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lunes, 3 de octubre de 2022

¿DE QUÉ NOS SALVÓ EL REY?

Lorenzo de Ara

Hace cinco años el Rey habló. El discurso del rey, sin tartamudear, fue el que tenía que ser. Pero como asegura la presidenta madrileña, al discurso, brillante y patriótico, le faltó un 155 con más firmeza y mucho más duradero.

Hace cinco años se dieron las circunstancias para cortar de raíz la autonomía catalana y las otras que siguen aspirando a lo mismo. Fue el momento de meternos en el quirófano y extirpar todos los males que atrofian el sistema nervioso de la democracia.

El Rey no se dejó aconsejar por políticos felones. El Rey habló usando los galones y la sensatez.  La monarquía parlamentaria representa lo que los españoles escucharon hace cinco años. Una palabra endeble y la corona sería hoy un cadáver llorado por pocos y troceado por la mayoría de cabestros que se han criado bajo la tutela de una izquierda cabrona y traidora y de una derecha pazguata y puta.

De manera unilateral los delincuentes del golpe de estado condenaron a la sociedad catalana a una etapa de negrura, a una farsa corrosiva. No ha terminado esa etapa.

El golpe fue un gran negocio. Lo es hoy con absoluta solvencia. Todos los implicados son hijos protegidos por la Moncloa, por el psoe, por Unidas Podemos, por tantísimos medios de comunicación, por poderes económicos y por sotanas que tapan el cuerpo deforme y corrupto de un clero cobarde y siempre vendido.

Cinco años hace ya.

Las palabras del Rey las escuché con máxima atención en Gente Radio, por entonces mi lugar de trabajo. En una tertulia política bojo mi dirección, los componentes de la mesa tomaban nota y después de la intervención volcaron sus opiniones. Todas respetables. La mía por encima de las demás, por supuesto.

El Rey cercenó el intento sectario de entender la historia. El Rey ordenó a los poderes del Estado frenar la imposición obligatoria del sentimiento independentista. El Rey hizo cumplir el estado de Derecho. Los que no querían cumplir con la Constitución descubrieron que con Felipe VI no se jugaba.

Garante de unidad y de igualdad es la Corona. Con ella los españoles somos iguales ante la ley. Se la necesita y hace acto de presencia. Cinco años atrás dio la cara, se jugó el tipo y puso orden. Ley y orden.

Pero los tramposos, los bastardos, los hideputas, los enemigos de España y, por ende, también de la democracia, se han salido con la suya.

Ayuso dice: “Sí que ha quedado demostrado que se hizo por poco tiempo y, al no ser duradero, se generó también una ilusión por parte de muchos ciudadanos en Cataluña, que estaban hartos de ser ninguneados, despreciados y apartados en su propio país, para después desembocar rápidamente en unas elecciones: yo creo que tenía que haber sido más firme y más duradero este 155 para que estos efectos hubieran perdurado".

Es así.

Falla lo más básico cuando en una parte de España el español no es 100 por cien estudiado. El bilingüismo es un bien, pero el español es la viga maestra que hace posible que las lenguas menores vivan y sean respetadas. Repito, lenguas menores.

Atentar contra el derecho constitucional es la marca de la casa del que hoy veranea en Moncloa, de ahí que los Junqueras manden y se rían de la Corona. Hacer respetar ese derecho constitucional no es ir contra el catalán. Pero si lo quieren ver así, ni un paso atrás en la defensa de la legalidad.

¿Contó el Rey hace cinco años con el apoyo decidido de Mariano Rajoy? Respondo: no. Y la manifestación cinco días después del discurso de nuestro Rey de un millón de personas en Barcelona a favor de la unidad deshuesó la insurrección.

El Rey fue marginado. Lo sigue siendo. A veces creo que la Corona ha decidido ceder para no ser enterrada viva. El Rey tiene dudas. ¿Lo volvería hacer? No estoy en condiciones de asegurar que el Rey leería el mismo discurso. No le culpo si es así. Hasta yo, errabundo, acepto la derrota como descanso. Hay días que sí.

Millones de personas en Cataluña habían sido abandonadas, silenciadas. Esa noche escucharon las palabras de un Rey que no permitía la perpetuación de una imposición. Hoy esos millones de personas están en el mismo abandono, en el mismo silencio.

Por un momento las palabras del Rey significaban el retorno de la cordura. 

“Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos. Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza”.

Han transcurrido cinco años. Repito que el Rey esa noche nos salvó. 

Hoy, tristemente, siguen mandando los que quieren la destrucción de España y la derecha no ha dejado de ser pazguata y puta.

¿De qué nos salvó el Rey?

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