Juan Antonio Gómez Jerez
El concepto de curación se refiere a la desaparición de los síntomas. Por
ejemplo, una persona que haya sufrido durante 20 años de artritis en las manos,
súbitamente deja de experimentar dolor y la hinchazón desaparece. O una persona
que tiene un cáncer entra definitivamente en remisión.
La sanación tiene mucho más que ver con el origen de la enfermedad o los
síntomas y con la transformación que las personas viven cuando reconocen sus
creencias limitantes, sus emociones aún no procesadas y su dimensión
espiritual. Es imposible para el cuerpo o la mente lograr cambios si una
persona continúa repitiendo los mismos patrones de comportamiento que lo han
enfermado en primer lugar.
Vamos a pensar en una perspectiva única sobre por qué las personas no se
curan. Siempre hemos pensado que todo el mundo quiere ser sanado. Y
podemos llegar a la conclusión
“hipotética” de que “La sanación es muy poco atractiva para muchas personas”.
Los impedimentos para la curación incluyen renunciar a vivir en el pasado,
dejar de ser víctima, y el miedo al cambio.
Dirigir el pensamiento y la energía hacia el pasado desvía la fuerza
vital de las células y los órganos que necesitan esa energía para funcionar y
sanar.
La curación requiere vivir en el presente, recuperando la energía de los
traumas y heridas del pasado. Habría que pensar que la única razón para
alimentar y mantener vivo el pasado es a causa de la amargura de lo que pasó.
Negarse a perdonar un evento o a una persona del pasado produce fugas
energéticas del cuerpo. El perdón sana estas filtraciones. El perdón no tiene
nada que ver con no culpar a otros por las heridas que causaron. Tiene más que
ver con “liberarnos de la percepción de víctima”.
Cuando podemos ver un acto doloroso como parte del proceso de la vida, como
un mensaje o un desafío en lugar de una traición personal, la energía vital
fluye de vuelta a los circuitos de energía del cuerpo físico.
LAS PERSONAS NO SE CURAN PORQUE NO SE HAN LIBERADO DE LA ILUSIÓN DE SER
VÍCTIMA.
Con demasiada frecuencia, la gente obtiene poder con sus heridas porque han
encontrado que suscita el apoyo de otros. Las heridas se convierten en un medio
de manipular y controlar a los demás. Con lo cual es muy fácil seguir enfermos
porque no somos capaces en muchos casos de perdonarnos a nosotros mismos. A las víctimas se las agasaja con todos los
medios posibles, lo cual deja una puerta abierta a que se ocupen de nosotros. Tomar
conciencia es muy difícil;
¡¡MUY DIFÍCIL!!
GENERALMENTE, LA RECUPERACIÓN REQUIERE HACER CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA,
ESTILO DE PENSAMIENTO Y ASUMIR LAS CIRCUNSTANCIAS, MEDIO AMBIENTE, Y RELACIONES. EL CAMBIO PUEDE
SER ATERRADOR.
Es fácil mantenerse en un compás de espera, alegando que uno no sabe qué
hacer, pero rara vez es cierto. Cuando estamos en un compás de espera, es
porque sabemos exactamente lo que debemos hacer, pero estamos aterrorizados
para actuar en consecuencia. El miedo se apodera de nosotros al mismo tiempo
que una leve sensación de pena. Eso no nos hace avanzar.
El cambio es alarmante. La espera da sensación de seguridad, cuando la
única manera de adquirir ese sentimiento de seguridad es entrar en el
torbellino de los cambios y salir por otro lado, sentirse vivo otra vez: ACTUAR.
La sanación requiere acción. Comer adecuadamente, hacer ejercicio diario,
tomar el medicamento adecuado, genera cambios saludables en el físico.
Soltar el pasado, dejar puestos de trabajo estresantes o relaciones
inadecuadas, son acciones que sostienen la energía del cuerpo. Lo que apoya al
uno apoya al otro, porque la energía física y energética están confusamente
unidas.
INCLUSO EL PROCESO DE MORIR, AL QUE TODOS NOS ENFRENTAMOS, PUEDE
CONVERTIRSE EN UN ACTO DE SANACIÓN DE VIEJAS HERIDAS QUE SON LIBERADAS
RESOLVIENDO ASUNTOS PENDIENTES CON LOS SERES QUERIDOS.
EL CAMBIO VIENE DE APRENDER A AMAR TODA SITUACIÓN EN TODO MOMENTO, APRENDER
A FLUIR, SER AMOR EN ACCIÓN. NO A CONFORMARSE SINO ACEPTAR Y AMAR LO QUE NOS
VIENE. NOS HACE APRENDER.
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