Lorenzo de Ara
No olvido, claro que no, que el PP le echa mucho morro a la
actualidad cuando se queja de lo que está ocurriendo. No olvido, y espero que
ustedes tampoco, que el partido de Pablo Casado juega con fuego cuando exagera
la puesta en escena desde Génova. 13.
El partido que, espero no equivocarme, habló de
"préstamo en condiciones extremadamente favorables", cuando en
realidad se trató de un rescate de la banca a costa de nuestro bolsillo. ¿O
no? Y habló, también el PP, siempre el
PP, de "medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no
declaradas", cuando quería decir que llegaba, oh milagro, la amnistía
fiscal.
¿Lo han olvidado ustedes?
Pero a pesar de ese pasado cochambroso del PP, estamos hoy
donde estamos. A ver, por aclararme. ¿La pandemia es resal? ¿El bicho mata o se
muere la gente porque tiene lombrices? ¿Ley o fosas comunes?
A ver, por aclararme. El social comunismo es una mierda, el
PP está buscándose, la economía se ha ido a tomar viento, los periódicos
presentan medidas muy duras para salvar los muebles (la libertad de prensa),
con recortes hasta del 100% del sueldo, los sanitarios le cogieron gusto a las
bolsas de basura, Xi Yimpig asegura que en España hay muertos, bobos y un Rey
de Bustos (bastos, perdón). Es la NN.
Pues hoy yo haré el papel de delator. Al primero que pille
incumpliendo la letra del acuerdo que sepa que haré lo mismo que Donald
Sutherland en "La invasión de los ultracuerpos". Voy a por ustedes,
infractores.
Y ha perdido usted la cordura señora, señor, si cree a pies
juntillas que apartar al gobierno socialcomunista es una nimiedad en este
momento. Ojo, mucho ojo. La realidad distópica comienza por aceptar a Hitler y
a Stalin en el poder, mientras aseguro asegurar que en mi círculo más cercano
se mantenga el camino de baldosas amarillas. Ojito.
El cine me salva muchas veces de lanzar piedras a los gatos
inocentes. Ustedes no son gatos. Tampoco son inocentes. "Habla,
mudita" de Manuel Gutiérrez Aragón, espléndido José Luis López Vázquez.
¿La recuerdan? Vázquez dice querer una cosa, pero en realidad quiere otra muy
distinta. Y no es bueno lo que quiere. Sánchez, con sus ciento noventa y siete
centímetros de calamidad, es más grotesco y sombrío que el viejo protagonista
de la peli, y quiere algo que es malo de cojones. Y todos hoy somos muditos,
víricos, delatores; sospecho que en futuras elecciones pandémicas, potenciales
votantes del error-horror.
“Cuestión radicalmente distinta es que el Gobierno haya
actuado como si los supuestos técnicos en los que se basan sus decisiones le
eximieran de gestionarlas políticamente, compartiéndolas con la oposición y con
los presidentes autonómicos. En un sistema parlamentario, y más en uno
territorialmente complejo y descentralizado, la política de hechos consumados
no es aceptable ni siquiera cuando asegura basarse en evidencias científicas”,
se lee hoy sábado en El País. Añado que, escrito así, Iván Redondo ha dado luz
verde al rapapolvo.
Pero ABC, hoy sábado también, nos despioja con un
castellano de UCI. “Rodríguez Zapatero no fue responsable de la crisis de 2007,
ni Sánchez es responsable de la pandemia del Covid-19. Pero un ministro de
Zapatero dijo entonces que «la crisis nos pasaría rozando el larguero» y el
asesor preferente de Sánchez afirmó el 31 de enero que «creemos que España no
va a tener, como mucho, más allá de algún caso aislado». Esta incapacidad de
los gobiernos socialistas para llegar a tiempo a los problemas es donde radica
su responsabilidad. Y los datos críticos de PIB y desempleo adelantados ayer
también tienen su cuota de origen en la incompetente gestión socialista de la
pandemia”. Quizá conviene subrayar que Merkel, con el apoyo de más del 90% de
la población alemana en la gestión de la pandemia, es la redactora del texto
del periódico conservador.
Yo voy a quedarme en casa, desde luego, pero sin aplaudir
en el balcón. Eso de aplaudir (que lo hice durante un tiempo) se lo dejo a los
inteligentes, patriotas, hacedores de la NN.
Quedo leyendo los cuentos de Nura Labari, poemas de Dylan
Thomas. “Despierta, mi durmiente, hacia el sol, trabajador en la mañana
pueblerina y deja a este soñoliento en el sitio en que yace; han caído los
cercos de la luz, sólo quedan en pie los jinetes más diestros, y hay mundos que
cuelgan de los árboles.” Es el final del poema “Cuando de pronto los cerrojos
del crepúsculo” del maldito poeta británico.
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