar este problema. Únanse al
movimiento y luchen contra el edadismo».
«La pandemia ha
puesto de relieve las vulnerabilidades de las personas mayores, especialmente
las más marginadas, las cuales suelen enfrentarse a actitudes discriminatorias,
que se superponen a diferentes obstáculos, por ser pobres, vivir con
discapacidades, ser mujeres que viven solas o pertenecer a grupos
minoritarios», dijo Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del Fondo de Población
de las Naciones Unidas. «Hagamos que esta crisis marque un punto de inflexión
en la forma en que vemos, tratamos y respondemos a las personas mayores, para
que juntos podamos construir el mundo de salud, bienestar y dignidad que todos
queremos para todas las edades».
El edadismo
cuesta miles de millones de dólares a nuestra sociedad. En los Estados Unidos
de América (EE.UU.), un estudio de 2020 mostraba que el edadismo, en forma de
estereotipos negativos y de la imagen desfavorable que tienen las personas de
sí mismas por motivos de edad, conducía a un exceso de costos anuales de US$ 63
000 millones en relación con las ocho enfermedades que más gastos generaban.
Eso equivale a US$ 1 de cada US$ 7 empleados en esas enfermedades para el grupo
de todos los estadounidenses mayores de 60 años durante un año (véase la nota
para los editores). En Australia se calcula que si un 5% más de personas de más
de 54 años tuviera trabajo, se generarían cada año AUD$ 48 000 millones en la
economía del país. En la actualidad hay pocos datos e información sobre los
costos económicos que supone el edadismo, por lo que se necesita investigar más
para comprender mejor sus consecuencias económicas, particularmente en los
países de ingresos bajos y medianos.
«El edadismo
perjudica a todos, personas mayores y jóvenes. El problema es que a menudo está
tan generalizado y aceptado —en nuestras actitudes y en políticas, leyes e
instituciones— que ni siquiera nos damos cuenta de su efecto perjudicial para
nuestra dignidad y nuestros derechos», dijo Michelle Bachelet, Alta Comisionada
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. «Tenemos que luchar
abiertamente contra el edadismo y entenderlo como una violación de los derechos
humanos profundamente arraigada». En el informe se señala que las políticas y
leyes contra el edadismo, las actividades educativas en las que se mejora la
empatía y se combaten ideas erróneas y las actividades intergeneracionales para
reducir prejuicios ayudan todas ellas a reducir el problema del edadismo.
Se alienta a todos los países y partes
interesadas a utilizar estrategias basadas en pruebas, a mejorar la
recopilación de datos y la investigación y a trabajar juntos para crear un
movimiento con el que cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos en
relación con la cuestión de la edad y el envejecimiento y para avanzar en el
Decenio del Envejecimiento Saludable de las Naciones Unidas. El edadismo se produce cuando la edad se
utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas
e injusticias. Puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación y
políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas.
En cuanto a su
prevalencia, según los datos obtenidos en una encuesta realizada a 83 034
personas en 57 países, una de cada dos personas tiene actitudes moderada o
altamente edadistas (es decir, estereotipos y prejuicios). Puede encontrarse
más información al respecto en https://www.mdpi.com/1660-4601/17/9/3159
El exceso de
costos en la atención médica: el edadismo influye en la salud a través de tres
vías, la psicológica, la conductual y la fisiológica. Psicológicamente, los
estereotipos negativos sobre la edad pueden aumentar el estrés; desde un punto
de vista conductual, la imagen desfavorable que tienen las personas de sí
mismas por motivos de edad suele predecir unos peores comportamientos en cuanto
al cuidado de su salud, por ejemplo a la hora de observar las pautas de los
medicamentos prescritos; fisiológicamente, los estereotipos negativos sobre la
edad suelen indicar cambios cerebrales perjudiciales décadas más tarde, por
ejemplo acumulación de placas y ovillos y reducción del tamaño del hipocampo.
Según un nuevo
informe de las Naciones Unidas sobre el edadismo, se calcula que una de cada
dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas, lo que empobrece la salud
física y mental de las personas mayores, además de reducir su calidad de vida,
y cuesta cada año miles de millones de dólares a la sociedad.
El edadismo se
filtra en muchas instituciones y sectores de la sociedad, incluidos los que
brindan atención sanitaria y social, así como en el lugar de trabajo, los
medios de comunicación y el ordenamiento jurídico. El planteamiento sobre
cuestiones sanitarias basado únicamente en la edad está bastante extendido. En
una revisión sistemática de 2020 se concluía que en el 85% de los 149 estudios
revisados, la edad determinaba quién recibía determinados procedimientos o
tratamientos médicos.
«La pandemia ha
puesto de relieve las vulnerabilidades de las personas mayores, especialmente
las más marginadas, las cuales suelen enfrentarse a actitudes discriminatorias,
que se superponen a diferentes obstáculos, por ser pobres, vivir con
discapacidades, ser mujeres que viven solas o pertenecer a grupos
minoritarios», dijo Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del Fondo de Población
de las Naciones Unidas. «Hagamos que esta crisis marque un punto de inflexión
en la forma en que vemos, tratamos y respondemos a las personas mayores, para
que juntos podamos construir el mundo de salud, bienestar y dignidad que todos
queremos para todas las edades». Luchar contra el edadismo. En el informe se
señala que las políticas y leyes contra el edadismo, las actividades educativas
en las que se mejora la empatía y se combaten ideas erróneas y las actividades
intergeneracionales para reducir prejuicios ayudan todas ellas a reducir el
problema del edadismo. Se alienta a todos los países y partes interesadas a
utilizar estrategias basadas en pruebas, a mejorar la recopilación de datos y
la investigación y a trabajar juntos para crear un movimiento con el que
cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos en relación con la cuestión
de la edad y el envejecimiento y para avanzar en el Decenio del Envejecimiento
Saludable de las Naciones Unidas.
En los Estados
Unidos de América, el edadismo ha generado en un año costos adicionales por
valor de US$ 63 millones en tratamientos de una amplia gama de problemas de
salud. En conjunto, eso supone US$ 1 de cada US$ 7 empleados en las ocho
enfermedades que más gasto generan en un año para el grupo de todos los
estadounidenses mayores de 60 años. “
Efectivamente como lo señalaba 65 y más El Gobierno aprobó el 9 de junio de 2020 en
el Consejo de ministros el proyecto de Ley orgánica de protección integral a la
infancia y a la adolescencia frente a la violencia. La norma, que aumentará el
plazo de prescripción del delito de abuso sexual a menores, lleva aparejada
también una nueva regulación a los delitos de odio, incorporando la edad como
causa de discriminación, tanto sobre los niños, niñas y adolescentes, como
sobre las personas mayores, e incluyendo la aporofobia –fobia a las personas
pobres o desfavorecidas– y la exclusión social dentro de estos tipos penales,
Al final todo el mundo resulta protegido de acuerdo con la ideología del
exvicepresidente 2º Pablo Iglesias que la llamó Ley Rhodes por un niño que
había sufrido abusos en la infancia y luchó para que se aprobara esa ley,
De todas maneras, el añadir un tipo penal
mayor, a los delitos contra los mayores, lamento como psicólogo tener que
decirlo, no hace sino aumentar la agresividad y lo que parece un sobre
proteccionismo, en realidad es más perjudicial que útil. Lo adecuado sería una
correcta educación en la juventud y el fomento de los valores de respeto a los
mayores, a nuestros abuelos, que no podemos aceptar se nos considere inútiles,
por lo que mi propuesta, es dejar trabajar a los mayores que lo deseen
libremente, compaginando sus ingresos con la pensión y no penalizándoles por
querer seguir en activo, dada su experiencia y sabiduría, trabajo remunerado,
pagando impuestos que deberían dedicarse al Fondo de Pensiones como nuevo
método de financiación. Así los mayores nos sentiríamos más completos y dignos
del respeto que ahora nos niegan.
Un estudio masivo del Fondo NEJM en
América ha encontrado, que la edad más productiva en la vida de un hombre es
60-70 años. De 70 a 80 es la segunda. La tercera 50-60. La edad promedio de un
ganador del Premio Nobel es de 62 años. Entonces, si tienes entre 60-70 o
70-80, tienes el mejor y el segundo mejor año de tu vida contigo. Solo nos
quedan apartados de esa posibilidad los discapacitados, que con la ancianidad,
mayores de 85 años, acumulan distintos trastornos como el Alzheimer o la
diabetes por ejemplo, que les someten a una incapacidad manifiesta, Ahora bien
mientras tengan capacidades, la labor del
Estado no es proteger, sino incentivar sus capacidades, para que tengan
mejor calidad de vida, y que tengan libertad y no so pretexto de leyes para la
galería, transformarlos en una masa aborregada, que vote a estos falsos
profetas
El cáncer de
nuestra sociedad, es la falta de respeto a los mayores o su reclusión o
confinamiento en residencias, que ya vemos por el 66% de fallecidos por el
Covid 19, como lo que parecía el paraíso idílico, ha resultado una trampa, al
no hospitalizar a los infectados, salvo aquellos que tuvieron recursos para
escapar y recibir tratamiento. Ellos son el Luto de nuestra nación, de hecho,
si aplican el edadismo a los responsables políticos, estaríamos ante
responsabilidades penales a cumplir dado que Pablo Iglesias se hizo responsable
de la protección en las residencias a las que dijo dedicar 300 millones de
Euros, y que luego no cumplió, hasta olvidarse por completo del tema cuando
dimitió, no le hace menos responsable de los muertos por Covid en residencias
que no tomaron las mínimas precauciones paras evitar con el aislamiento hacia
el exterior disminuir su difusión y consiguientemente mortalidad, ya que no les
dejaban salir de la residencia para acudir a los hospitales donde hubieran
podido recibir tratamiento. Desde el 14
de marzo de 2020, las muertes de residentes con COVID-19 confirmado son más de
23.800. A ellas se añaden 10.492 decesos de personas con síntomas compatibles
con el coronavirus -pero sin pruebas que lo corroboraran- y que vivían en estos
centros, un auténtico Genocidio. En cuanto a los contagios, en las residencias
de mayores se han diagnosticado mediante PCR u otra prueba diagnóstica unos
278.000 contagios en lo que va de pandemia. ¿Quién pagará por ello.
Finalmente, las
leyes que protegen del odio a los mayores emanan del Consejo de Europa donde en
La Convención Europea de Derechos Humanos en su artículo 14 y su Protocolo Nº
12 prohíben la discriminación por «sexo, raza, color, lengua, religión,
opiniones políticas u otras, origen nacional o social, pertenencia a una
minoría nacional, fortuna, nacimiento o cualquier otra situación». Las últimas
palabras incluyen la discriminación por edad. La violación de estos preceptos
por los Estados que han ratificado dichos tratados puede ser denunciada ante el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos ubicado en Estrasburgo. En la Unión
Europea. El Tratado de la Unión Europea establece que la protección contra la
discriminación por motivos de nacionalidad, género, origen racial o étnico,
religión o creencia, discapacidad, edad u orientación sexual es un derecho
fundamental de la ciudadanía de la UE. El Artículo 21-1 de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea de la Unión Europea «prohíbe toda
discriminación, y en particular la ejercida por razón de (…) edad (…).»16. Asimismo, la
Directiva Marco 2000/78/EC prohíbe la discriminación por motivo de edad en el
entorno laboral.