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viernes, 8 de mayo de 2020

AIRE PURO


Salvador García Llanos

Hay que fijarse en los contenidos del más reciente informe de la organización Ecologistas en Acción. Y es que algunas conclusiones son muy llamativas para interpretar las mejores condiciones de vida generadas en plena pandemia, la calidad del aire urbano, en definitiva. El informe se fundamenta en el análisis de los datos oficiales de dióxido de nitrógeno (NO2), extraídos de ciento veintinueve estaciones de medición, repartidas entre las veintiséis principales ciudades españolas (todas las mayores de ciento cincuenta mil habitantes con más de una estación), durante los meses de marzo y abril del presente año y de los diez años anteriores. Expliquemos que el dióxido de nitrógeno es el contaminante típico emitido por los tubos de escape de los vehículos, además de por las calderas industriales y domésticas, por lo que su evolución está directamente vinculada a las emisiones de tráfico motorizado. Como deben saber, hay estudios científicos que están relacionando los índices de moralidad de la COVID-19 con la contaminación atmosférica. En efecto, el NO2 es un gas irritante que agrava las enfermedades respiratorias y reduce la resistencia a las infecciones. Según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente, este dióxido provoca anualmente en nuestro país alrededor de siete mil muertes.

Todo da a entender, en efecto, que se ha producido una mejora cualitativa del aire, tanto en los centros de las ciudades como en las periferias urbanas. Las medidas adoptadas relativas a la limitación de circulación contribuyen notablemente. Cierto que no se aprecian significativas diferencias entre las sucesivas prórrogas del estado de alarma, propuestas por el Gobierno y aprobadas por el Congreso de los Diputados, en las que se han aplicado restricciones de distinta intensidad, si bien la caída de la contaminación ha sido ligeramente superior en el promedio del mes de abril, un 60 %, que en la segunda quince de marzo, un 55 %.

Llama la atención en el informe de la organización ecologista que los niveles de dióxido de nitrógeno registrados durante ese estado de alarma son los más bajos para los niveles de marzo y abril de la última década en todas las ciudades analizadas. Además, se mantienen por debajo del valor límite legal establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando especialmente durante el mes de marzo, este indicador es superado con frecuencia en las respectivas estaciones de de tráfico.
Otro factor que ha incidido es el meteorológico. Las lluvias y la inestabilidad atmosférica que han abundado durante la primera parte de la primavera –se llegó a decir que estábamos en pleno invierno- también han coadyuvado a mejorar la calidad general del aire. A un mes de marzo muy húmedo, siguió un abril muy lluvioso, el más desde que se tienen registros.

Algunas imágenes y gráficas comparativas son muy significativas. En el informe de Ecologistas en Acción, desde que fue declarado el estado de alarma (14 de marzo) “se ha producido una reducción drástica de los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las principales ciudades españolas”. Llega tal disminución a un 58 %, comparada con los registrados en estas fechas durante la última década.

O sea, que habrá que estudiar a fondo estos datos y su repercusión en nuestra calidad de vida para revisar o corregir lo que sea necesario con tal de respirar aire más puro y no arriesgarnos a las consecuencias de la contaminación. Debe ser una de las enseñanzas de la pandemia para mejorar la salud pública. Las exigencias para los agentes contaminantes tienen que ser mayores, desde luego. El teletrabajo voluntario, la administración electrónica, el escalonamiento de horarios, la racionalización de los transportes y la compra de proximidad serán también determinantes, según la organización ecologista. Aprendamos.

Día 54 de la alarma

Bueno, pues la Policía Local no se llevó el cono que durante días y semanas permaneció en la calle, indicando algo o indicando nada. Alguien lo puso allí, en un lateral del costado sur de la plaza, antecediendo a la calle Nieves Ravelo, y allí quedó. Testigo mudo de los efectos de la alarma en el Puerto de la Cruz. Pero no: alguien lo trasladó hasta una de las columnas donde los canes orinan en la calle José de Arroyo.

Allí lo vimos cuando salimos a la farmacia y a tramitar una transferencia bancaria, de mascarilla provisto. Trabajan en la techumbre del Dinámico, que así se llamará siempre, aunque ahora tenga una denominación distinta. Reparan un lateral y y unos soportes. Se nota que la reapertura está próxima. Esta vez saludamos personalmente a los esposos De la Rosa, todas la tardes puntuales en el balcón para aplaudir a quienes como servidores públicos siguen esmerándose para la atención a quienes la necesitan. Hay gente en las vías, no solo quienes componen una larga lista de espera en una de las dos entidades bancarias del paseo Quintana, en cuyo descenso nos encontramos a más amigos, algunos difíciles de reconocer por la dichosa mascarilla.

Una hilera de vallas amarillas bien alineadas en la calle La Marina, desde Santo Domingo. Casetas de obra frente a la Antigua Casa de la Real Aduana, superviviente de un espléndido conjunto arquitectónico en el Puerto de otras épocas. Se trata de una obra del Cabildo Insular de Tenerife consistente en la provisión de una red de descarga de caudales de aguas pluviales diferenciada de la de aguas residuales. La actuación se ha podido iniciar tras la firma telemática del correspondiente contrato, el primero que se rubricado de esta forma tras la declaración del estado de alarma. La finalidad es disminuir los riesgos de las inundaciones en las calles y crear un nuevo punto de vertido en la zona del muelle, al que precederá un sistema de limpieza que evita la acumulación de flotantes y sedimentos. El presupuesto de las obras, que deben estar culminadas en la primera decena de julio próximo, asciende a doscientos sesenta y seis mil seiscientos ochenta y cuatro euros.

De retorno a casa, el paso por la plaza supone volver a ver rostros y personas que la frecuentaban antes de la alarma. Es la prueba de un desconfinamiento gradual: nada mejor que el céntrico espacio para contrastarlo. Paseos lentos, paradas de salutación, bancos sombreados, conversaciones con la debida distancia… Estampas como las de antes. O casi. La pila sigue vacía y la ñamera no está como la cantara María Rosa Alonso pero casi.

Un vecino, antes de subir los cuarenta y cinco escalones, cuenta el desvío que hubo de seguir para llegar desde Icod de los Vinos. Un segundo desprendimiento en menos de veinticuatro horas ha obligado al área de Carreteras del Cabildo Insular de Tenerife a efectuar el cierre temporal de la TF-5, a su paso por Los Realejos, punto kilométrico 42,800. En su relato se refiere a una pareja que salvó milagrosamente la vida. El derrumbe sí afectó a un vehículo. En una nota del Cabildo, en efecto, se indica que los desvíos se están llevando a cabo, en sentido norte, a la altura del kilómetro 39,5, a través de la salida 39, guiando el tráfico hacia La Guancha por la carretera TF-342, para luego volver a conectar con la TF-5. En dirección hacia Santa Cruz, el tráfico se desvía en el cruce de la TF-5 con la TF-352 hacia La Guancha para, luego, a través de la TF-342, guiarlo hacia Los Realejos y conectar de nuevo con la TF-5. Están preparando la señalética correspondiente: con el desconfinamiento, cada vez serán más los usuarios de la carretera.

Menos aplausos a las siete de la tarde, todavía con sol brillante. A esa hora, ya se sabe que el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha reconsiderado lo de los menús infantiles que excluía las piezas de fruta donadas gentilmente por Plátano de Canarias. Ayer dejamos constancia de ello. Lo que son las cosas. Y esto no es menos importante que la dimisión de la directora general de Salud Pública de la Comunidad a raíz de querer pasar a la fase 1. Vaya crisis.

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