Javier Lima Estévez.
Historiador
La historia de las comunicaciones constituye un aspecto de
notable interés para conocer la forma de contacto que tenían los vecinos en
tiempos no tan lejanos entre los diversos pueblos de nuestra geografía. Tomando
como referencia las Actas Municipales del Ayuntamiento del Realejo Alto,
sabemos que en la sesión del día 25 de septiembre de 1904, se acordó dirigir instancia
al Excmo. Señor Director General de Correos y Telégrafos solicitando el
establecimiento de una estación telefónica municipal en la población para
comunicar con la estación telegráfica del Estado del Puerto de la Cruz,
ofreciendo sufragar los gastos de instalación y mantenimiento de la línea. Por
su parte, en la sesión del 22 de octubre de 1905, se dio lectura a una
comunicación del encargado de la estación telegráfica del Puerto de la Cruz, Nicolás
Soto, en la que comunica haber expedido el certificado de hallarse instalada
tanto la línea como la estación telefónica de la población, atendiendo a las
oportunas preinscripciones reglamentarias, acompañando un recibo por la cantidad
de 25 pesetas, según los gastos que ocasionó su inspección facultativa.
Asimismo, en la sesión del 18 de julio de 1909, se expuso
por parte del alcalde que tras contactar con su colega del inmediato pueblo del
Realejo Bajo, y ambos estar de acuerdo en actuar a partir de la Ley de 14 de
junio último sobre la reorganización de los Servicios de Correos y Telégrafos, se
decidió proceder a la creación de una estafeta de Correos y una estación
telegráfica en la calle de San Agustín, centro de ambos pueblos, la cual
correspondía de la mitad del naciente al núcleo del Realejo Alto, y la otra
mitad del poniente al citado del Realejo Bajo, mejora que no solamente era de
trascendental importancia sino de legítima y justa obtención, a partir de toda
una serie de beneficios para ambos pueblos. Asimismo, se atendía al número de
habitantes (7.039 entre ambas poblaciones), la armonía reinante entre sus
moradores y la proximidad de la línea telegráfica que pasaba apenas a cien
metros de la referida vía. A partir de tales consideraciones, se propuso a la
Corporación acordar lo que estime procedente en torno a tal asunto. Discutido
suficientemente el mismo, la Corporación acordó por unanimidad de votos aprobar
la petición del alcalde y facultarle ampliamente para que, de acuerdo con el
del mencionado Realejo Bajo, dirijan respetuosa instancia al Excelentísimo Sr.
Ministro de la Gobernación en súplica de tales deseos.
En la sesión del 5 de diciembre de 1909, se estableció como
suma necesidad para el municipio contar con la instalación de un aparato
telefónico en las Casas Consistoriales para su servicio. La Corporación, previa
discusión sobre el particular, acordó por unanimidad solicitar dicha
instalación, en atención a la tarifa y otras condiciones pertinentes,
facultando al alcalde para la solicitud de referencia.
En definitiva, pequeñas pinceladas que nos aproximan al
estado de las comunicaciones en Los Realejos en los inicios del pasado siglo
XX.
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