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sábado, 26 de septiembre de 2015

CARACAS-MADRID-BARCELONA.

         
Lorenzo Soriano

Salvando las enormes distancias distintas y distantes, el paralelismo entre lo sucedido en el país Caribeño/Atlántico y lo que está sucediendo en el nuestro, no es casualidad. Y ni siquiera es por causa de los infiltrados pagados para desestabilizarnos que han conseguido llamar la atención de un electorado harto y de otro mal-criado  a la sombra del trabajo y sacrificio de las  generaciones anteriores. No. En Venezuela, tanto Copei como Adeco, con representantes de la Internacional socialista  de la calaña de CAP*, abusaron tanto de un pueblo, robaron, medraron, absorbieron, destruyeron tanto, que inevitablemente empujaron a los ciudadanos a la situación actual. Hay casos parecidos como Ecuador e incluso Bolivia. Países asimismo donde  la estulticia, la ignorancia o inepcia,  la avidez y la falta de sensibilidad de los gobernantes para con los ciudadanos, produce estos monstruos que destruyen al país, y tardan demasiado en caer, o ser sucedidos. En España acaece algo parecido, repito, sin acritud y con las excepciones preceptivas. Los gobernantes durante 30 años, han destruido todas las ilusiones y esperanzas de ser un país libre, de justicia, de fiscalidad adecuada y donde ser feliz pueda ser una realidad. La clase política y  la funcionarial en parte, se han apoderado de todo poder, ley y  recurso creado, incluso con anterioridad a ser producido.  De impuestos sin cuento y de tasas sin fin, además de cuotas impagables y de licencias, cánones, normativas incumplibles, revisiones, inspecciones, indicaciones, y condiciones para entorpecer todo tipo de actividad. Como si fuéramos un país nórdico, ordenado, estudioso o disciplinado. Con fiscalidades en ningún caso equiparables a las posibilidades reales de obtención de recursos, establecimiento de márgenes  con posibilidades de ser aceptados por nuestra economía.                    

La insuficiente capacidad de ahorrar de nuestras pequeñas empresas, la falta de la fiscalidad corporativa, el alto precio de las energías, de las comunicaciones y de los transportes. Todo esto no se sopesa por un Estado dizque Europeo pero con una administración bananera, sin responsables de gestión, recaudadores ambiciosos y que solamente extorsiona a los contribuyentes productivos para mantener una Administración el triple de grande que cualquier país de nuestro entorno con similares índices de población. No hay posibilidades de que produzcamos renta suficiente con nuestros recursos y el paro endémico para sostener ese nivel fiscal ni ese gasto elefantiásico que producen las autonomías y las otras 4 administraciones más que se niegan a reducir ni un milímetro. Dependiendo de la falta de gasto militar, de que la Iglesia se ocupe de la dependencia social grave y del cuidado del patrimonio cultural en su mayor medida. En la espalda de los autónomos, que conforman la mayoría de la clase media,  recae el peso de la recaudación. La están destruyendo con un grado de inconsciencia pavorosa. Han conseguido transmitir un odio al empresario, desacreditando la condición de empleador y asociándola a “sanguijuela” succionadora y  explotadora de trabajadores indefensos. El empresario no puede soportar los derechos de los trabajadores  que el estado se sacude, y le traslada,  y la recaudación de impuestos masiva y confiscatoria siempre al alza. La suma de las dos variables hace inviable a la mayoría de las empresas. Y lo que pueden pagar, es gran poca cosa, teniendo en cuenta que hay que añadir el 50%  más de las remuneraciones reales para obligatoriamente dárselas a un estado voraz sin escrupulosidad ni rigor en gasto. Por entre otras razones de que el margen aceptado por el esquilmado consumidor potencial es escasísimo.

Pues bien, todo esto provoca una revulsión en toda la ciudadanía, de arriba abajo, de derecha a izquierda, que hace que el sistema rechine y pueda saltar por los aires con los Chamanes de la extrema izquierda apoyados en la experiencia Venezolana. Y  financiados por el odio de los dirigentes americanos aprovechan para ocupar el poder que la ambición y la avaricia de nuestros gobernantes dejan a su paso y huida.  Afortunadamente, y esto es algo que me cuesta tragar, estamos “protegidos” por Europa, la OTAN, las bases americanas y el Turismo. Nunca he creído en Europa porque no nos parecemos en nada y no podemos soportar la comparación, ni equiparación, pero esta vez, será el freno sin duda, como paso en Grecia, para que estos malandrines se hagan con el poder y destruyan por lustros a nuestro país.                         


A Reflexionar.

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