Javier Lima Estévez
La revista Costa canaria representa una fuente de
conocimiento de gran utilidad para aproximarnos ante la realidad turística de
núcleos como el Puerto de la Cruz en los inicios de los años setenta.
Muestra
de ello llegaría a ser el artículo publicado entre sus páginas el 30 de
septiembre de 1972, disponible para su consulta en el archivo Jable de la
ULPGC. Por entonces, el número de plazas hoteleras sobrepasaba ya el número de
habitantes. El despegue de la ciudad turística resultaba algo innegable y las cifras
no paraban de aumentar. En ese contexto seguían planteándose diversos proyectos
con el fin de dar respuesta a tal incremento. A lo largo de la ciudad se
construían hoteles.
Los trabajos de la segunda fase sobre el Litoral de
Martiánez marchaban a buen ritmo. Su presupuesto, según se observa en la
publicación, ascendía a 127.000.000 de pesetas, concedidos por el Ministerio de
Información y Turismo. Eso no era todo. También se trabajaba en la construcción
de un dique frente a la playa de Martiánez con la finalidad de mantener un
espacio sometido a la acción intensa del océano atlántico. La primera fase de
la piscina municipal ya estaba terminada y los resultados de rentabilidad y
complemento a la oferta turística resultaban innegables. Sobre el muelle pesquero
se llegaría a apuntar la acción de los ingenieros Olcina y Amigó con el fin de
buscar que los dos pequeños diques recobren el tratamiento estético que en otra
época tuvieron.
Proyectos que, junto a otro conjunto de iniciativas y
propuestas, permitían observar el imparable desarrollo que la ciudad
experimentaba bajo la estela de proyección turística.
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