Salvador García Llanos
Como era previsible, el proceso de reanudación de la
actividad turística está siendo complicado cuando no ha hecho sino arrancar.
Cada operador, cada destino, cada asociación, si nos apuran, cada
establecimiento, presenta circunstancias singulares que es absolutamente normal
que haya recelos y descontentos. Ya los había en época de bonanza, pues cómo
será ahora, cuando las determinaciones no satisfacen plenamente y siempre dejan
abierta una ventana a la crítica.
Ha expresado su escepticismo la asociación ‘Mesa del
Turismo’, presidida por una figura relevante del sector, viejo conocido en
Canarias y antecesor del tinerfeño Jorge Marichal en la presidencia de la
Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat). Molas ha
acogido con escepticismo cauteloso el plan de retorno a la actividad “pues las
medidas son escasas”, si bien “arrojan una tímida esperanza en el camino hacia
esa nueva normalidad”. Marichal no le ha ido a la zaga, y al proclamar su
decepción, habla de brindis al sol vaticinando que “con este cuadro es
imposible que reabramos los negocios sin destrucción del tejido empresarial”.
Pero es Molas quien pone el acento en una cuestión clave
para salir de la crisis: los protocolos sanitarios específicos para el turismo
que habrían de tener la correspondiente homologación nacional y europea. Tal
como evoluciona la pandemia, no solo se trata de incentivar la movilidad sino
de concretar con claridad medidas técnico-sanitarias que, a su vez, habrán de
estar consignadas en los protocolos que rijan para cada uno de los subsectores
turísticos, principalmente el hotelero. Sin ellos, será complicada la
reapertura segura de los establecimientos. Los clientes, con lo ocurrido, serán
exigentes y querrán tener las máximas garantías. Con razón, dice el presidente
de la ‘Mesa del Turismo’ que es “imperativo garantizar la protección y
confianza del consumidor con la inmediata adopción de unos protocolos
sanitarios comunes que permitan la reapertura segura de los establecimientos
hoteleros”.
Consta que hay varias instituciones y varios foros donde se
están tratando estas cuestiones para ultimar y coordinar las medidas que
marcarán una nueva etapa en el turismo. Ahí es donde tienen que aportar los
agentes del sector, propietarios, empresarios, profesionales y trabajadores. El
gran objetivo es que lleguen los clientes, pero éstos han de hacerlo con
seguridad y confianza. Para muchos es partir de cero, como si se empezara a
hacer méritos para recobrar la fidelidad. Se entiende que haya una cierta
ansiedad por reabrir, pero no se trata de una carrera a ver quién llega primero
sino de preparar la carrera con fundamento, con unos mínimos comunes para ir
ejecutando bien las aplicaciones que proceda. Ahí se basarán esos objetivos
claros de seguridad y confianza para seguir siendo competitivos, primero en el
conjunto de una oferta y luego por sí mismos o como producto individualizado.
Molas abunda en un aspecto sustancial: las empresas
turísticas van a necesitar un compromiso adicional por parte del Gobierno. Sea
cual sea, si se plasma, dará igual: siempre habrá insatisfacción, parecerá
insuficiente. Pero hay que intentarlo: esa exigencia de liquidez es fundamental
para el buen funcionamiento del engranaje de este negocio Los meses de
inactividad han hecho que, en muchos casos, la liquidez se evaporase. Está
claro entonces que su recuperación pasa por exenciones fiscales o por
bonificaciones en la facturación de proveedores externos, entre ellos, la de
los propios servicios esenciales.
No debería agotarse ahí el compromiso del que hablamos,
sino que habría de prever estímulos financieros a la inversión y a las propias
operaciones turísticas, posibilitando, como apunta Molas, líneas de
financiación para empresas que vayan a adoptar las soluciones que garanticen
los protocolos sanitarios o las reformas e instalaciones que habrán de acometer
para dar respuestas a nuevas normativas y exigencias de visitantes que quieren
sentirse seguros en el entorno inmediato.
El caso es que la pandemia cambia muchas cosas en una
industria vital para el país y para Canarias pero que está obligada a
replantearse muchas cosas porque el monocultivo tiene sus limitaciones y cuando
entra en crisis, las consecuencias son catastróficas. La movilidad y la
conectividad aérea son primordiales. Hay que esmerarse.
Día 47 de la alarma
Termina abril. Sabina canta preguntándose quién lo ha
robado. Bueno, ha sido muy duro, la verdad. Como todo lo pandémico, aún
irresoluto. Será costosa la recuperación, volver a la nueva normalidad, que se
dice en las últimas horas, cuando el Gobierno cumple con su deber y explica el
alcance de las fases y marcadores del desconfinamiento.
El día de hoy, jueves, también va a ser delicado. Desde
temprano, los datos del Instituto Nacional de Estadística causan desazón. El virus
y sus estragos: el Producto Interior Bruto (PIB) se redujo un 5,2 % entre enero
y marzo. Es un batacazo, pese a que enero y febrero tenían registros muy
aceptables. El Banco de España pronosticaba una caída del 4,7 % y subió hasta
superar el 5 %. Hubo un 4,25 % menos de horas trabajadas, según la Encuesta de
Población Activa (EPA) y el hundimiento del comercio minorista llegó al 15 %.
El consumo baja un 5,1 % durante el trimestre. Las inversiones retroceden otro
5,3 %. Y las exportaciones e importaciones caen un 8,4 %. Los porcentajes,
desde luego, son desolares. Los sectores más afectados son comercio, transporte
y hostelería. Los analistas económicos lo tienen difícil para hacer equilibrios
y coinciden en que los registros del segundo trimestre serán aún peores: entre
abril y junio, la caída puede alcanzar el 15 %.
Es natural pues que con estas cifras se extienda el
pesimismo. Porque las expectativas no son favorables. Igual es una exageración,
pero el costo será el de aquel sangre, sudor y lágrimas ‘churchilliano’. Es la
hora de una respuesta europea que ataje el desplome, no solo en España sino en
toda la Unión.
Antonio Salgado Pérez telefonea para convenir en que hay
que hacerle llegar a José Legra la entrada de ayer. A sus 77 años, “refrescará
la memoria y la alegrará”, dice.
Canarias encabeza el registro de llamadas al teléfono de
ayuda contra el machismo criminal. Cuesta escribir que después de tanta campaña
y de tanta sensibilización no tengamos remedio. Chus Pedreira, siempre atento al
acontecimiento portuense, con el Boletín Oficial del Estado (BOE) en la mano,
rescata un viejo aforismo jurídico, “cuando la norma no distingue, no se puede
distinguir”, para advertir de una rara circunstancia para afrontar el tiempo de
salida para andar o pasear, dispuesto por el Gobierno. Sostiene Pedreira que ha
de entenderse que solo una vez al día, solo en la franja horaria (bien de 6 a
10 o de 20 a 23), y máxima distancia de tu domicilio, un kilómetro, “puedes
andar o pasear el tiempo que quieras, máximo cuatro horas por las mañanas y
máximo de tres horas por la tarde/noche”. El caso es que se espera que unos
ochenta mil canarios salgan a pasear o corre sin restricciones.
Mientras el martillo de las cifras del hundimiento
económico golpea sin cesar durante la tarde, antes de entrar en Ycoden Daute
Radio, con Narciso Ramos, donde valoramos esas consecuencias y el papel que
corresponde a los ayuntamientos para impulsar las alternativas a la crisis, que
no debe agotarse en la pugna por lograr la disponibilidad del superávit o los
remanentes de tesorería, nos fijamos, precisamente, en una iniciativa del
consistorio portuense: el concejal-delegado del área de Ciudad Sostenible y Planificación,
David Hernández, va a priorizar la tramitación de determinados expedientes para
favorecer la ejecución de obras y las resoluciones de ocupación de vía pública
asociadas. Se quiere simplificar trámites y acortar plazos, igual que con las
solicitudes de informes urbanísticos de usos. Veamos si surte efectos.
La jornada termina con el dato de la consejería de Sanidad
del Gobierno de Canarias: un nuevo contagio y un fallecido en las islas durante
las últimas veinticuatro horas. Veintidós personas recibieron el alta médica.
Ya son mil ciento cincuenta y tres personas las que sanaron. Bien.
Y mañana, festivo. 1 de mayo.
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