Lorenzo Soriano
Fernando Casado
Cañeque
"Non-Violence"; - cerca de Malmo Central
Station. Autor en Flikr: ϟ†Σ 42 de las 50 ciudades más violentas del mundo se
encuentran en América Latina y el Caribe. La primera posición correspondió a
Caracas, con una tasa de 119.87 homicidios por cada 100 mil habitantes. La
capital de Venezuela desbancaba a la ciudad Hondureña San Pedro Sula, que
llevaba cuatro años consecutivos liderando este sangriento ranking realizado
por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, A.C.
(CCSPJP) de México.
De las 50 ciudades del ranking, 21 se ubican en Brasil, 8
en Venezuela, 5 en México, 4 en Sudáfrica, 4 en Estados Unidos, 3 en Colombia y
2 en Honduras. El Salvador, Guatemala y Jamaica completan el listado.
Para pertenecer a este siniestro listado, el CCSPJP exige
que los municipios considerados sean predominantemente urbanos y tengan 300 mil
o más habitantes. Los homicidios han de ser intencionales, por agresión con
violencia, con excepción de muertes en operaciones de guerra, lo que explica
que algunas ciudades no sean parte del ranking. Las cifras de homicidios deben
provenir de fuentes oficiales y su metodología de cálculo ha ser verificable
(el Instituto Igarapé realiza un ranking alternativo que sí incluye ciudades en
zonas de guerra y utiliza metodología de cálculo diferente).
A pesar de la maldición que cae sobre la región
latinoamericana, al parecer, existe margen para la esperanza. Del ranking del
año pasado salieron ocho ciudades que figuraron en el ranking 2014: Belo
Horizonte (Brasil); Medellín y Cúcuta (Colombia); Chihuahua, Cuernavaca,
Juárez, Nuevo Laredo y Torreón (México). Entre ellas destacan de manera
simbólica la mexicana Ciudad Juárez y la colombiana Medellín. La primera de
hecho fue número uno del ranking urbano de la violencia entre 2008 y 2010. La
segunda, con una tasa de homicidios que en la década de los noventa oscilaba
los 400 por cada 100 mil habitantes, cuenta con la mayor reducción de este
índice, llegando a 26,91 en 2014. Otras ciudades como Río de Janeiro y Sao
Paulo han logrado disminuir un 65% y 70%, respectivamente durante la última década.
La reducción de la violencia en estas ciudades no es
casual. Existe un gran movimiento social orientado a crear una cultura
ciudadana que ha facilitado la intolerancia y el rechazo social a la violencia
en una región tradicionalmente laxa con los homicidios. Desde las mimos
callejeros con sus tarjetas de mala conducta y la noche de mujeres impulsadas
por Antanas Mockus en Bogotá, a las manifestaciones colectivas de denuncia y
los movimientos sociales que actúan como observatorios del crimen facilitando
sus denuncias, la ciudadanía en la región se ha volcado para cambiar su destino
violento.
Las instituciones públicas también han jugado un papel
crucial en el proceso. Por ejemplo, facilitar el transporte público de calidad
y la presencia permanente de instituciones en zonas marginadas, promover el
papel de líderes sociales en programas de recolección de armas entre
comunidades conflictivas, potenciar programas sociales que apoyan a hogares
encabezados por mujeres solteras o fomentar iniciativas que facilitan las
actividades después de la escuela a jóvenes en situación de riesgo han sido
fundamentales en la reducción de las cifras.
Según Robert Muggah, Director de Investigación del
Instituto Igarapé, “El cambio de enfoque comenzó a finales de los noventa, cuando
la violencia se disparó en América Latina. En lugar de luchar contra la
delincuencia mediante el despliegue de más policías y soldados, algunos
alcaldes visionarios comenzaron un experimentar medidas alternativas. Adoptaron
una mirada más cercana y observaron cómo la violencia se distribuía
geográficamente y en qué momento de la semana se producía”.
Lo que descubrieron fue sorprendentemente sencillo y
predecible: la violencia se concentraba en áreas específicas en zonas de bajos
ingresos y asentamientos de rápido crecimiento, con personas más propensas a
ser víctimas (jóvenes de comunidades marginadas y en el paro), con más
proliferación los fines de semana en torno a días de pago, sobretodo en zonas
donde hubiera acceso amplio a alcohol y las drogas.
“Lo interesante es que se dieron cuenta” sigue contando
Muggah, “que bien coordinados, las intervenciones dirigidas a un número
reducido de personas conflictivas y lugares concretos fue más eficaz en la
prevención y reducción de la violencia urbana que cualquiera de los despliegues
policiales a gran escala”.
Aunque como comenta Aníbal Gaviría, ex – alcalde de
Medellín y uno de los precursores de la mayor reducción de violencia urbana de
la región, no existe una relación directa entre pobreza y violencia, pero sí
entre desigualdad y violencia: “La mejor forma de afrontar la violencia es
generar más igualdad para todos los habitantes de la ciudad. Las sociedades
donde se logre mayores niveles de seguridad, si al mismo tiempo no se avanza en
garantizar mayores niveles de igualdad, los logros serán coyunturales y no
sostenibles”.
Por lo tanto, uno de los principales retos de la región
para disminuir la violencia es combatir los altos índices de desigualdad ya que
a pesar del progreso y todos los avances, América Latina sigue siendo la
segunda región más desigual del planeta. En definitiva, tal y como recuerda
Gaviria, “se ha demostrado que las ciudades son generadoras excelentes de
riqueza, pero ahora toca demostrar que también pueden ser generadoras de
equidad”.
LAS 50 CIUDADES MÁS PELIGROSAS DEL MUNDO (*)
1. Caracas, Venezuela – 119.87
2. San Pedro Sula, Honduras – 111.03
3. San Salvador, El Salvador – 108.54
4. Acapulco, México – 104.73
5. Maturín, Venezuela – 86.45
6. Distrito Central, Honduras – 73.51
7. Valencia, Venezuela – 72.31
8. Palmira, Colombia – 70.88
9. Cape Town, Suráfrica – 65.53
10. Cali, Colombia – 64.27
11. Cuidad Guayana, Venezuela – 62.33
12. Fortaleza, Brasil – 60.77
13. Natal, Brasil – 60.66
14. Salvador, Brasil – 60.63
15. St Louis, Missouri, U.S. – 59.23
16. Joao Pessoa, Brasil – 58.40
17. Culiacán, México – 56.09
18. Maceio, Brasil – 55.63
19. Baltimore, Maryland, U.S. – 54.98
20. Barquisimeto, Venezuela – 54.96
21. Sao Luis, Brasil – 53.05
22. Cuiaba, Brasil – 48.52
23. Manaus, Brasil – 47.87
24. Cumana, Venezuela – 47.77
25. Ciudad Guatemala, Guatemala – 47.17
26. Belem, Brasil – 45.83
27. Feira de Santana, Brasil – 45.5
28. Detroit, Michigan, Estados Unidos – 43.89
29. Goiania, Brasil – 43.38
30. Teresina, Brasil – 42.64
31. Vitoria, Brasil – 41.99
32. New Orleans, Luisiana, U.S. – 41.44
33. Kingston, Jamaica – 41.14
34. Gran Barcelona, Venezuela – 40.08
35. Tijuana, México – 39.09
36. Vitoria da Conquista, Brasil – 38.46
37. Recife, Brasil – 38.12
38. Aracaju, Brasil – 37.7
39. Campos dos Goytacazes, Brasil – 36.16
40. Campina Grande, Brasil – 36.04
41. Durban, Suráfrica – 35.93
42. Nelson Mandela Bay, Suráfrica – 35.85
43. Porto Alegre, Brasil – 34.73
44. Curitiba, Brasil – 34.71
45. Pereira, Colombia – 32.58
46. Victoria, México – 30.50
47. Johannesburgo, Suráfrica – 30.31
48. Macapa, Brasil – 30.25
49. Maracaibo, Venezuela – 28.85
50. Obregón, México – 28.29
(*) Homicidios por cada 100,000 habitantes
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