Manuel Hernández González
Para entender el peso
de lo canario en la formación de Francisco de Miranda y en su cosmos canario,
en el que se encontraba su pariente Luis López Méndez debemos de plantear en
primer lugar que procedía de una familia en la que un número considerable de
sus miembros estuvo marcado por la emigración desde las Islas. No sólo fue el
hecho de que su padre fuera natural de ese Archipiélago, sino que en sus
relaciones familiares y de grupo el peso de ese linaje y la telaraña de
vínculos de parentesco y de procedencia social y étnica que se tejieron en
torno a ella contribuyen a explicar muchas de sus inquietudes y el trasfondo
social que marcó y condicionó su trayectoria vital y la actitud hacia él de las
clases rectoras de la sociedad caraqueña. Nació en el seno de un sector de la
comunidad isleña de procedencia marítima y que veía en el tráfico mercantil su
posibilidad de ascender en la esfera social a través de alianzas y negocios
entre sus miembros. Su procedencia y su afán por sobresalir le generó
considerables tensiones con la elite tradicional, que desconfiaba de ese grupo
y que no quería admitirlo en su seno y mucho menos que quisiera situarse por
encima de ella en la escala jerárquica del poder civil y militar de la colonia.
Las estrechas conexiones comerciales y étnicas entre Venezuela y Canarias
durante el siglo XVIII son ampliamente conocidas. La migración fue de tal calibre que llegó a ser como
mínimo entre 1710-1729 el 75´8% de los contrayentes blancos inmigrantes,
cifras que mantendrán todavía en un 72´4 entre 1739-1749, y que sólo se
reducirán a un 50´2% entre los años 1750-1769, cuando las posibilidades de
acceso a la tierra disminuyan y se vean obligados a adentrarse hacia el
interior. Un porcentaje que mantendrán hasta la emancipación. Es mayor
si unimos los casados en el archipiélago y su abrumadora mayoría, cercana
al 100%, en las parroquias rurales de Baruta, La Vega o San Diego.H.
Poundex y F. Meyer dirían sobre ello en 1814 que "entre los blancos, los
canarios se distinguen por su carácter industrioso y se dedican a la
agricultura, el comercio al detal y a la cría de ganado. Su número es mucho
mayor que el de los españoles”.
Los
Miranda fueron una familia de isleños que no se dedican al cultivo de la
tierra, y que buscan en los centros comerciales su medio de vida, no como
comerciantes, sino más modestamente como almaceneros, pulperos y
contrabandistas. De ellos diría que su número nunca puede ser determinado, pero
que "crece y decrece en proporción al provecho que se encuentra en el
comercio ilícito". Mal vistos por la generalidad "a causa de los
escándalos, muertes y daños que ocasiona tal casta de hombres perdidos, defraudan
grandes sumas al real tesoro y por lo común son perniciosos como sujetos
rebeldes e insubordinados.
El
llamado comercio al por menor tuvo una importancia fundamental dentro de la
estructura socio-económica de Caracas. Ello era debido al carácter reducido del
mercado, en lenta expansión, lo que explica que, cuando la acumulación de
capital es posible, como acontece con los grandes comerciantes, el dinero es
dirigido hacia el comercio exterior o hacia la inversión agrícola. En 1797
había en Caracas 62 tiendas de mercería, 91 pulperías y 83 bodegas, la mayoría
detentadas por isleños Depons diría al respecto que "todo el menudeo de
las mercancías secas se halla en manos de isleños de Canarias”.
Tras
el fallecimiento del tinerfeño Marcos Orea, Micaela Miranda, hermana del
Precursor, contrajo segundas nupcias en 1782 con Diego Mateo Rodríguez Núñez,
Receptor del Santo Oficio y hacendado. Era hijo de un isleño que había hecho
fortuna en Caracas, Mateo Rodríguez Fajardo, natural de Icod, y de María
Manuela Núñez de Aguiar Villavicencio, hija de dos canarios de La Laguna, José
Núñez de Aguiar y María López Pérez de Villavicencio. A comienzos de 1790 la
fortuna de Rodríguez Núñez estaba estimada en tomo a los 200.000 pesos. Aunque
debía 20.000 pesos en créditos activos, sus haciendas estaban valoradas en
56.000 y sus dos casas en la ciudad en 20.000.
Josefa
María Rodríguez Núñez de Miranda, continúa la política familiar y se casa con Luis López Méndez el 8 de diciembre de 1800. Era
hijo de Bartolomé López Méndez, natural de San Pedro de Daute, Garachico
(Tenerife). Su padre fue factor de la Compañía Guipuzcoana y con lazos con
Sebastián de Miranda, por "la mucha amistad y comunicación que ha tenido y
tiene". Había contraído matrimonio el 26 de diciembre de 1742 con Petrona María
Núñez de Aguiar, natural de Santa Cruz de Tenerife, tía de Diego Rodríguez
Núñez, por lo que Luis era primo segundo de su mujer.
De
los doce hijos de Bartolomé, tres se dedicaron a la carrera eclesiástica: José
Francisco fue doctor en Teología y Cánones y Canónigo de la Catedral de
Caracas; Dionisio Antonio en Teología y Cánones; y Silvestre José prefecto del
colegio de San Felipe Neri. Este último fue uno de los que aprobaron la entrega
de las joyas de las iglesias caraqueñas para la defensa de la independencia
venezolana Isidro Antonio y Luis formaron una compañía, asociándose más
tarde con los Orea y los Muñoz. Era en 1795 una de las diez más grandes de
Venezuela, con un capital estimado en tomo a los 100.000 pesos en la década de
1800. Isidro Antonio contrajo nupcias con su prima, la citada Josefa
Narcisa Orellana Núñez. Regidor perpetuo, fue miembro de la corporación
que declaró reo de alta traición a Miranda, en el que también estaba presente
su primo José Hilario Mora. Ofreció pagar 30.000 pesos por su cabeza a raíz de
la invasión de 1806. Fue vocal de la Junta Suprema y representante de Caracas
en la Asamblea Constituyente de 1811, siendo firmante del acta del 5 de julio y
activo contrincante del Precursor. Luis fue alcalde ordinario en 1797. Como su
hermano, se sumó al movimiento independentista y fue enviado a Londres con
Simón Bolívar y Andrés Bello para gestionar el reconocimiento de la
independencia por el gobierno británico. En consonancia con esa política
matrimonial, se desposó el 20 de noviembre de 1785 con su pariente María
Francisca Dacosta Romero, hija del comerciante palmero Jerónimo Dacosta y de su
prima María Micaela Núñez de Aguiar, y por segunda vez con la referida Josefa
María Rodríguez Núñez de Miranda.
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