José Peraza Hernández
TESTIMONIO DE: DON JOSÉ GABRIEL GARCÍA ESTÉVEZ Y SU ESPOSA
DOÑA MILAGRO ÁLVAREZ CASTRO. HOY DÍA HAY UNA NUEVA GENERACIÓN.
Desde los años remotos, la Churrería conocida en este lugar
de La Vera, en el mismo corazón de este Valle norte, pulmón de oxígeno para
todos los que pasamos por este lugar. Nos encontramos con la tradicional
Churrería de don Gabriel, desde el año 1945. Creo que no hay churros con más sabor,
en toda la isla, ya van quedando muy pocas. Una profesión que se va olvidando,
pero ésta se observa que se encuentra en plena faena, y con la tradicional
forma de hacer estos sabrosos churros.
Como todas las historias, tiene un punto de partida, y ese
punto son el hijo y la nuera de don Gabriel y doña Amelia, que son don José
Gabriel García Estévez y su esposa doña Milagro Álvarez Castro.
Preguntamos si recuerda la churrería de don Mario en el
mismo centro del Puerto de la Cruz, Una de la más antigua, que la de don Mario
o la de su padre, creo que la de don Mario. Me dice que la diferencia no era
mucha.
Como pasa el tiempo, recuerdo de toda la vida, en la misma
carretera general de La Vera, en medio de dos municipios, Puerto de La Cruz y
La Vera del sector de La Villa de La Orotava. La que tenemos desde 1945, la
conocida Churrería de Gabriel y Amelia.
Hacemos una pincelada histórica de la emblemática y
mencionada churrería, situada en el centro del corazón de la mencionada Vera.
Esta Churrería se encontraba junto a la ermita de La Cruz del Rayo, La
Carbonera de don Salvador Marrero, y Cine Vera, La ermita fue destruida y de
igual manera La carbonera, siendo luego levantada. Esto fue por el paso de la
ampliación de la carretera.
Hoy hablamos con don Gabriel, y su hijo José Gabriel García
Estévez, nos da su relato y testimonio de la historia del nacimiento de la
mencionado Churrería, con el fin de que nuestros lectores, y vecinos y vecinas
conozcan y recuerden pasa a paso, el pasado y futuro de la misma.
Su padre era agricultor, trabajaba en la platanera en La
Vera, y un día decidió montar una churrería, entonces se lo dijo a sus amigos,
y estos le dijeren que estaba loco.
Comenta que su padre Gabriel García Trujillo, tenía un
conocido como el “Churrero”, se casó con doña Amelia Estévez Aguiar, de este
matrimonio hubo un fruto de 2 hijos. Ondorica García Estévez y José Gabriel,
este último cogió el relevo de su padre
El maestro, profesor de los buenos churros, era de Santa
Cruz de Tenerife. Quien se llama don Ricardo, enseñó a su padre allá por 1945.
Al parecer éste aprendió el oficio en Andalucía, de un árabe, al parecer es una
historia más larga. Por lo tanto, hacer esos sabrosos churros, que hacía don
Gabriel y esposa, donde luego pasó a hijos y nuera.
Al principio, su padre empezó con un mostrador de madera y
dos bidones. Empezó haciéndolas en el patio de su casa, golosinas de azúcar
quemada, como eran, piragüitas, los que se vendían como chupetes, pastillas,
pilurinis y palomitas. Pasado el tiempo, ya vendía alguna que otra cerveza, a
sus amigos del barrio y de fuera del mismo.
Visto que el negocio iba bien, hizo una caseta de madera,
la que llevaba tres ruedas, la que era trasladada a las fiestas del Carmen del
Puerto de La Cruz, La Luz, La Montaña, el Realejo y otras. La enganchaba del
camión de don Pedro Villanueva.
En 1949, empezó la fuerza de los churros cuando él y su
esposa, no daban abasto hacer churros, papas fritas, las que se hacían a mano.
En esta entrevista pude ver varias boquillas de varios
años, las que fueron usadas en diferentes épocas. Las que me enseño nuestro
amigo y conocido José Gabriel y esposa.
La máquina principal tiene su historia, según me cuenta,
dicha máquina fue comprada de segunda mano a un Sr. de Tacoronte, la que había
ido a Venezuela, y luego regreso otra vez a Canarias, después la compró don
Gabriel. La que hoy día esta como su primer día. Me comenta que, el calcula que
esa máquina tiene sus 90 años.
Preguntamos a Gabriel, si él, aprendió el oficio de su padre.
Me dice que sí, pero a ratos, cuando era un niño, venía a pedirle unas pesetas
a sus padres, entonces lo cogían al lazo, y lo ponían a dar fuelle, cuando en
aquel tiempo la máquina era de petróleo, y había que darle aíre, para que
cogiera fuego. Así fue cogiendo los recortes.
Al fallecer su padre don Gabriel, continúo su esposa doña
Amelia, con su hijo José, con el negocio hasta que posteriormente, también,
pasado unos años fallecía su madre, doña Amelia.
Le preguntamos si hay algún secreto; José me dice que si,
al fallecer su padre, le contó paso a paso como tenía que hacer dichos churros,
cosa que eso es familiar. Ahora, solo Vd. Sabe el secreto, no lo sabe mi esposa
y mi hijo, esto es como un testamento, va pasando de padres a hijos y así sucesivamente.
Qué clase de cliente le viene aquí; de todos los sitios,
hasta muchos peninsulares. Que vienen de paso, y luego la boca a boca. Esa es
la mejor propaganda. Que aceite usa para los churros, la mejor y la más cara.
Hay que tener mucho cuidado con los aceites. No sé si recuerdas cuando la
desgracia del aceite de soja. Estuvieron a punto de cerrar los pequeños
negocios. En el año 1981. Empieza un nuevo cambio, donde sigue con el negocio
su hijo y su esposa doña Milagros Álvarez Castro, la que también antes de ser
esposa de José, también cogió los recortes de sus suegros. Hoy los churros son
tan buenos como los de sus padres y suegros.
Al parecer, no hay otros churos como los de La Vera.
Has recibido algún premio o placa o Diplomas de las
autoridades de esta ciudad turística, me dice que sí; Fue invitado al Casino
Taoro donde el CiT, reconocía a todas aquellas personas por sus trabajos y
demás, y a mí me hicieron entrega de un Diploma con fecha del 12 de julio de
1999.
Aquí podemos ver a don José Gabriel enseñándome diferentes
boquillas y quemadores, con la saca pitorros, es una auténtica reliquia las que
Vd. Pueden comprobar en estas imágenes que han usado en diferentes épocas, las
que tiene como recuerdo de esas mencionadas épocas. Aprovecho esta ocasión para
enviarles un cordial y afectuoso saludo
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