Javier Lima Estévez
Graduado en historia por la ULL
Tras la posterior caída del comercio de los afamados caldos
isleños, la cochinilla apareció como una solución en aquellos terrenos que
habían sido cultivados y dedicados al cultivo de la vid por parte de los
campesinos isleños. La cochinilla pasaría a iniciar un nuevo ciclo económico en
el devenir histórico de las islas, cuya aparición derivaría en un crecimiento
efímero, con una evolución estudiada por el profesor universitario Oswaldo
Brito González en su obra “El tránsito a la contemporaneidad”, haciendo alusión
a los efectos derivados de la aparición de aquel cultivo que denomina
“espejuelo diabólico”. Una etapa cuya duración no se prolongaría en el tiempo,
pero cuyo impacto positivo vendría acompañado de toda una serie de cambios en
el plano económico, a la par que se realizaba la creación de los puertos
francos o las consecuencias derivadas de la desamortización.
De los múltiples comentarios que se han expuesto sobre tal
cultivo, destacamos las apreciaciones realizadas en el relato del viajero
británico Alfred Samler Brown, cuya guía sería publicada por primera vez en
castellano en el año 2002 gracias al estudio desarrollado por el profesor universitario
e investigador Nicolás González Lemus y el catedrático de la ULL, Antonio
Tejera Gaspar. Ambos profesores nos aproximan a la visión que Alfred Samler
Brown dejaría de las Islas a finales del siglo XIX en su obra “Breve Historia
de las Islas Canarias”. De sus páginas destacamos los aspectos que muestra
respecto al cultivo de la cochinilla, apreciando y resaltando su importancia
tras la viña, no dudando en manifestar la oposición que ese nuevo cultivo
generó entre “los que temían que esta plaga nueva y detestable pudiera destruir
sus tuneras; de hecho en el siglo precedente se prohibió del todo traer la
cochinilla”, reflejando algunos datos sobre la evolución que tal tinte iba
generando en el ámbito insular, matizando los efectos derivados del descubrimiento
de las anilinas artificiales ante una población en la que, a pesar de no sentir
gravemente los efectos de tal novedad, iba siendo consciente de “los riesgos de
la superproducción y los medios de evitarla”, señalando los intentos realizados
por parte de la sociedad canaria con la finalidad de poder continuar con una
producción cuyo final era inminente. Durante el momento en el que Alfred Samler
Brown visita Canarias aún se continuaba plantando la cochinilla, pues “era
fácil de cultivar y porque el cactus crece en circunstancias inadecuadas para
otro tipo de plantas”.
En la actualidad, casi dos siglos después de la
introducción, aclimatación y exportación de la cochinilla, la imagen de los
nopales en muchos puntos de la geografía insular nos recuerda el impacto de un
cultivo, que, durante varias décadas, lograría estabilizar la dañada economía
isleña tras la posterior crisis del vino.
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