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miércoles, 22 de abril de 2020

LA INFLUENCIA DEL PORTUGUÉS EN EL HABLA CANARIA


José Melchor Hernández Castilla

Según José Pérez Vidal (1907-1990), en su libro “Los Portugueses en Canarias” (1991), asevera que desde principios del siglo XVI y mediados del mismo, llega la colonia más significativa a Canarias desde Portugal y las Islas Azores; alcanzando su mayor afluencia bajo el imperio de Felipe II (1580-1598), donde España y Portugal se encuentran unidas durante un periodo (1580-1640). La Palma es la más beneficiada con su llegada, seguida de Tenerife y Gran Canaria (Arucas y Guía, sobre todo), y, en parte, La Gomera y El Hierro.

A mediados del siglo XVI, en la zona de Icod, el 80% de los habitantes son portugueses, y las escribanías sólo saben de portugués (Gaspar Frutuoso, “Saudales da Terra, 1586-1590”). En Buenavista, Guía de Isora, las partidas del archivo parroquial de la primera mitad del siglo XVI están redactadas en portugués, así como las de Garafía -La Palma- (Elías Serra Ráfols, “La Repoblación de las Islas Canarias, 1968“; y Juan Régulo Pérez,  “Notas acerca del habla de la Isla de la Palma, 1968-69”).

En Canarias, la lengua preponderante en el siglo XVI es el castellano, “un andalucismo básico”, así lo describen Cristóbal Corrales Zumbado y Dolores Corbella Díaz en “Primeros Testimonios e Impresiones sobre el Habla Canario (2004):  Es lógico que el seseo en Canarias se refleje en la escritura «desde los comienzos del quinientos» (Lapesa, 1964: 176) y que a la mitad de siglo rompa «toda presión normativa» para inundar «con sus huellas gráficas los textos canarios» (Frago Gracia, 1996b: 244)… Además, la consolidación del fenómeno seseante entre los primeros canarios pudo estar favorecida «por los portugueses, tan abundantes en las islas, y cuya lengua es seseante» (Alvar, 1990: 60)”.

De esta manera, el habla portuguesa deja su impronta en Canarias no sólo con estructuras y palabras portuguesas, mayormente en campesinos y marineros, en el siglo XVI y XVII (Marcial Morera Pérez, 1994), sino que deja su musicalidad seseante en el habla canaria: así, se halla una de las primeras referencias literarias al seseo canario en la obra “Aventuras del bachiller Trapaza, de Alonso de Castillo Solórzano, novela picarezca de 1637, donde se imita el seseo de una persona nacida en Canarias.


Marcial Morera Pérez, en su “Diccionario histório-etimológico del Habla Canario (DHEHC) -2001-”,  estima 1.500 palabras originarias de Portugal.

“La Palma conserva casi el 100% de las palabras portuguesas canarias”, así afirma el filólogo Pedro Nolasco Leal Cruz, autor del libro “El Español tradicional de La Palma (2003)”, y continúa diciendo, “recoge por primera vez voces que han pervivido en los más remotos rincones de la isla, voces heredadas de nuestros antepasados aborígenes, castellanos y portugueses y que con el paso del tiempo se han fusionado en una sola lengua”. Lo que interpretamos de las palabras del autor es que tanto las palabras aborígenes como las portuguesas se han integrado en el castellano palmero. Así, describe también los lugares de La Palma donde se mantienen todavía estos vocablos: Tazacorte y Los Llanos, entre Gallegos y Franceses, entre Santa de La Palma y Las Breñas, con sus características propias.

El trabajo anterior sigue los pasos del profesor Juan Régulo Pérez (1914-1993), en sus “Notas acerca del habla de la isla de La Palma, 1968-69”, donde llega a algunas conclusiones sobre el habla hablado en la isla. Entre ellas, destacamos las siguientes relacionadas con las palabras nacidas del portugués:

1) En fonética, el habla de La Palma comparte con el andaluz y el hispanoamericano, en general, la debilitación progresiva del sistema articulatorio de las consonantes, y con el portugués la inestabilidad vocálica.

2) El carácter arcaizante que vemos en la fonética y en la morfosintaxis se acentúa, si cabe, en el vocabulario, que conserva formas castellanas, portuguesas, leonesas, andaluzas, etc., vivas en las hablas de estos reinos en los siglos XV y XVI y hoy anticuadas, cuando no fuera de uso, en todos esos lugares.
3) Si ponemos aparte los que llamamos canarismos propios o indigenismos hispánicos, un 50% del vocabulario no coincidente con el español normativo actual es común con el español de Hispanoamérica, y otro 50 % es aproximable al Occidente y Sur hispánicos, con fuerte predominio de galaico-portuguesismos.

Del mismo autor, nombraremos algunos portuguesismos (palabras derivadas del portugués) usados en La Palma y su significado: ajeitarse, alpéndere, atullar, bicho, busio, caroso, engodar, entojar, emborcar, fañoso, ferruja, grelar, maresía, palanquín, rolo, sotea, verdello. 

Ajeitar(se). Amañar(se), ser habilidoso. Port. Ajeitar(se), gall. axeitar(se).
Alpénd(e)re. Cobertizo. Port. alpendre, alpéndere.
Atullar. Llenar a no caber más. Cegar. Port. atuihar, gall. atullar.
Bicho. Gusano, piojo. Port. bicho, de igual significado.
Busio. Caracol grande de mar. Port. búzio, gall. Buzio.
Caroso. Parte interna de los frutos. Raspa de la mazorca. Port. carogo.
Engodar. Echar carnada a los peces. Port. engodar.
Entojar. Aborrecer, querer mal. Port. entojar.
Emborcar. Volcar. Port. y gall. embarcar.
Fañoso. Gangoso. Port. fanhoso.
Ferruja. Ferruje. Herrumbre. Port. /errugem.
Grelar. Grillar, germinar. Port. grelar.
Maresía. Humedad de la mar. Port. maresia.
Palanquín. Holgazán. Port. palanquim.
Rolo. Madero redondo, sin labrar. Port. rolo.
Sotea. Azotea. Port. zotéa.
Verdello. Uva verdal, verdejo. Port. verdelho.

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