Lorenzo Soriano
Lamento si hiero alguna sensibilidad,
pero creo que no hay en este país, Ningún político no corrupto. Sé que me
repito, pero por acción u omisión, Todos lo son o están de alguna manera
implicados. Sin embargo, aunque se trate de una percepción, a la cual no puedo
admitir refutación, tratare de argumentarlo por sobrado argumentario al que
acudir. Observen el caso Pujol. Aun en la calle todos. Sinceramente, sin
esconderse tras las machangadas de presunciones, ya que hasta el mismo Capo se
ha visto obligado a aceptar lo evidente, creo que nadie en Cataluña, que este
en las instituciones o en la vida pública, semipública o privada de cierta
implicación, desconocía las andanzas del Ubú. Cómplices a miles, pero,
conocedores, y consentidores, todos los demás. No me vengan los
“Sormariadelamorhermoso” a decirme que no generalicemos, y se escondan en que
no “todos” son iguales. No, es cierto que los haya peores, pero ninguno se
libra ni son mejores por solo callar. La obligación de denunciar es preceptiva
en cargos públicos, cualquier anomalía detectada en comportamientos desviados o
mala praxis debe ser puesta en conocimiento. Se puede hacer con prudencia,
recabar pruebas, negociar la denuncia para quedar al margen, miles de opciones.
Menos la de callar como cadáver maloliente. En occidente normalmente no hay
inspectores, los compañeros son los que “denuncian” al Infractor o “listillo”,
el corporativismo es a otros niveles. En nuestro país eso es “chivatismo”, muy
mal visto en nuestra cultura latina. Así que unos a callar y otros a comprar
silencios. Los controladores que los hay, ¿cómo no iba a haberlos?, están por
dejar pasar y no dar lata unos y otros a taparlo directamente. Por tanto pues, hay que regenerarlo todo.
Absolutamente todo. He esperado durante lustros que Banqueros, empresarios,
políticos, ex presidentes o funcionarios de altas instituciones nos “salvaran”
y denunciaran la ciénaga corrupta que anega todo. No, ni ninguno, ha
traicionado la “oferta”. Más allá de lo que la camorra Siciliana llevaría esa
ley mafiosa no escrita del silencio absoluto. Claro que, y solo por poner un
corto ejemplo, incluso en los excrementos, decía Baccina y Ponce, “hay
categorías y clases, modos y formas, aspectos y olores. Los de los Reyes que
comen lo mejor, y la de los marineros del Maluco que comen rata y cuero”. Me
explicare o al menos lo intentare. La corrupción del PP, es como todo lo suyo,
elitista, con carrera y oposición, de corbata. Desprecian a todos de manera vil
y arrogantemente soberbia, y se lo llevan crudo y a paladas de cienmillones,
unos pocos de ellos únicamente. Es una corrupción “poco social”. La de Juan
Palomo. Los demás que “se jodan y bailen”. Implica pues mucha corrupción
taifada con satrapías de a tres o cuatro muy repartidas por la piel de Toro.
Pero beneficia a pocos gatos y dos perros. Y el botín nunca aparece. La de los nacionalistas, es de reparto
introvertido. Y el silencio hiela el ambiente. El que hable es laminado social,
fiscal y culturalmente. La cañonera mediática Localista en poder del One, es
tremenda y da miedo. La coima o convoluto adjudicado a dos o tres bizcochables
figuras de la variada oposición como medida primera, les permite el
salvoconducto para sus fechorías con la opacidad, inmunidad e impunidad que les
proporciona los beneficiarios del canon pagado. Son listos para el delito y la
propaganda, así como generosos con el silente testigo. El tesoro pirata aparece
en parte pero no se devuelve jamás. Por último, en este reducido ejemplo de
división simple, se sitúa la “corrupción comunal”. Bestiales cantidades, pero
repartidas entre decenas de miles de ciudadanos. Vgr. Eres de Andalucía. 4.000
millones de euros y aumentando. 200 detenidos, 500 imbricados, entre 500.000
beneficiarios (votantes seguro) clientelares del socialista de turno. Un
puñadito para cada uno y siempre cuidados por el “comisario” de barrio. La
bolsa esta “sulfatada” entre mucha gente y diluida en comida y juerga. La
lluvia fina.
Mientras “se pueda” ejercer la
corrupción, esta aparecerá en cada esquina para llevarse el fruto del trabajo,
de nuestro trabajo, de los que trabajamos. Las instituciones que deben
controlar no solo no hacen nada sino que se aprovechan para trincar lo que más
puedan antes de entregar la cuchara. Tributaria, Banco de España, CNMV, UDEF
etc. Vergonzosas actuaciones sesgadas donde siempre pierde el ciudadano, ya que
recuperar no se recupera nada de lo estafado y menos de los “sobrecostes”
aplicados. Eligen políticamente a uno entre mil, lo exhiben de trofeo, distraen
la atención mientras la Gran Corrupción con nocturnidad, se lleva ríos de
utilidades, soterrada, silenciosamente. Pero aun así, el trofeo, no nos
devuelve nada, ni confiesa, ni aclara nada. Y se acusa al ciudadano de
“sumergido” de dar poca sangre para satisfacer a los vampiros. Ah, !ahí está,
esa es la causa! Que pagamos poco, no que ellos gastan, roban, malversan y
estafan, mucho, mucho más de lo que se puede soportar destruyendo la economía
real. Y los medios, corean, “sumergidos pagar”, así se podrá gastar más. No se
establece “gastar lo que se tiene sino recaudar lo que se gaste”. Gastar y
endeudarse en Megalomanías, innecesarias las más veces para nosotros pero, con
jugosas recompensas para unos cuantos de todo color, eso sí. La corrupción es
por sí misma una partida económica importantísima que mueve consumo y gasto,
negocio y beneficios al gastar y derrochar los corruptos su dinero. Si
denunciamos se esconde, si los dejamos llenan los muelles de Yates, los garajes
de altas gamas, los terrenos de casas lindas ajardinadas. Pero solo ellos
disfrutan del todo, al final nosotros les pagaremos sus deudas contraídas en
hipotecas impagables y en créditos vencidos. Sin haber disfrutado de las mieles
de “su éxito”. Como Como podrán suponer, arreglar esto que esta incrustado en
los genes, requiere intervención divina y 500 años. Y ni seguro estoy. Pero
como decía Lao Tse, "el camino de mil millas empieza con un simple
paso".
A reflexionar
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