Manuel Hernández González
De forma similar a la experimentada en Venezuela con
posterioridad con la creación en 1728 de la Compañía Guipuzcoana, la política
mercantilista de la Corona tendió a controlar el recurso tabaquero para evitar
que se evadieran como hasta la fecha los impuestos por vía del contrabando y se
incrementase de esa forma el comercio con la Península, hasta entonces muy
precario. La particularidad cubana es que se proyectó no una compañía privada
monopolista, sino la comercialización directa de la producción por el Estado,
el llamado Estanco del tabaco. No era casual que detrás de él estuviera como
promotor el oligarca Núñez del Castillo.
La Corona había estancado ya el tabaco en Canarias. Sin
embargo el fraude era evidente y se comercializaban las producciones cubanas
desde las islas tanto para la Península, como especialmente para el extranjero.
La creación de la Intendencia en Canarias tenía como claro objetivo limitar al mínimo
tal comercio ilegal. Todas las clases sociales isleñas percibieron esa ofensiva
regia. El resultado de su oposición fue el asesinato del Intendente por el
populacho santacrucero, con el beneplácito o tolerancia de las elites
dominantes.
Un proceso similar y coetáneo fue sentido de igual forma
por los vegueros isleños en Cuba. Sin embargo, parecía en 1716 que las
protestas de propietarios de molinos y de algunos regidores habaneros habían
surtido efecto y el proyecto monopolizador parecía estancarse. En 1717 un bando
del gobernador establecía el Estanco, por el que todos los cosecheros y
comerciantes estaban obligados a venderlo al Estado a un precio previamente
fijado. El 21 de agosto de ese año se concentraron en Jesús del Monte, próximo
a La Habana, varios cientos de vegueros que entrarían al día siguiente en la
capital. Exigían la expulsión del Gobernador y de los responsables del Estanco.
Para acallar los ánimos se aceptan tales reclamaciones. Pero el nuevo
Gobernador tiene órdenes precisas para restaurar el Estanco.
Tal decisión lleva a desencadenar entre el 14 y el 27 de
julio de 1720 un nuevo motín. La sublevación se controla por la mediación de un
rico oligarca, José de Bayona y Chacón. Se les había garantizado que sus
demandas serían atendidas. Nada de eso se realiza y la especulación se ceba
sobre los vegueros que deben vender a un precio cada vez más bajo sus
producciones. El creciente malestar les lleva a 300 de ellos en febrero de 1723
a arrancar las siembras en áreas próximas a La Habana. El Gobernador los
amenaza con la pena capital, pero la negociación fracasa. En el Rancho de los
Boyeros se enfrentaron los cultivadores con el ejército. Once de ellos serían
fusilados y sus cuerpos colgados en los árboles de los caminos. Los muertos en
el motín a consecuencia de las heridas serían ocho y se computó en más de
cincuenta el número de desaparecidos.
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ResponderEliminarBuen artículo, lo comaparto con miles de amigos enhttps://www.facebook.com/CubanuestralaprimeradeEscandinavia/ con mi siguiente valoración del hecho histórico que se narra. Cuando los vegueros se sublevan en Cuba gobernaba en España el segundo Rey de la dinastía Borbónica conocido como Luis el liberal, aquella, como la de Tupac Amaru, fue en realidad una rebelión contra el liberalismo y autoritarismo borbónico impuestro desde Francia a los hispanos de los dos continentes, en concreto, como se dice en el artículo, luchaban contra el mercantilismo, que se caracterizó por una fuerte intervención del Estado en la economía, coincidente con el desarrollo del absolutismo monárquico.
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