Bienvenidos al Diario del Valle

SEARCH

viernes, 7 de octubre de 2022

PERSONAS DE NUESTRA RAZA

Antonio Pastor Abreu

¡Es Nuestra Hispanidad! Por eso. Al dirigirme a los hermanos de América, yo, que jamás representé el tipo de los hispanófilos aduladores, con toda la modestia que exige mi insignificancia, pero con todos los títulos que me da mi conducta pasada, he de decirles: al hablar a España, reconociendo su saldo inextinguible a nuestro afecto y la realidad de nuestras vinculaciones, no olvidéis nunca reivindicar nuestro propio tipo.

Los españoles actuales, esta juventud brava y fuerte que llega a sustituir a los que nos vamos, precisamente porque ha reivindicado su propio destino, porque ama su tradición como unidad, no como reacción, saben oír la verdad, y mucho más cuando esa verdad honra a la máxima obra española, ya que dar tipo propio a lo que formamos o engendramos es un verdadero éxito, humano y social.

Decía, el mejicano Doctor Rodolfo Reyes Ochoa, de la Comisión de Cultura, de la Asociación Cultural Hispano Americana el 12 de junio de 1940. Nosotros, a nuestro turno, y como sinalagmático deber y clara exigencia de nuestro ser, debemos dar su lugar fundamental a <Nuestra Hispanidad>; sin ella seríamos bárbaros sencillamente, así puedan espigarse bellos trozos de ruinas de civilizaciones precolombinas y algo entre los escombros de la conquista, que estaba aún vivo.

El hispanismo no es precisamente aliento racial. España es de los pueblos que menos puede hablar de raza definida. Su tipo, su fuerza y su abolengo están también en ser fruto de amplio y extenso mestizaje. Y si esto lo trasladamos a nuestro mundo, la confusión resulta aún mayor. Por eso pude un día escribir, hablando de por qué cabía estudiar la figura de Juárez en una colección española llamada, Hombres de Nuestra Raza: <Nosotros siempre hemos creído que el mestizaje obra por caminos fisiológicos o espirituales, y por ambos.>

El español, sobre las razas aborígenes, fue fisiológico y espiritual o meramente espiritual. Pero en modo alguno quedó como mero accidente de función sexual. Hijos de indias fecundadas por españoles produjeron mestizos que llegaron a formar parte de la familia humana occidental civilizada por una fe y una cultura superiores. Pero muchos aborígenes, sin mezcla de sangre, recibieron asimismo esa fe y esa cultura, que es nuestra deuda y nuestra afinidad hacia España; las leyes de Indias, las misiones, que tanto dulcificaron y compensaron los desmanes de vulgares fanáticos, no tuvieron otro empeño. (Los más beneficiados fueron,  piratas, asesinos, usurpadores…anglosajones).

Así nació ese mestizaje espiritual mediante el cual, tan sólo en mi patria, han podido ir al martirologio católico San Felipe de Jesús, al Parnaso Ignacio Altamirano, a la cátedra y a la tribuna hispánica Ramírez, a la supremacía cívica Juárez, todos con predominio de sangre india. Ese hispanismo que está todavía en marcha, sobre todo en países como Méjico, de recio elemento aborigen, es el que debe activarse, porque es el que cae en el campo educativo y social y el que más interesa, y, para lograrlo, nos importa la ayuda de España el contacto con ella, su conocimiento, su estimación y comprensión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario