Octavio Rodríguez Delgado (Cronista Oficial de Güímar)
Con motivo
del hermanamiento entre La Gomera y el municipio tinerfeño de Güímar, en el que
reside un elevado número de hijos de la isla hermana, el 29 de junio de 2002
tuve la oportunidad de pronunciar un discurso ante las autoridades de ambos
lugares, encabezadas por el presidente del Cabildo de La Gomera, don Casimiro
Curbelo, y el alcalde-presidente del Ayuntamiento de Güímar, don Gumersindo
Rigoberto González, con asistencia de un numeroso público. Por el posible
interés que puede tener, lo reproducimos a continuación, aunque con nuevos
datos que hemos ido incorporando desde entonces.
LEGENDARIOS
En los últimos siglos, muchos gomeros han salido de su isla natal para establecerse en el municipio tinerfeño de Güímar. [Postal de la FEDAC]. VÍNCULOS
Aunque
tradicionalmente se cree que la llegada y el establecimiento de gomeros en el
municipio de Güímar se ha producido casi exclusivamente en el siglo XX, en este
trabajo pretendo demostrar que este contacto humano se ha venido produciendo
desde mucho antes y no sólo en un sentido.
Podría
comenzar recordando la leyenda de Gara y Jonay, el amor imposible entre una
princesa gomera y un príncipe guanche de Tenerife, que algunos autores sitúan
en el Menceyato de Adeje y otros en el de Güímar. Pero fuese o no güimarero
Jonay, lo cierto es que la poetisa gomera-güimarera doña Isabel Medina Brito
incluyó esta leyenda en uno de sus cuentos y que el maestro, escritor y poeta
don Domingo Chico González, corresponsal oficial e hijo adoptivo de Güímar, le
dedicó su novela “Sangre y Amor en el Garajonay”, que fue presentada en San
Sebastián de La Gomera en 1985. Este mismo escritor publicó en 1990, con el
patrocinio del Cabildo insular, un poemario titulado “Al Oeste mi voz. La
Gomera en vivo”, canto apasionado dedicado a dicha isla y a sus gentes, como
presagio del citado hermanamiento, pues señalaba en su dedicatoria: “Hay
ocasiones en que el corazón y una isla se hermanan”.
EL FLUJO HUMANO DESDE LA GOMERA HACIA GÜÍMAR
Centrándonos
en la Historia, la primera referencia a la presencia gomera en Güímar se
remonta nada menos que a los momentos inmediatos a la Conquista de nuestra
isla, pues el 7 de septiembre de 1501 el Cabildo de Tenerife tomó el siguiente
acuerdo: “Ordenaron e mandaron el señor Gobernador con acuerdo e voto de los
señores del Cabildo que todos los ganados de los gomeros anden en Güímar e no
en otra parte alguna”. Y el 4 de agosto de 1503 se acordó asimismo que habrían
de traerse a este lugar “mil cabras de los gomeros”. Así pues, fueron pastores
aborígenes de La Gomera los primeros hijos de dicha isla que pisaron nuestro
actual municipio.
En los
siglos siguientes, algunos gomeros continuaron asentándose en este Valle,
aunque de forma esporádica y aislada. Pero fue de los años veinte a los
cuarenta del pasado siglo XX cuando se produjo un espectacular crecimiento de
la población en el municipio de Güímar, motivado por la puesta en cultivo de
las zonas costeras, con la expansión del regadío, pues se necesitaba mano de
obra para la sorriba de las fincas de tomateras y plataneras, para los
distintos salones de empaquetado que se abrieron en este pueblo, para las
galerías de agua, las canteras de bloques o para la construcción. Todo ello
atrajo una importante masa de jornaleros y peones, especialmente de los municipios
del Sur y de varias islas, entre ellas Lanzaronte, Fuerteventura y La Gomera,
que aquí se establecieron con sus familias, contribuyendo a enriquecer
profesional y humanamente a este municipio.
Fátima es el barrio de
Güímar en el que se han asentado más gomeros, que coadyuvaron a su
fundación. [Foto Archivo Municipal de Güímar].
Mucha de esta gente humilde fijó su residencia en El
Volcán, donde improvisaron unas rudimentarias viviendas, hasta que en los años
cuarenta el Ayuntamiento aprobó la urbanización de dicha zona, repartiendo
entre los vecinos solares de 300 metros cuadrados, con la condición de
construir las casas según los planos elaborados por el aparejador municipal
güimarero don Felipe Padrón Sanabria; el resultado fue una ciudad jardín
lineal, desarrollada a partir de una vía principal, la Avenida de Venezuela.
Así surgió de El Volcán el actual Barrio de Fátima, con gentes de muy diversas
procedencias, que han contribuido a formar y consolidar este populoso núcleo,
el más próspero del municipio, en cuya fundación destaca sin duda el
protagonismo de un considerable número de familias gomeras, cuya descendencia
suma más de un millar de personas, integradas perfectamente en su nueva tierra.
Esta corriente inmigratoria se ha mantenido casi hasta la actualidad, aunque
más ralentizada y volcada en los sectores secundario y terciario.
Por ese
motivo, muchos güimareros que hoy llevan los apellidos Barroso, Chinea, Cubas,
Darias, Herrera, Medina, Mendoza, Montesinos, Negrín, Padilla, Piñero, Plasencia
y Simancas, más algunos Brito y Trujillo e, incluso, una rama de los Delgado de
El Escobonal, en la que me incluyo, tienen una indudable ascendencia gomera.
Que nosotros conozcamos, el primer gomero destacado que se
estableció en esta localidad fue FRAY ANTONIO ABAD CRUZ, nacido en el Valle de
Hermigua hacia 1761, quien ingresó en el convento de su pueblo natal de la
Orden dominica y, tras ordenarse de presbítero, pasó a Tenerife, donde
transcurrió el resto de su vida. Perteneció a la comunidad dominica de
Candelaria durante 10 años, en los que desempeñó los cargos de depositario y
director del Santísimo Rosario. Vino luego a Güímar, donde residió durante
otros 13 años, cuatro de ellos como prior; en esta localidad recibió el título
de predicador general y actuó como notario público. Posteriormente se trasladó,
también como prior, al convento de la Consolación de Santa Cruz de Tenerife, en
el que además se le nombró misionero del Santísimo Rosario y Lector “para los
casos de conciencia”; en este período recibió el título de presentado. Durante
la primera Desamortización se secularizó y residió en la capital y en Güímar;
tras ella, fue de nuevo morador del convento de esta última localidad y prior
del de Candelaria durante seis años. Y después de la segunda secularización se
estableció definitivamente en nuestro municipio, donde falleció siete años más
tarde, en 1843. Estuvo conceptuado como uno de los mejores oradores sagrados de
su época y varios historiadores creyeron erróneamente que era natural de Güímar.
Debemos recordar también a doña MARÍA DEL ROSARIO MORA Y
GONZÁLEZ, nacida en Vallehermoso, que en 1867 contrajo matrimonio con el
ilustre güimarero don Constantino Hernández Rodríguez, coronel de Infantería y
líder del Partido Liberal de Tenerife. Doña María del Rosario vivió y murió en
Güímar, donde dejó destacada sucesión, pues fueron sus hijos: doña Josefina
Hernández Mora, que también nació en Vallehermoso y falleció soltera en Güímar;
doña América Hernández Mora, que casó en Güímar con don Waldo Gutiérrez
Marrero, general de brigada de Infantería y gobernador militar de Cádiz; don
Arístides Hernández Mora, destacado poeta y secretario del Ayuntamiento de
Güímar; don Aníbal Hernández Mora, profesor mercantil, secretario del mismo
Ayuntamiento de Güímar, consejero del Cabildo Insular de Tenerife y del
Instituto Nacional de Previsión, y presidente de la Cámara Oficial de la
Propiedad Urbana de Santa Cruz de Tenerife; doña África Hernández Mora, que
nació y murió en Güímar, donde había contraído matrimonio; y don Alcibíades
Hernández Mora, médico, consejero de los Cabildos de Tenerife y Gran Canaria, y
destacado periodista, que murió en Las Palmas.
Asimismo,
entre los primeros gomeros establecidos en el municipio de Güímar figuran dos
hermanos naturales de San Sebastián de La Gomera, don ANTONIO JOSÉ CUBAS
PADILLA, que nació en 1847 y después de llevar cuatro años viviendo en Güímar,
en 1874 contrajo matrimonio en esta localidad con doña Florentina Hernández
Duque, natural y vecina de El Escobonal, donde se establecieron. Don José
trabajó como labrador y herrero. Además, construía pequeñas imágenes con ramas
y raíces, sobre todo crucificados para colocar en las mesillas de noche, que
barnizaba de negro; cuando ya había confeccionado unos cuantos los metía en una
cesta y los llevaba a la iglesia para que fuesen bendecidos por el cura del
pueblo; luego recorría el Sur de la Isla (llegando hasta Granadilla), donde los
vendía o intercambiaba por alimentos, preferentemente higos pasados y porretas.
También tuvo una cierta actividad pública, pues fue elegido vocal de la Junta
municipal por la Sección de El Escobonal y actuó como interventor en las
elecciones convocadas para diputados a Cortes. Don José Cubas Padilla falleció
en Santa Cruz de Tenerife en 1905.
Los hermanos Cubas Padilla
se establecieron en El Escobonal (en la imagen). [Foto Benítez].
El otro
hermano, don ABELARDO CUBAS PADILLA, nació en la capital gomera hacia 1850 y se
avecindó también en El Escobonal. En dicha situación, en 1878 contrajo matrimonio
con doña Rita Castro Díaz, vecina de dicho pueblo, donde nacieron sus 12 hijos.
Aunque su profesión era la de labrador, actuó durante años como escribiente y
agrimensor, por lo que era requerido para hacer particiones, así como para
redactar hijuelas y escrituras de compraventa. Ejerció asimismo como sochantre
de la ermita de San José de El Escobonal, colaborando con el párroco de Güímar
en las misas que allí se celebraban, sobre todo con motivo de las Fiestas
Patronales. Además, desempeñó diversos cargos de relieve en su pueblo adoptivo,
pues fue nombrado alcalde pedáneo de Agache, delegado del juez municipal de
Güímar, fielatero de El Escobonal y sus caseríos limítrofes, e interventor en
casi todas las elecciones, tanto en las municipales como en las de diputados a
Cortes y diputados provinciales. Don Abelardo Cubas Padilla falleció en su
domicilio de El Escobonal en 1914, dejando bienes de importancia y una amplia
sucesión, que aún se conoce como “Los Gomeros”.
A lo largo del siglo XX dos militares gomeros se
avecindaron en esta localidad: don AGUSTÍN DARIAS ARTEAGA, nacido en la Villa
de San Sebastián de La Gomera en 1851, que fue capitán honorífico de Infantería
y murió en Güímar en 1923, donde dejó descendencia; era el padre del ilustre
herreño don Dacio Victoriano Darias Padrón, comandante honorífico de
Infantería, profesor, historiador y Cronista Oficial de El Hierro, quien
también vivió y ejerció en Güímar. Y don DAMIÁN GASCÓN RUIZ, nacido en
Vallehermoso en 1921 e hijo de la recordada maestra doña María de la Paz Ruiz
Rodríguez, que fue sargento de Infantería y en 1947 contrajo matrimonio en
Güímar, localidad en la que vivía desde los diez años y donde murió en 1990.
Pero como
ya hemos indicado, el mayor establecimiento de gomeros en Güímar coincidió con
el desarrollo del Barrio de Fátima, en el que la mayoría fijó su residencia. Al
principio, casi todos los que llegaron aquí trabajaron como jornaleros y
obreros de empaquetados, pero luego muchos se fueron dedicando a la
construcción y, más recientemente, al sector servicios, algunos de ellos como
comerciantes y profesionales autónomos. No obstante, algunos se establecieron
en otros barrios, como don URBANO BERMÚDEZ PÉREZ, nacido en Playa Santiago
(Alajeró) hacia 1924, quien siendo herrero y vecino de El Escobonal, en 1948
contrajo matrimonio en Güímar con una vecina de Pájara.
Entre los gomeros establecidos en Güímar, algunos han
trabajado para el Ayuntamiento de la localidad, como don SEBASTIÁN HERRERA
JEREZ, quien nació en San Sebastián de La Gomera hacia 1918, vivió en El
Puertito y trabajó como vigilante temporero de la Administración de Arbitrios
de 1948 a 1953. Y don FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ NAVARRO, que nació en
Vallehermoso en 1959 y perteneció a la plantilla de la Policía Municipal de Güímar
de 1990 a 1994.
También han fijado su residencia en este municipio dos
policías nacionales, don IGNACIO HERRERA RODRÍGUEZ, nacido en Agulo y casado en
1980 en El Escobonal, donde reside. Y don DOMINGO MESA MEDINA, nacido en
Vallehermoso, quien en 1979 contrajo matrimonio en Güímar, donde ya estaba
domiciliado.
D. Rubén José Fagundo, que
fuera párroco de El Escobonal y de Güímar, además de arcipreste del distrito e
Hijo Adoptivo de este municipio. Y D. Antonio Damián Herrera, actual párroco de
Agache.
Un
sacerdote nacido en San Sebastián de La Gomera, don JOSÉ CRUZ Y BENCOMO, fue
cura ecónomo de San Pedro de Güímar y arcipreste del partido de 1905 a 1906; y
otro, nacido en Vallehermoso, don RUBÉN JOSÉ FAGUNDO GARCÍA, fue cura párroco y
arcipreste de Güímar de 2004 a 2010, siendo nombrado Hijo Adoptivo de esta
ciudad con motivo de su cese. Y cinco curas gomeros, tres de ellos de
Vallehermoso, han estado al frente de la parroquia de San José de El Escobonal:
don HERNANDO PERDOMO MESA, de 1971 a 1973; don JOSÉ VERA RODRÍGUEZ, de 1973 a
1974; don DANIEL JOSÉ PADILLA PIÑERO, de 1983 a 1985, quien luego fue vicario
general de la Diócesis; el ya mencionado don RUBÉN JOSÉ FAGUNDO GARCÍA, de 1985
a 1986; y don ANTONIO DAMIÁN HERRERA CHÁVEZ, de 2008 hasta el presente; los tres
últimos han sido párrocos de toda la comarca de Agache.
Varios
maestros gomeros han ejercido en los distintos colegios de Güímar, entre ellos:
doña MILAGROS GASCÓN RUIZ, natural de Vallehermoso y ya fallecida, que estuvo
destinada durante varios años en el colegio “Hernández Melque”; doña MARÍA
LOURDES ARTEAGA DARIAS, de San Sebastián de La Gomera, que regentó la escuela
de niñas de La Medida durante 10 años; doña AMPARO HERNÁNDEZ GARCÍA, de Valle
Gran Rey, que ejerció en la escuela de El Escobonal durante 8 años; doña ROSA
MARGARITA DAMAS Y ESTÉVEZ, que nació en San Sebastián de La Gomera, aunque es
oriunda de Güímar, donde fundó familia al contraer matrimonio con el recordado
maestro don José Estévez Díaz, y ejerció durante más de tres décadas entre los colegios
“Hernández Melque” y “Alfonso X El Sabio”, del que fue jefe de estudios; doña
CAMILA ISIDORA CARRILLO MORA, nacida en Vallehermoso y maestra primero del
colegio “Julián Zafra” y luego del “Hernández Melque” de Güímar durante 17
años, hasta su jubilación; el marido de ésta, don PEDRO ELOY TRUJILLO ASCANIO,
componente de los “Amigos del Arte”, que ejerció durante 23 años en esta
ciudad, entre el colegio “Hernández Melque”, del que fue secretario durante
muchos años, y el instituto “Mencey Acaymo” hasta su jubilación; y doña MARÍA
DEL PILAR FORTÚN RODRÍGUEZ, nacida en Chipude y afincada en Fasnia, que estuvo
destinada durante 17 años en el colegio “Hernández Melque”, del que fue su
última directora, y luego en el instituto “Mencey Acaymo”.
Merece una
consideración especial el maestro don SALVADOR SERAFÍN CHINEA, natural de El
Cercado (Chipude), que ejerció en Güímar durante varias décadas, de las cuales
más de un cuarto de siglo en el colegio público “Julián Zafra”, del que fue
director; pero sobre todo porque fue el primer concejal que representó al
Barrio de Fátima en el Ayuntamiento de Güímar, de 1974 a 1979. Aparte de él,
otro gomero ha representado a dicho barrio en la Corporación municipal
güimarera, don LUCAS DÍAZ GARCÍA, nacido en Hermigua, funcionario de Correos y
concejal de Güímar de 1991 a 1995.
Dª. Isabel Medina Brito, maestra y escritora
Quiero
dedicar un apartado especial a la maestra y escritora doña ISABEL MEDINA BRITO,
nacida en Hermigua. De muy corta edad se estableció con sus padres en Güímar,
donde contrajo matrimonio y nacieron cuatro de sus hijos, entre ellos la
cantautora Marisa Delgado Medina. Muy joven aún trabajó en la radio, combinando
luego las tareas familiares con el estudio. Ya como maestra ejerció durante dos
años en su Gomera natal y luego en Granadilla de Abona, donde continúa
viviendo. Destacada escritora, tiene en la Poesía su especial manera de
explicar el mundo, por lo que entre sus publicaciones destacan varios
poemarios: “Gánigo de ausencias”, “Chácaras de silencio” y “La canción del
Alisio”. Otras publicaciones suyas son los “Cuentos Canarios para niños”, con
tres tomos; “Iniciación a la Literatura canaria”, con dos ediciones; “Teatro
para los más jóvenes”, “El Tesoro del pirata Cabeza Perro” y “El guardián del
Malpaís”, dedicados a Güímar, etc. Además, grabó el disco “Antología poética:
Isabel Medina en su propia voz” y es considerada la escritora infantil más
prolífica de Canarias. Ha participado en encuentros poéticos y recitales, ha
realizado giras artísticas por Cuba, Venezuela y Nicaragua; y varios artistas
canarios, como Taburiente, Taller Canario, Verode y su propia hija Marisa han
musicalizado algunos de sus textos.
El hermano
de la anterior, don MIGUEL ÁNGEL MEDINA BRITO, nacido también en Hermigua, a
los cinco años se estableció con su familia en Güímar, donde contrajo
matrimonio y vivió hasta que regresó a su isla natal, al ser nombrado director
de la sucursal del Banco de Santander de Vallehermoso, donde permaneció durante
cinco años, desde 1984 hasta 1989. En ese tiempo, su esposa, la güimarera doña
CONCEPCIÓN DELGADO FUMERO, abrió un bazar en dicha localidad, con vídeo club y
floristería, en el salón que tenían bajo su vivienda; y además hacía los
arreglos florales para la iglesia parroquial y para los escenarios de los
festivales que se celebraban por las fiestas patronales.
Finalmente,
dos empresarios también sirven también de ejemplo para estrechar los lazos
entre Güímar y La Gomera: don ANTONIO PLASENCIA SANTOS, nacido en dicha isla en
1936 y actual presidente de la Federación Provincial de Entidades de la
Construcción, que ha realizado importantes inversiones en Güímar, relacionadas
con distintos sectores, como los áridos, la agricultura y el desarrollo
urbanístico. Y el noruego don FRED OLSEN, establecido en La Gomera y
propietario del Hotel Tecina y de una conocida naviera que, entre otras líneas,
ha servido de puente de unión entre dicha isla y Tenerife, y a quien se debe la
construcción del Parque Etnográfico “Pirámides de Güímar”, donde además tenía
proyectada una urbanización.
EL FLUJO HUMANO DESDE GÜÍMAR HACIA LA GOMERA
En cuanto
al flujo humano en sentido contrario, de Güímar a La Gomera, ha sido menor pero
también ha existido y no debe pasar desapercibido al tratar de hermanamiento.
En primer
lugar, debemos consignar que un apellido considerado como de los más genuinos
de la isla hermana, como es el Bencomo, tiene su origen en Güímar, pues el
güimarero don SALVADOR RODRÍGUEZ ADRIÁN BENCOMO, nacido en esta localidad
tinerfeña en 1681, contrajo matrimonio en Santa Cruz de Tenerife en 1708 con
doña María Francisca de la Encarnación Rodríguez Perera y procrearon a don JOSÉ
RODRÍGUEZ BENCOMO, nacido en dicha capital en 1710, que fue el primer Bencomo
asentado en La Gomera y, por lo tanto, constituyó el tronco de este apellido en
la Isla Colombina, pues sus descendientes lo prefirieron al Rodríguez.
Entre los
güimareros que han vivido o se han establecido en La Gomera no podemos dejar de
mencionar algunos de ellos. Como el sacerdote don JUAN ELÍAS HERNÁNDEZ, nacido
en Güímar en 1832, que fue párroco ecónomo de Chipude en 1861. Y el militar don
MARCIAL GARCÍA PÉREZ, nacido en El Escobonal en 1848, que siendo sargento 1º de
Infantería ejerció durante dos años como brigada del Batallón de La Gomera, de
1879 a 1881.
También
estuvieron destinados en el Puesto de la Guardia Provincial (la antecesora
canaria de la Guardia Civil) en Sebastián de La Gomera, varios hijos de Güímar,
como el cabo 2º don HILARIO DÍAZ ROSA, que actuó en 1880 y 1881 como comandante
del Puesto de la capital gomera y fue reconocido por sus superiores al haber
salvado la vida a un pescador de dicha isla, que se vio arrastrado por la
corriente de un barranco durante un fuerte temporal; y los guardias primeros
don ESTEBAN GARCÍA TEJERA y don SILVESTRE DÍAZ MARRERO, que sirvieron allí en
1883, y don DOMINGO LEANDRO GONZÁLEZ, que lo hizo en 1884. Entre ellos, merece
especial relieve don ALEJANDRO DE LEÓN DÍAZ, nacido en Güímar en 1860, quien
durante varios años prestó sus servicios en San Sebastián de La Gomera como
guardia provincial de 1ª clase; se estableció como propietario en dicha capital
gomera, tras contraer matrimonio con doña María Jerez Armas, natural y vecina
de la misma; destacó como exportador de frutos y desempeñó los principales
cargos de dicha villa, ligado a los partidos monárquicos y a la Unión
Patriótica: interventor electoral, jurado judicial, vocal de la Junta Municipal
de Instrucción Pública, adjunto del tribunal del Juzgado Municipal, vocal
asociado de la Junta Municipal, procurador habilitado de los tribunales, juez
municipal y presidente de la Junta Municipal del Censo Electoral durante ocho
años consecutivos, juez de primera instancia e instrucción accidental en varias
ocasiones, delegado del Gobierno en La Gomera, alcalde de San Sebastián,
diputado provincial, por segunda vez juez municipal durante otros tres años y
2º vicepresidente de la Junta Municipal del Censo Electoral.
Entre los
numerosos maestros güimareros que han desarrollado su labor docente en La
Gomera recordamos, de los más antiguos, a: don ARTURO GÓMEZ ROSA, nacido en
1911, que ejerció en la escuela de El Cercado (en Vallehermoso) durante un
curso, de 1947 a 1948; doña BLANCA PÉREZ MARRERO, nacida en 1915, que regentó
la escuela de niñas de San Pedro en Hermigua durante 13 años, de 1936 a 1949,
primero como interina y luego como propietaria definitiva. Y doña ISABEL PÉREZ
ESTÉVEZ, nacida en 1933, quien ejerció en Playa Santiago, en el municipio de
Alajeró.
Pero entre
ellos ocupa un lugar de honor la recordada maestra doña SOLEDAD ESTÉVEZ DÍAZ,
que nació en Güímar en 1906. En virtud de concurso oposición obtuvo la escuela
unitaria nº 3 de San Sebastián de la Gomera, de la que tomó posesión en 1931
como propietaria provisional y permaneció a su frente nada menos que 45 años.
En la mencionada villa conoció al ilustre gomero don Manuel Damas Negrín, con
quien contrajo matrimonio en Güímar en 1934; éste era agente comercial y
desempeñó el cargo de presidente del Cabildo Insular en la II República, lo que
le costó una estancia en la cárcel durante la Guerra Civil; no obstante, años
después fue nombrado alcalde de la capital gomera. Fruto de este enlace fueron
cuatro hijos, nacidos todos en San Sebastián: doña María Soledad (maestra), don
Manuel Moisés (médico puericultor), don Fernando (maestro y profesor mercantil)
y doña Rosa Margarita Damas Estévez (maes¬tra). Volviendo a doña Soledad, en
1934 obtuvo la propiedad definitiva de su escuela, instalada inicialmente en
diversos salones antiguos, hasta que, años más tarde, quedó incluida en el
colegio “García Escámez” y, por último, en el “Ruiz de Padrón”, de nueva
construcción. Durante cierto tiempo desempeñó el cargo de vocal de la Junta
Local de Primera Enseñanza de San Sebastián; además, en su larga estancia en la
capital gomera recibió un voto de gracia del Ayuntamiento y numerosas
felicitaciones por su fructífera labor docente. Como anécdota, durante la II
República estuvo a punto de ser nombrada alcaldesa de dicha villa, por ser la
funcionaria más antigua que allí residía. En 1976, al cumplir los 70 años de
edad, obtuvo su merecida aunque no deseada jubilación, tras 46 años de
actividad docente, todos ellos, salvo el primero, en La Gomera. Con
anterioridad se le había concedido por el Cabildo de dicha isla el premio
“Villa de San Sebastián”, instituido para premiar a los funcionarios que más
destacasen en su vida profesional, como recompensa a una vida entregada casi
por entero a la Enseñanza; conjuntamente recibió el mismo premio su hijo don
Manuel Damas, a quien en abril de 1989 se le concedió también la Medalla de Oro
de San Sebastián de La Gomera, por su ejercicio en la Villa durante 25 años
como médico puericultor. Años después, ya jubilada, la Sra. Estévez fue
homenajea¬da por sus compañeros y amigos, reci¬biendo una distin¬ción de manos
del presidente del Gobierno Canario don Jerónimo Saavedra Acevedo. Después de
abandonar su vida docente, e incluso tras enviudar, doña Soledad continuó
viviendo en La Gomera, donde dedicaba su tiempo libre a las que habían sido sus
únicas aficiones al margen de su labor profesional, la lectura y el corte y
confección. Los últimos años de su vida los pasó en su isla natal, aunque de vez
en cuando regresaba a La Gomera donde pasaba cortas temporadas, añorando la
etapa dedicada a la Enseñanza que consideraba la más feliz de su vida. Falleció
en Tenerife en 1999.
Doña Soledad Estévez Díaz y sus alumnas de La
Gomera
También
han sido varios los profesores de Enseñanza Secundaria que han ejercido en el
Instituto de San Sebastián de La Gomera, entre los que recordamos a: don
FLORENCIO DÍAZ GARCÍA, profesor de Matemáticas natural de El Escobonal.
En el
aspecto musical, la cantautora güimarera doña MARISA DELGADO MEDINA, hija de la
mencionada poetisa gomera Isabel Medina Brito, abandonó su pueblo natal a los
ocho años de edad, para pasar con su familia al caserío de La Dama en La
Gomera, de donde se trasladó dos años más tarde a Granadilla de Abona, donde
continúa residiendo; fue una de los componentes fundadores del Taller Canario
de la Canción, ha grabado varios discos y actuado en todas las islas, incluida
La Gomera. Y el compositor don ÁNGEL FERNANDO CURBELO JORGE, quien fuera
durante algunos años director de la Banda de Música de San Sebastián.
El último
güimarero que vamos a recordar en esta incompleta relación es el sacerdote y
Lcdo. en Sagrada Teología don PEDRO JORGE BENÍTEZ, nacido en 1960 en el Barrio
de Fátima de Güímar, precisamente el que cuenta con mayor presencia gomera,
cuyo primer destino fue el de párroco de La Candelaria en Chipude y de las
Nieves en La Dama, ambas en el municipio de Vallehermoso; allí inició su
ministerio, en estrecha colaboración con otros tres sacerdotes jóvenes que
querían desarrollar su labor en dicha isla, constituyendo un grupo de trabajo
que muy pronto se ganó la simpatía y el respeto de los vecinos de estas dos
localidades. Además, asistía espiritualmente a los habitantes de otros cinco
caseríos: La Rajita, Arure, Igualero, Herque y Herquito. Tras permanecer
durante tres años al frente de ambas iglesias, en 1989 fue trasladado para
regir las parroquias de otros dos importantes municipios gomeros: las de Ntra.
Sra. de la Encarnación y Santo Domingo de Guzmán en Hermigua, y las de San
Marcos Evangelista y Santa Rosa de Lima en Agulo; su ministerio se extendía
también a los caseríos de La Playa, La Caleta, Los Aceviños, Las Cabezadas, El
Cedro y Estanquillo, en Hermigua; así como a La Palmita y Lepe, en el término
de Agulo. En estas parroquias permaneció otros tres años, al final de los
cuales abandonó La Gomera después de seis inolvidables años de apostolado en la
isla.
El músico D. Ángel
Fernando Curbelo Jorge, que fuera director de la Banda de San Sebastián, y el
sacerdote D. Pedro Jorge Benítez, antiguo párroco de Chipude, La Dama, Hermigua
y Agulo.
No podemos
olvidar además, que muchas agrupaciones musicales güimareras han visitado La
Gomera en numerosas ocasiones, donde han actuado y dejado muestra de su buen
hacer, como: la AGRUPACIÓN VOCAL E INSTRUMENTAL “AMIGOS DEL ARTE” y la BANDA DE
MÚSICA DE GÜÍMAR, que en los años setenta se desplazaron a San Sebastián de la
Gomera para actuar en las Fiestas Patronales de la capital gomera, por cuya
participación el Ayuntamiento de dicha villa les entregó una prestigiosa
distinción, el “Huevo de Colón”, y ambas volvieron a San Sebastián en enero de
2002, con una amplia representación del municipio de Güímar, con el fin de
participar en las Fiestas Patronales y dar forma oficial al hermanamiento entre
esta ciudad y aquella isla; la DANZA DE LAS CINTAS DE EL ESCOBONAL, que de
manos del Tagoror Cultural de Agache actuó en la Bajada de la Virgen de
Guadalupe, en 1983; el BALLET “D'ANITRA” DE GÜÍMAR, dirigido por Mary Carmen
Hernández, que actuó en las fiestas de San Sebastián de La Gomera; la RONDALLA
“ATENGUAJOS” DE EL TABLADO, que con motivo del Hermanamiento entre Güímar y La Gomera
participó en la romería en honor a San Sebastián en la capital gomera.
EL HERMANAMIENTO DE GÜÍMAR CON LA GOMERA
La ciudad
de Güímar no ha olvidado los estrechos lazos que la unen con La Gomera, pues
por un lado ha reconocido a algunos de sus hijos más ilustres y por otro a todo
el pueblo de la isla hermana. Así, en 1981 el Ayuntamiento de esta ciudad
acordó dar el nombre de dos ilustres hermanos gomeros a sendas calles de
Güímar. Se trataba del profesor y biólogo marino don CARMELO GARCÍA CABRERA y del
poeta don PEDRO GARCÍA CABRERA, ambos nacidos en Vallehermoso y fallecidos en
Tenerife. Este último, don Pedro, vivió durante varios años en la desaparecida
Residencia de El Puertito de Güímar.
Homenaje a la isla de La
Gomera, celebrado en 1982 en las Fiestas de Fátima
Teniendo
en cuenta que más del 60 % de la población del Barrio de Fátima, el más
populoso del municipio, era oriunda de La Gomera, el 17 de mayo de 1982 la
Asociación de Vecinos de dicho barrio, con la colaboración del Ayuntamiento de
Güímar, organizó un HOMENAJE A LA ISLA DE LA GOMERA, al que asistieron el
alcalde de San Sebastián de La Gomera y la Agrupación Folklórica de San
Sebastián, así como dos silbadores; además actuaron la Rondalla “Chinguaro” de
Güímar, la Rondalla “El Escobonal”, los “Amigos del Arte” y “Los Chincanairos”.
En dicho acto, se entregó una placa conmemorativa al matrimonio gomero con más
años de residencia en este municipio, don Maximiliano Negrín Ramos y doña
Guadalupe Plasencia Piñero, por ser los gomeros vivos que primero llegaron a
este barrio.
Por otro
lado, a partir de 1999 y durante tres años la comisión de Fiestas de Fátima,
con la colaboración del Ayuntamiento, quiso rendir HOMENAJE A LA GOMERA dentro
del programa de actos, por cuyo motivo hasta este barrio vinieron diversas
agrupaciones musicales y autoridades de la vecina isla, encabezadas en el año
2000 por el presidente del Cabildo y en el 2001 por el vicepresidente de la
Corporación insular.
En 2001,
se acordó dar forma oficial al HERMANAMIENTO ENTRE GÜÍMAR Y LA GOMERA, por lo
que el 25 de octubre de dicho año el Ayuntamiento de Güímar aprobó en Pleno
dicho hermanamiento, que se hizo efectivo el 18 de enero de 2002 en San
Sebastián de La Gomera, a donde se desplazó una amplia representación del municipio
de Güímar, con el fin de participar en las Fiestas Patronales; estaba
encabezada por varios miembros de la Corporación municipal y de ella formaban
parte la Agrupación vocal e Instrumental “Amigos del Arte”, la rondalla
“Atenguajos” de El Tablado y la Banda de Música de esta ciudad. Y el 29 de
junio de ese mismo año se celebró oficialmente la segunda parte del
hermanamiento, con la presencia en Güímar de las máximas autoridades insulares,
al frente de las cuales se encontraba el presidente del Cabildo, don Casimiro
Curbelo.
Así se le
dio carácter oficial a esa unión de siglos entre el municipio de Güímar y la
isla hermana de La Gomera, que ha permitido la mezcla de genes y de apellidos,
y el que muchísimos gomeros y sus descendentes se sientan hoy güimareros, sin
olvidar su tierra de origen, y que muchos güimareros hayan ejercido su
actividad profesional y en algunos casos fundado familia en La Gomera, isla que
ya ha quedado grabada para siempre en sus corazones.
[blog.octaviordelgado.es]
No hay comentarios:
Publicar un comentario