Lorenzo Soriano
Salvando las enormes distancias
distintas y distantes, el paralelismo entre lo sucedido en el país
Caribeño/Atlántico y lo que está sucediendo en el nuestro, no es casualidad. Y
ni siquiera es por causa de los infiltrados pagados para desestabilizarnos que
han conseguido llamar la atención de un electorado harto y de otro
mal-criado a la sombra del trabajo y
sacrificio de las generaciones
anteriores. No. En Venezuela, tanto Copei como Adeco, con representantes de la
Internacional socialista de la calaña de
CAP*, abusaron tanto de un pueblo, robaron, medraron, absorbieron, destruyeron
tanto, que inevitablemente empujaron a los ciudadanos a la situación actual.
Hay casos parecidos como Ecuador e incluso Bolivia. Países asimismo donde la estulticia, la ignorancia o inepcia, la avidez y la falta de sensibilidad de los
gobernantes para con los ciudadanos, produce estos monstruos que destruyen al
país, y tardan demasiado en caer, o ser sucedidos. En España acaece algo
parecido, repito, sin acritud y con las excepciones preceptivas. Los
gobernantes durante 30 años, han destruido todas las ilusiones y esperanzas de
ser un país libre, de justicia, de fiscalidad adecuada y donde ser feliz pueda
ser una realidad. La clase política y la
funcionarial en parte, se han apoderado de todo poder, ley y recurso creado, incluso con anterioridad a
ser producido. De impuestos sin cuento y
de tasas sin fin, además de cuotas impagables y de licencias, cánones,
normativas incumplibles, revisiones, inspecciones, indicaciones, y condiciones
para entorpecer todo tipo de actividad. Como si fuéramos un país nórdico,
ordenado, estudioso o disciplinado. Con fiscalidades en ningún caso
equiparables a las posibilidades reales de obtención de recursos, establecimiento
de márgenes con posibilidades de ser
aceptados por nuestra economía.
La insuficiente capacidad
de ahorrar de nuestras pequeñas empresas, la falta de la fiscalidad
corporativa, el alto precio de las energías, de las comunicaciones y de los
transportes. Todo esto no se sopesa por un Estado dizque Europeo pero con una administración
bananera, sin responsables de gestión, recaudadores ambiciosos y que solamente
extorsiona a los contribuyentes productivos para mantener una Administración el
triple de grande que cualquier país de nuestro entorno con similares índices de
población. No hay posibilidades de que produzcamos renta suficiente con
nuestros recursos y el paro endémico para sostener ese nivel fiscal ni ese
gasto elefantiásico que producen las autonomías y las otras 4 administraciones
más que se niegan a reducir ni un milímetro. Dependiendo de la falta de gasto
militar, de que la Iglesia se ocupe de la dependencia social grave y del
cuidado del patrimonio cultural en su mayor medida. En la espalda de los
autónomos, que conforman la mayoría de la clase media, recae el peso de la recaudación. La están
destruyendo con un grado de inconsciencia pavorosa. Han conseguido transmitir
un odio al empresario, desacreditando la condición de empleador y asociándola a
“sanguijuela” succionadora y explotadora
de trabajadores indefensos. El empresario no puede soportar los derechos de los
trabajadores que el estado se sacude, y
le traslada, y la recaudación de
impuestos masiva y confiscatoria siempre al alza. La suma de las dos variables
hace inviable a la mayoría de las empresas. Y lo que pueden pagar, es gran poca
cosa, teniendo en cuenta que hay que añadir el 50% más de las remuneraciones reales para obligatoriamente
dárselas a un estado voraz sin escrupulosidad ni rigor en gasto. Por entre
otras razones de que el margen aceptado por el esquilmado consumidor potencial
es escasísimo.
Pues bien, todo esto provoca una
revulsión en toda la ciudadanía, de arriba abajo, de derecha a izquierda, que
hace que el sistema rechine y pueda saltar por los aires con los Chamanes de la
extrema izquierda apoyados en la experiencia Venezolana. Y financiados por el odio de los dirigentes
americanos aprovechan para ocupar el poder que la ambición y la avaricia de nuestros
gobernantes dejan a su paso y huida.
Afortunadamente, y esto es algo que me cuesta tragar, estamos
“protegidos” por Europa, la OTAN, las bases americanas y el Turismo. Nunca he
creído en Europa porque no nos parecemos en nada y no podemos soportar la
comparación, ni equiparación, pero esta vez, será el freno sin duda, como paso
en Grecia, para que estos malandrines se hagan con el poder y destruyan por
lustros a nuestro país.
A Reflexionar.
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