Teresa del Bosq
Eras oxígeno
huésped de mis poros
cuando tu voz era eco
endulzando mis días sin ti
Eras agua fresca de río
recorriendo mi cuerpo
apagando volcanes
domando quimeras
cuando apremiaba el amor
Era amada tu sombra
que trasquilaba mi sueño
cuando estrellas eran sus ojos
queriendo gestar
Era
amor
aquel desatino en mi pecho
que buscaba afanoso
un lugar en tu corazó
Era dulce amargura
en dónde grande fue la ceguera,
grande,
el despertar.
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