Javier Lima Estévez
Hay noticias que uno jamás desearía recibir. Así nos sucedió
con un mensaje de la centenaria Sociedad Centro Icodense informando sobre el
fallecimiento de Nora Nisa García Martín. Imposible nos resulta creer que una
mujer joven, tan entregada a la Sociedad y a la que, por espacio de años, la
observamos trabajar con un compromiso y un entusiasmo inigualable como
secretaria, ya no esté entre nosotros.
La llegué a conocer bajo la presidencia del también
recordado José Luis Díaz Ruiz (1952-2017). Siempre dispuesta a ayudar y
colaborar en todo los trámites necesarios para materializar un acto, en la realización
de invitaciones, la planificación de propuestas futuras, y, por supuesto, todos
aquellos detalles que exigían de su persona.
En 2016, en el segundo número de un hermoso evento
denominado Revista hablada “Nuevo Ateneo”, me recibió como ponente con su
habitual trato afable y cortés. Tomó diversas fotografías del multitudinario acto
que compartí junto a una conferencia del espeleólogo Alfredo Láinez Concepción
y una brillante actuación musical de Raquel Casas Hernández y Daniel Lora
Hernández. Tras su final, conversamos durante un largo rato. Desde entonces, en
mis visitas a tal espacio de referencia en el corazón icodense, nunca podía
dejar de intercambiar saludo e impresiones con Nora. Ejemplo de ello sería
durante el Memorial dedicado a José Luis, en septiembre de 2019, con motivo del
segundo aniversario de su fallecimiento. Allí estaba, como siempre, vigilando y
asesorando en todo lo posible.
Gracias a Nora terminé de planificar, también durante el
pasado año, una actividad de la Asociación Cultural Humboldt de Canarias que
resultó ser todo un éxito. Allí estaba ella, una vez más, realizando fotos,
recibiendo a los invitados, revisando cuestiones asociadas al sonido, el
ordenador, y, como siempre, colaborando en todo lo necesario para facilitar la
labor de los ponentes. Su sonrisa y educación eran rasgos inconfundibles de su
personalidad.
La Sociedad Centro Icodense no podrá olvidar jamás a una
persona que, sin lugar a dudas, forma parte de su trayectoria histórica
reciente; de su esencia e identidad. Le despedimos y lamentamos, con profunda
tristeza, no poder estar físicamente en su marcha. Deseamos, al menos, transmitir
con estas líneas nuestro sentido pésame a sus seres más queridos. Gracias por
tanto, Nora. D.E.P.
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