Graciliana Montelongo Amador
Hace unas semanas me
preguntaban que me parecía el proyecto de dar de comer a las personas que no
tenían trabajo. Hace unas semanas
contesté:
-Se les puede
alimentar un día, una semana o un mes, pero esto, no es la solución.
Entonces volvió a
insistir el periodista y me preguntó de nuevo:
- ¿Pero le parece una
buena obra, por parte del gobierno, que se alimente a la gente que no tiene
nada?
Ya, aquí, la pregunta
cambia, dirigiendo la atención a la buena labor caritativa del gobierno
central. A lo que contesté:
-
Los
canarios, la mayoría, es gente noble (de atrás nos viene de nuestros antepasados
los guanches) que eran abiertos, gente culta, pero sobre todo gente luchadora…
Lo que veo, en este caso, como antaño es ¿qué quieren hacer de nuevo con
nosotros? No queremos caridad, queremos trabajar y recibir un salario
digno. Deseamos tener autonomía para
decidir lo que queremos comer, lo que queremos comprar, y sobre todo con quién
queremos hacerlo… Porque tenemos derecho. No podemos dejar que nos manipulen de esa
manera. No queremos ser esclavos del que nos da de comer. Se dan cuenta
apreciados lectores de que están
haciendo lo mismo que hicieron con nuestros padres y abuelos
Hoy nos despertamos oyendo noticias que parecen
surrealistas, pero desgraciadamente, son una verdad. Cada día en canarias se
quedan sin hogar seis familias. Cada día en canarias se quedan en paro y sin
derechos muchos canarios. Cada día en canarias nos hunden más en la miseria. Nos
hemos quedado sin el banco pesquero Sahariano. Nos han cerrado industrias
conserveras, Fabricas de todo tipo. Nos han recortado al máximo los salarios
(de los que todavía trabajan) Tenemos el transporte más caro de todo el
territorio. Los alimentos nos vienen de fuera y para colmo muchos son los
sobrantes de Europa. Nuestros jóvenes se quedan sin poder entrar a la
universidad, no pueden hacer frente a las matrículas. No hay dinero para becas,
no hay dinero para nada… Y qué decir de
la banca. Nos quedamos sin las cajas de ahorro canarias, todas absorbidas por
bancos de fuera, que no dan crédito.
Hace unos días viajé
a Barcelona para presentar mi libro, durante la semana de la poesía: La leyenda
de la escritora de haikus. Cuando
llegué, me encontré de pronto en una ciudad perfectamente ordenada, limpia,
llena de árboles por todas partes. No había colillas en los parterres de los árboles.
No había caca y pis de perro por todos lados. El transporte era muchísimo más
barato. Compré un bono de 10 euros y daba igual a donde ibas, el precio era el
mismo y con transbordo. Cuando regreso, de nuevo en la isla, y paseo por la
avenida de Anaga (por poner un ejemplo) cerca de los bares, lo que veo, es
basura por todos lados, colillas en los parterres, chicles pegados en el suelo,
pintadas… Pero esto pasa en toda la isla y en el resto de canarias. Las
ciudades tienen una carencia de árboles, una carencia de educación y respeto al
medio, que da pena. Vivimos del turismo y tenemos que cuidar mejor nuestra
tierra. Yo creo, bueno, afirmo, que algo o alguien, están fallando. La paciencia tiene un límite. Los habitantes
de las islas no aguantan más.
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