José Melchor
Hernández Castilla
El investigador Manuel Rodríguez Mesa, en su libro
“Puerto de la Cruz: precisiones sobre sus orígenes y evolución (2015)”, reseña
que la pestilencia o el mal de Landres que asoló Garachico en 1601 se convirtió
en una oportunidad para la Caleta de la Cruz (Puerto Nuevo), al verse libre de
tal enfermedad; y, en cierto modo, fue el iniciador del despegue poblacional
del puerto de la Cruz.
En 1602, se concede dos terrenos (“dos sitios para
fabricar en ellas unas casas para el recogimiento de los frailes…) a los
religiosos dominicos del convento de San Benito de La Orotava, aunque ellos
sólo aprovecharán de uno, que se hallaba entre “cuatro calles reales: la del
convento, la que corre por la plaza de la Parroquia y la que del Convento de
Santo Domingo va para el puerto y muelle”, a excepción de las casas o bodegas
de Juan de Francia y el terreno de
la casa de la viuda de don Domingo
Mendaño (Calero Ruiz, Clementina. 1982. Convento de San Pedro González
Telmo Sitio Para su Fundación cedido por el Cabildo en Homenaje a Alfonso Trujillo. Arte y Arqueología. Tomo I.
Litografía Romero, Santa Cruz de Tenerife,
página 154). El 16 de octubre de 1606, aumentan su parcela en cincuenta
pies más, mencionando a los vecinos y testigos, Asencio Hernández, tonelero, y Manuel
Rodríguez, barquero. La ermita de
San Pedro González Telmo del Puerto de la Cruz se comenzó a construir en el año
1608 mediante los frailes del Convento de San Benito de La Orotava; y el
hospicio se terminó entre 1609 y 1612, cuando comenzaron a residir en él los
dichos frailes La ermita estaba orientada hacia el poniente, en dirección hacia
la Rambla y el hospicio era una pequeña casa junto a la ermita mirando hacia la
cumbre, quedando una plazuela por la parte de delante. El hospicio se convirtió
en vicaría entre 1616 y 1617, y la ermita ya era ya nombrada en 1618 como “la
iglesia de Nuestra Señora del Buen Viaje de este Puerto, que era la iglesia que
tienen los frailes del Señor Santo Domingo”. (Calero Ruiz, Clementina, 1982.
Convento de San Pedro González Telmo, páginas 157, 159 y 162).
Manuel Rodríguez Mesa
(2015) nos facilita el plano de los solares donados a los dominicos, y que los
mismos cedieron a tributo a los vecinos; y que, en 1732, dan a conocer por un
pleito con el capitán Andrés Estévez, mediante Fray de Vinalea y Fray Pedro de
Barrios. A pesar de que el plano de principios del siglo XVII no está en buen
estado lo expondremos, ya que le acompaña un texto explicativo del mismo:
Solar nº 1, data a Martín
Alonso, ante el escribano Roque Xuárez, abril 1612. Solar nº 2, data de Andrés
Martín, abril 1612.
Solares nº 3, 4, 5 y 6,
dos datas de Itazar de Morales ante el escribano, 24 de diciembre 1610,
y 7 de mayo de 1612. Dicho Morales vendió luego a Salvador Hernández el
que contiene el número 3, ante Essn, en 1614. El número 4, lo vendió Morales a Francisco
Bienvenido el 3 de junio de 1614. Los número 5 y 6, los vendió Morales a
Francisco Rodríguez, el 22 de diciembre de 1612. Francisco Rodríguez se
quedó el número 5 y vendió el número 6 a Salvador Almeyda, el 12 de
febrero de 1614.
Solar nº 7, fue sitio
agregado a Francisco Bienvenido.
Solar nº 8, data a Salvador
Hernández, que agregó al sitio que compró a Itazar Morales el 27 de marzo
de 1615.
Solar nº 9, data a Antonio
Govea el 3 de enero de 1615, ante el escribano Juan González de Franchis.
Solar nº 10, data a Salvador
de Almeyda ante el escribano Roque Xuárez, el 5 de diciembre de 1614, que
agregó a la que compró a Francisco Rodríguez.
Solar nº 11, data a Juan
Fernández Sálamo, el 23 de septiembre de 161?, ante el escribano Roque
Xuárez.
Solar nº 12, sitio de
González que le dio al Convento sin tributo porque tomó solares en otra
parte.
Solar nº 13, sitio de Pedro
Díaz Francisco.
Solar nº 14, herederos
de Juan de Francia, uno y otro sin tributo de fundo por data anterior que
les hizo el Cabildo.
Solar nº 15, data de La
Torre Leal, el 9 de febrero de 1608.
Solar nº 16, data a Suplicio
Thalarico ante Juan González de Franchy, el 30 de junio de 1615.
Solar nº 17, data a Matías
López, por dejación de solar que se dio a Gonzalo Hernández, el 9 de
septiembre de 1615.
El callejón de Almeyda (apellido
de Salvador de Almeyda) es el beneficiado de solares hacia 1614, que va a dar
al sitio donde más adelante se construiría la ermita de Nuestra Señora de la
Peña; así, Salvador de Almeyda, zapatero de profesión, dispuso de más de una
vivienda (además de los solares 6 y 10), que dona a sus hijas; una, a Ana
Francisca Acevedo casada con Andrés Rodríguez (hijo de Francisco
Rodríguez y María de Fleitas), y otra, a Beatriz de Almeyda (Rodríguez
Mesa, Manuel, 2015. “Puerto de la Cruz: precisiones sobre sus orígenes
y evolución”.
Páginas 111 y 114).
Así, entre 1608 y 1615, los propietarios o
beneficiados de los solares cedidos por los dominicos son: Martín Alonso (nº 1), Andrés Martín (nº
2), Itazar de Morales (que vendió todos sus solares), Salvador Hernández (nº
3), Francisco Bienvenido (nº 4 y nº 7), Francisco Rodríguez (nº 5), Salvador
Almeyda (nº 6 y nº 10), Salvador Hernández (nº 8), Antonio Govea (nº 9), Juan
Fernández Sálamo (nº 11), Convento (nº 12), Pedro Díaz Francisco (nº 13),
herederos de Juan de Francia (nº 14), La Torre Leal (nº 15), Suplicio Thalarico
(nº 16) y Matías López (nº 17).
El 4 de agosto de 1622, Antonio Álvarez declara haber adquirido una propiedad que “había
pertenecido a Antón Fonte… lindaba
por el naciente con Pedro de Mesa y
por el poniente con Pedro Díaz” (Rodríguez
Mesa, Manuel (2015). “Puerto de la Cruz: precisiones sobre sus orígenes
y evolución”. Página 114).
Según nos relata Antonio Galindo Brito, en su
artículo “La Iglesia de Nuestra Señora de La Peña, 9 de diciembre de 2018”, en
el portal www.puertodelacruz.com,
identifica a 6 vecinos (Juan de Francia,
comerciante; Manuel González, apodado El Viejo; Manuel González, hijo del anterior; Asencio Hernández o Fernández,
tonelero; Sebastián Rodríguez El Viejo,
vendedor; y su hijo Sebastián Rodríguez,
marinero) de 7 que solicitan en septiembre de 1604 que, “en el dicho
Puerto estamos los vecinos mal, sin tener ermita ni iglesia en la que podamos
oír misa cada vez que lo solicitemos”, y para ello otorgan un poder de representación a Domingo Carrillo, alguacil y guarda del muelle, ante el escribano
de La Orotava, Nicolás de Cala, para que interceda por ellos frente al obispo. Siguiendo
el mismo artículo de Galindo Brito (2018), en 1606, Juan de Tejera, almojarife (recaudador de impuestos) de la Real
Aduana, realiza una compra a Blas González,
ante el escribano Nicolás de Cala, “una casa baja, cubierta de teja, con las
paredes de piedra y barro, y la madera de aceviño, con un colgadizo de paja que
tenía junto a la casa… todo linda por una parte, hacia la mar, con casas de
Juan Texera, por delante la calle Real que dicen de La Cruz, por la parte
arriba, calle que va a salir al Charco de los Camarones y Camino Real que va
del Realejo al Puerto, y por detrás con solares de Blas González”. Además,
adquiere, también, un sitio y solar que lindaba “con sitio y solar de Bartolomé
Díaz Esperiel, por otra parte con sitio y solar de Juan Tejera y con el Camino
Real que va del Realejo al Puerto y por la parte de arriba y hacia la Iglesia
de la Cruz, con sitio y solar de Juan Texera”. La Iglesia de la Cruz es la
Iglesia de San Juan Bautista, corroborado por una escritura con fecha de
noviembre de 1607, donde se cita como uno de los lindes “la ermita que
construyó Juan de Texera”.
Asimismo,
Clementina Calero Ruiz (decreto 62/2013, de 31 de mayo. Iglesia de San
Francisco y los bienes muebles vinculados a la misma. Bien de Interés Cultura)
escribe lo siguiente sobre dicha ermita o iglesia de San Juan Bautista:
"Entre los años de 1599 y 1608 se
construyó en el Puerto de la Cruz una ermita cuyos gastos fueron sufragados por
el almojarife del lugar D. Juan de Texera, propietario del mencionado recinto
religioso, dedicado a San Juan Bautista.
Posteriormente D. Juan de Texera cedió la ermita a los frailes franciscanos con el fin de que establecieran en ella una vicaría de dos o tres sacerdotes sujetos al guardián de La Orotava, para que dijeran misa, confesaran y ayudaran en lo espiritual a los vecinos que, siendo en número de 40 a 50, no había clérigo que quisiera bajar desde la mencionada villa a decirles misa por la distancia, tomando posesión efectiva de la ermita en 1609”.
Continuando con el investigador Galindo Brito (2018), nos señala la
construcción de la ermita o iglesia de Nuestra Señora de la Peña: “La construcción de la nueva iglesia se dilató bastante y de los datos de
que se dispone resulta claro que en 1628 aún no estaba acabada. Según A. Rixo,
en septiembre de 1630, ya estaban construidas las paredes de este templo, que
según su estimación debía tener un área de cosa de 34 varas de larga y
8 de ancha, puesto que se techó con 11.290 tejas, sin incluir la capilla mayor,
que se construyó mucho después, es decir, la nueva iglesia medía
aproximadamente 28,42 metros de largo por 6,68 metros de ancho, lo que da una
superficie de 189,84 metros cuadrados”.
En conclusión, desde principios del siglo XVII (1602), existe un renovado
interés por situar a la Caleta de la Cruz o puerto de la Cruz (puerto nuevo) como
punta de lanza económica de la zona, algo que atrajo el interés de los
dominicos, franciscanos y de los propios feligreses de la zona. La creación de
tres iglesias o ermitas en tan corto periodo (Iglesia de San Juan, 1599-1608;
Iglesia de Nuestra Señora del Buen Viaje, 1608-1618; y la Iglesia de Nuestra
Señora de la Peña, 1630), es la muestra del despegue poblacional del puerto de
la cruz de La Orotava.
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