Carmen Felipe Martel
He oído
cosas.
He oído que
los catalanes quieren independizarse; también he oído que “muchos” catalanes no quieren ser de los
nuestros; otras tantas veces, he oído que “algunos” catalanes no quieren ser
españoles.
Pues bien,
yo tengo algo que decir al respecto.
España,
hace ya tiempo, es un país democrático y sus habitantes son considerados
adultos libres e independientes.
Creo que si
un catalán quiere dejar de ser español, puede renunciar a su nacionalidad y
marcharse. Lo mismo puede hacer un asturiano, un canario o un manchego.
¡Ahí está
la puerta! Renuncias a tu nacionalidad y caminas hacia tu nuevo destino, tu
nueva vida.
Pero debo
añadir un pequeño detalle. Un detalle relacionado con el buen uso del lenguaje.
Desde hace
un tiempo, políticos de todas las tendencias, periodistas de todos los estilos,
e incluso particulares muy diversos, usan una extraña expresión al referirse a
esta comunidad autónoma “española” de la que estamos hablando; les oigo decir:
Cataluña y España, como si de dos países se tratara.
Según esto,
parece que muchos, incluso los que se oponen a esta segregación, ya la han
aceptado.
Pero
insisto, si quieres dejar de ser español, deja España y busca tu lugar.
Cataluña es
España. Trabajé en ella durante años; en un tiempo, hasta 16 horas diarias.
Allí me
dejé la piel, junto con otros españoles andaluces, o extremeños, o gallegos,
castellanos, vascos…, para hacer más grande a este país. Y también algunos
latinos, que soñaron estar trabajando para la “madre patria”.
¡Cataluña
es mía, déjala donde está! No será nada sin nosotros, los que trabajamos para
hacerla grande e importante.
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