Javier Lima Estévez. Historiador
El 3 de abril de 1995, a la edad de 96 años y muy próximo a
cumplir los 97, fallecía don Guillermo Camacho y Pérez Galdós. Un referente y
una referencia para el conocimiento de la realidad canaria desde diversos
puntos de vista.
Militar, profesor e historiador; ocupó esta última faceta una
parte importante de su vida. Sus contactos, numerosos y variados, nos aproximan
ante la presencia de un ser comprometido con la intelectualidad de la época y
acreditan, a su vez, su prestigio y valía. En su casa realejera, la bella e
histórica Hacienda de los Príncipes, vivía junto a su inseparable esposa, doña María
del Pilar de Alós y de Fontcuberta, teniendo el matrimonio tres hijas: doña
María de la Concepción, doña María del Carmen y doña María de las Mercedes. La
Hacienda era un espacio del saber al que acudían desde notables personalidades
del ámbito histórico hasta escolares, con el fin, estos últimos, de obtener
algún dato para realizar algún trabajo o investigación inicial sobre algún tema
del pasado local.
Su huella como investigador se advierte en una fértil
producción que se extiende a lo largo de varias décadas. Artículos en revistas de prestigio como
El
Anuario de Estudios Atlánticos, La Revista de Historia, El Museo Canario, y, otra serie de
publicaciones, incluso de carácter periodístico, dan cuenta de su trabajo
meticuloso. Letra a letra, hilaba en su máquina de escribir los trazos de
averiguaciones con documentos añejos que en sus manos, y a través de grandes
dosis de paciencia y capacidad, fluían en artículos históricos. Temas religiosos, económicos, arquitectónicos y biográficos
marcaron su línea de interés. Hasta el final de su vida mantuvo la necesidad
por seguir en la senda de la investigación y la difusión de cuestiones relacionadas
con el pasado. Ejemplo de ello se advierte en las referencias históricas que
ofreció con motivo de las Fiestas de la Cruz Santa, en el año 1988. Breves aportaciones
sobre la redistribución de aguas en el siglo XIX y la deforestación en los
siglos XVII y XVIII que Esteban Domínguez incluye en sus Apuntes realejeros.
Don Guillermo obtuvo a lo largo de su existencia numerosos
reconocimientos. Símbolos y distinciones a toda una vida que terminó el 3 de
abril de 1995. Uno de sus discípulos más cercanos, el Memorialista de la Villa
de La Orotava, don Antonio Luque Hernández, llegaría a expresar en prensa pocas
semanas después lo siguiente: La muerte
se llevó con él una parte de nuestra memoria colectiva, y aunque su magisterio
permanece en sus escritos, desconsuela su ausencia. Pero nos conforta la
esperanza del creyente, y el pensamiento de aquella frase, tan repetida por él,
«Dios es sobre todo un padre amante», y en esa seguridad, estoy seguro, habrá
acogido Dios el alma de este varón de virtud que en vida fue Guillermo Camacho.
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