Juan Antonio Gómez
Jerez
Eugenio Trias.
(1942) Filósofo español.
Crisis y más crisis que nos aborda cada día en las noticias, en el
trabajo, en la familia, entre amigos, incluso en nosotros mismos vive la
crisis. Se apodera de nosotros esta sensación de inestabilidad e incertidumbre
causada por esta crisis generalizada que lo envuelve todo, que lo pisa todo.
Pero, ¿Dónde está la crisis? ¿Quién gobierna esta
crisis?
LAS CRISIS
SON OPORTUNIDADES DE CAMBIOS
Las
crisis nos persiguen desde que el hombre
apareció en este planeta, y siempre fueron, un momento adecuado para efectuar
cambios sociales, económicos y personales. Si miramos la crisis como un
desastre que destruye nuestro orden ya desordenado se convierte entonces en un
desastre socio-económico y personal, cuando podría ser un aliciente para
efectuar los cambios de las cosas que no funcionan o que no queremos que formen
parte de nuestra vida. ¿Qué queremos nosotros? ¿Qué queremos hacer
con nuestra vida y en nuestra vida?
“En los
momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el
nacimiento.”
Albert
Einstein. (Científico alemán)
Todos los acontecimientos indican que está habiendo un cambio
importante en nuestro mundo actual, casi podríamos decir que se desmorona nuestro
sistema tantas veces fuertemente controlado, pero ciertamente estamos inmersos
en una inestabilidad que “desespera”, Supongo normal, dentro de esta situación
socio-económica cíclica. Está en nosotros afrontarla y ganarle la batalla. Las
crisis tienen una función: estimularnos; si no lo conseguimos no habrá sido
efectiva ni habrá tenido ningún sentido su aparición. Las crisis vienen, se
crean, se difunden y se meten en nosotros con la finalidad de establecer en
nosotros los cambios necesarios para poder seguir adelante en nuestra evolución
como sociedad y como especie. Así pues, las crisis pueden ser vistas como un
sistema de limpieza de todo aquello que no queremos, que no nos interesa; de
todo aquello que nos hace daño incluso aspectos de nosotros mismo que
tanto valoramos y que a veces son un lastre y un obstáculo para seguir
adelante. Deberíamos empezar por nosotros mismos, yo el primero, a hacer
análisis de nuestra actitud a todo lo que sucede a nuestro alrededor, de cómo
nos tratamos a nosotros mismos y a los demás. Es darle un giro y sacarle
partido y aprendizaje, cosa que valoramos muy poco, a esta situación de crisis
de la que podemos aprender mucho, si queremos. Probablemente la crisis la han
generado unos cuantos, poderosos; pero nosotros hemos sido, en cierta forma,
cómplices activos de todo nuestro sistema. Quizá sea tiempo de cambiar de una
vez por todas.
Nuestro mundo se ha metido, lo hemos metido, en una ruleta que
gira desordenadamente a nuestro propio alrededor. La crisis que ahora nos
visita es algo más que un problema socio-económico y financiero, se trata de
una crisis de valores y sentimientos que nos empuja adelante, a aprender a
valorar las cosas que hasta ahora no habíamos valorado: familia, amistad, amor,
paz, etc. Se nos pierde en el camino y en el horizonte y nos da miedo afrontar
esta situación.
Nos
guste o no vivimos en un mundo interrelacionado que interactúa con todos nosotros
y con lo que han llamado mundo globalizado y cualquier cosa que suceda en cualquier
rincón del mundo afecta al resto del conjunto. La globalización es
un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que
consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos
países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de
transformaciones sociales, económicas y políticas que les da un carácter
global.
“La globalización está provocando un obsesivo afán de identidad,
que va a provocar muchos enfrentamientos. Nuestras cabezas se mundializan,
pero nuestros corazones se localizan.”
José Antonio Marina. (1939) filósofo español.
Nos dedicamos a nosotros mismos con tanto
afán que parece que fuéramos seres individuales, cuando, somos seres
interrelacionados los unos con los otros y deberíamos aprender que somos un
gran puzle que encaja perfectamente, pero, que se desencaja con bastante
facilidad. Las crisis forman parte de nuestra sociedad y de nosotros mismos
porque nosotros mismos somos seres cíclicamente en crisis y eso se extrapola a
nuestra sociedad y más directamente a las personas que nos rodean y forman
parte de nuestro entorno más cercano e íntimo.
LA
CRISIS, se acerca a
nosotros con varias caras; de una parte se nos muestra con esta cara
económico-financiera que nos agobia y nos hace sentir indefensos e inestables,
pero, a la que deberíamos estar acostumbrados dado que nos visita con
frecuencia. Por otro lado hay una crisis cuya cara es socio-cultural que nos
trastoca una serie de valores y derechos adquiridos que se desmoronan y hacen
tambalear parte de los cimientos de esta sociedad. Y al mismo tiempo la crisis
se viste de religión ya sea cristiana, musulmana o judía enfrentando a
los tres mundos y dejando de explicarnos una serie de cosas para las que no
teníamos respuestas y si cada vez más preguntas. Como quiera que sea y vengan
por donde vengan las crisis representan el declive socio-económico y
socio-cultural de nuestras distintas sociedades y nos empujan e invitan a
cambiar, a modificar, a hacer limpieza de las cosas que ya no son válidas y
definitivamente a evolucionar conjuntamente por un mundo diferente más justo
socialmente. ¿Qué deberíamos hacer?
Cada persona, cada conjunto social es diferente los unos de los
otros y cada cual tiene una serie de necesidades e intereses distintos. Somos
seres inteligentes y socialmente evolucionados, cuestión que nos permite tomar
conciencia de lo que hacemos bien y lo que hacemos mal. La cuestión está en
cómo afrontar esta crisis de grandes dimensiones. Quizá se trate de una
verdadera evolución y estamos viviendo el final de una era, quizá no, quizá
todo cambie, o no. Quizá nosotros cambiemos, quizá no queramos cambiar, pero en
el caso de que queramos… pongámonos en marcha ya, antes de que acabemos con
nosotros mismos y no podamos contar otra crisis.
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