Bienvenidos al Diario del Valle

SEARCH

sábado, 12 de septiembre de 2015

INDEPENDENCIA DE CATALUÑA: “¡NO PASARÁN!”

Agapito De cruz Franco
La Diada que se celebra en Cataluña cada 11 de septiembre bajo la señera de Aragón y en recuerdo de la caída de Barcelona ante las tropas francesas del Rey Sol es uno de tantos hechos históricos tergiversados por el nacional-catalanismo en su escaso siglo de existencia. Hace muchos años que ya no es el Día de Cataluña sino el Día del nacional-catalanismo y nada tiene que ver con aquel 11 de septiembre de 1714 con una Barcelona y su bandera blanca con la cruz griega roja de San Jordi reivindicando la España de los Austrias en lugar de la que imponía el imperialismo francés de Luis XIV. El hecho de que se depositen flores en el monumento a "Rafael de Casanova", "(cuya estatua levantó en su momento el nacionalismo de principios de siglo)”, es otro síntoma definitorio de lo que digo. Este señor, consejero político de la Barcelona asediada luchó en realidad por España y Cataluña y no por la "como dice uno de sus descendientes...", secesión como dice Luis Mª Gonzaga de Casanova-Cárdenas. De hecho, tras la caída de Barcelona siguió viviendo tal cual con los Borbones ejerciendo su profesión de abogado mientras que los defensores de Barcelona se pudrían en las cárceles y declinaban cualquier prebenda ofrecida por el vencedor. Es el caso del principal defensor de Barcelona, el castellano General Villarroel que es a quien debieran ir a parar esas flores y que tan solo goza de una calle transversal en el centro de la ciudad. Es así que la Diada actual ya no representa a una ciudad, y menos a un país sino simple y llanamente a un partido.
Hemos dado en llamar comúnmente fascismo –independientemente de su significado original de mediados de siglo-, a todo aquel movimiento político que usa el autoritarismo y la prepotencia y en definitiva a cualquier forma de totalitarismo donde la libertad –de una u otra manera- queda secuestrada y la opinión del otro no cuenta.
El fascismo además es camaleónico, se cuela sin apenas darte cuenta como en aquel pensamiento de Bertolt Brecht. Y lo hace  con propuestas y expresiones de lo más paradisíacas, llamando a la unidad a todos vengan de donde vengan, usando incluso la democracia para conseguir sus fines, pero quitándose al final la careta de forma deplorable.
La carta de Artur Mas, y varias personas más –valga la redundancia- que publicó “El País” y dedicada a los españoles contiene elementos preocupantes en ese sentido: La descalificación sin más de una carta anterior de Felipe González, el confundir la parte con el todo y hablar en nombre de la sociedad catalana lo que es opinión de uno de sus sectores, el creerse en posesión de la verdad más absoluta, etc. Cuestiones a añadir al uso ilegítimo, ilegal y antidemocrático de las instituciones autonómicas en beneficio de intereses no sólo partidistas sino específicamente separatistas (cuando el mandato que se les dio fue para gobernar  la sociedad catalana y no para otra cuestión), el descarado y escandaloso control o intento de control por parte de los organismos de la Generalitat de los medios de comunicación públicos y privados cara a las elecciones autonómicas en contra de las mínimas normas de la libertad de expresión, los continuos gestos y declaraciones de determinados partidos, en relación con la construcción de un estado catalán, de desobediencia sí o sí al poder instituido ignorando a la sociedad catalana y sobre todo a quienes están en contra que son más de la mitad, la permanente confusión entre sociedad y estado (Es curioso cómo en una pasada entrevista en TV24h al alcalde de San Vicent dels Horts, al criticar éste cómo –en su opinión- España maltrata a Cataluña, dejaba claro que al referirse a España se refería al Estado español no a los españoles y en relación a Cataluña ocurría todo lo contrario, se refería a la sociedad catalana como objeto de ese maltrato y no a la Generalitat y a los partidos independentistas que esgrimen esa teoría que no reconoce el resto. ) En resumen “la sociedad soy yo”.
Cuando el final de la supercopa de Europa, apareció en las pantallas de TV un hincha futbolístico con una bandera independentista catalana manifestando que entraría al estadio con ella para demostrar que "soy un catalán de verdad". Semejante afirmación nos retrotrae a los años oscuros del franquismo, cuando la misma afirmación era aplicada a ser español si aceptabas la bandera franquista del estado. Ambas afirmaciones se sustentan en la idea totalitaria de que quien no piensa como yo no tiene razón, y que, en este caso, es catalán quien piensa como yo y quien no piensa como yo no lo es.
El consejero de Justicia de la antigua Diputación del General (La Generalitat, para entendernos), llegó a decir algo que cabreó a Aragón, Baleares y Valencia, aunque confirmó mi percepción de que tras el proceso soberanista catalán está el fascismo de siempre, ahora revestido con elementos pseudo-democráticos, colores vivos, emociones irracionales, conceptos históricamente falsos –como toda construcción nacionalista- y regado con una manipulada educación proselitista tras la Transición.
La idea de los "paisos catalans" que expuso ese señor (incluir en su idealista estado nacional parte de Aragón, Valencia, parte de Murcia, un par de islas del Mediterráneo, parte de Francia, Baleares, etc.) es una idea que ha existido siempre en el siglo y un poco más de vida del nacional-independentismo catalán, el deseo de expandir su nación, como así lo deseaban también los fascismos de mediados del siglo XX (No olvidemos que el nacional-catalanismo es anterior y surge a finales del XIX y principalmente a comienzos del XX).
Esta idea confunde el histórico Reino de Aragón con los Condados Catalanes, una provincia que fue de ese Reino (Barcelona y varios más al norte).Se confunde la parte con el todo manifestando así aparte de un claro complejo de inferioridad, una espeluznante falta de cultura histórica. En realidad ni siquiera Tarragona y Lérida forman parte de Cataluña, a la que fueron asignadas como provincias tras la organización provincial a finales del XIX, donde incluyeron también el Vall d´Arán que hasta entonces era aragonés, como Tarragona y el Delta del Ebro.
Lugares estos como Lérida y Tarragona con dialectos propios o el Vall d´Arán con lengua propia y que nada tienen que ver con el catalán (idioma creado artificialmente en 1905 por Pompeu i Fabra y compañía como vehículo político del nacionalismo). Cuando en este sentido apunta el nacional-catalanismo que se trata de unificar la variedad de dialectos existentes en la zona en un idioma común, se olvidan conscientemente que el único idioma existente en esa área es el valenciano, que tuvo en el siglo XV su Siglo de Oro. Asi que si fueran coherentes y no manipuladores debieran haber elegido el valenciano para Cataluña y no el catalán, basado en el dialecto barceloní y que nunca fue tal lengua. La otra lengua actual de Cataluña, aparte del español o del dialecto barceloní (el llemosí) convertido luego en catalán es el aranés u occitano aranés.
Resulta que la CUP -uno de los grupos independentistas- es, parece ser, quien más esgrime esta idea del pancatalanismo de esos fantásticos paisos catalans. Y me han dicho este verano en la ribera del Douro que su líder es zamorano. No he salido de mi asombro y voy a comprobar si es cierta esta afirmación porque nada peor como dice un amigo mío que los conversos en el problema catalán. Si consigo hablar con él le voy a proponer la idea de que consideren parte de Cataluña también Zamora o mejor, toda España y asi acabamos con el problema. Porque puestos a fantasear, todo vale. A mí me da igual que la capital de estos reinos esté en Madrid o Barcelona, aunque sinceramente, preferiría  Oporto.
Les dejo con los enlaces virtuales de mi libro impreso en papel y editado el 9-n de 2014 y que pueden ver en las bibliotecas y encontrar aún creo en más de una librería de La Orotava. Enlaces que circulan por Facebook gracias al saber hacer virtual de mi amigo Paco Barreda. También hay otros similares que adaptó de mi libro Manuel González, la cultura que no cese. Su título: “Cataluña / Catalunya / Catalonha. ¡Yo también quiero decidir! / ¡Jo també vull decidir! / ¡Jo tanben voi decidir!”, por Agapito de Cruz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario