Javier Lima Estévez
En el año 1970 accede a la alcaldía portuense D. Felipe
Machado González de Chaves. Nuevos retos se marcaban para un ser joven,
preparado y trabajador. Así era calificado por la revista Costa Canarias, que llega a publicar a finales de ese mismo año una
interesante entrevista bajo la firma de D. Ángel Rodríguez Quiroga. Con una
clara visión de futuro y un gran conocimiento de la realidad local desde su
etapa previa como concejal, su perfil se dibujaba con numerosos proyectos para
dar respuesta a las numerosas inquietudes que aparecían en el horizonte de una
nueva década. Sus primeras palabras incluyen cuestiones asociadas a las obras
de infraestructura turística y la respuesta ante la demanda que ello exigía. No
duda en mencionar la necesidad de construir un nuevo abastecimiento de agua,
proceder al saneamiento de la red de alcantarillado, la construcción de una
nueva estación depuradora de aguas negras, etc. Por otro lado, también mantiene
como prioridad el abasto y calidad en atención al agua destinada al
abastecimiento. No duda en mostrar con satisfacción el final de las obras en la
por entonces Avenida del Generalísimo.
Todo ello con el fin de garantizar una
mayor fluidez en el tránsito diario bajo una de las arterias viarias
portuenses. También y, atendiendo al fin turístico de la ciudad, se trabajaría
en las piscinas de la zona de Martiánez. Como proyectos a largo plazo, el
alcalde llega a establecer la necesidad de obtener medidas respecto al
cementerio municipal, la enseñanza primaria, la zona deportiva, la construcción
de viviendas sociales y, junto a todo ello, ofrecer zonas de aparcamiento que
permitieran a los visitantes y locales disfrutar plenamente del conjunto
portuense.
Ante la pregunta sobre el crecimiento urbanístico de la
ciudad, el alcalde manifiesta algunas impresiones en atención al plan de 1958,
destacando que, ese proyecto, ya había actuado y permitido encauzar la
actividad privada hacia objetivos turísticos. Sin embargo, no duda en expresar
que se debía seguir trabajando con nuevas líneas que permitieran marcar un
futuro en el horizonte de la ciudad. En ese ámbito el alcalde es claro y no
duda en reflejar la necesidad de favorecer la construcción de viviendas
sociales.
Por otra parte, expone sus impresiones respecto a la
necesidad de seguir trabajando por una correcta conexión con la capital. Llega
a expresar su opinión positiva de crear un nuevo punto de acceso con el fin de
superar el estrangulamiento de tráfico en la entrada de la ciudad. No duda
también en señalar con optimismo la llegada del año 1971 ante la finalización de
los trabajos en la autopista del norte. Por último, manifiesta sus impresiones
respecto a la construcción de un nuevo aeropuerto en la isla. Proyecto que,
desde su punto de vista, se complementaría a lo ya existente con el aeropuerto
de los Rodeos y, por otra parte, lograría permitir un aumento en la expansión
turística.
Todo ese esfuerzo y acción lo sintetiza con unas bellas
palabras finales: “Estoy plenamente convencido de que el Puerto de la Cruz se
integrará muy pronto como una gran Ciudad Turística. Para ello, trabajaremos
incansablemente, con el fin de que las futuras generaciones encuentren la
máxima comodidad y facilidades en su promoción cultural, para que el turismo se
acoja a las mejores instalaciones posibles, y en definitiva, para que nuestra
Ciudad constituya un centro turístico, cómodo, amable, tranquilo y de la
categoría que a su prestigio corresponde”.
Una reflexión que rescatamos a modo de homenaje ante los
cincuenta años del nombramiento de un alcalde que experimentó, al igual que
otros tantos protagonistas durante esos momentos, una etapa marcada por numerosos
cambios e incertidumbres con el fin de consolidar y trabajar por la proyección de
un municipio pionero desde el punto de vista turístico.
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