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sábado, 19 de marzo de 2016

VIVENCIAS DE LA SEMANA SANTA EN LA PARROQUIA DE LA CONCENCIÓN DE REALEJO DE ABAJO


 Esteban Domínguez

Hace 15 años que este artículo conservo, de La Semana Santa en la Parroquia de Ntra. Sra. de La Concepción, y que publique el periódico EL DIA, y que por su interés quiero reproducir algunas líneas de mismo.

En este artículo conté con la colaboración de dos señoras como lo fueron doña Amparo Palmero de 86 años de edad, y doña Isabel González Fuentes de 90 años. Más conocida este último cono “la sacristana” que nos recuerdan aquellas celebres solemnidades de los años 40.

Doña amparo nos recuerda que las funciones religiosas se celebraban por la mañana, en cuanto a las procesiones doña Isabel nos dice que el Lunes Santo se celebraba la del Señor de Huerto. Y que iba desde la parroquia matriz del Realejo de Abajo, hasta San Agustín, con sus hermandades y Banda de Música., el clero parroquial y muchísima gente”.

La del martes Santo, en honor al Señor Preso, recorría, junto a San Juan, y San Pedro, el mismo trayecto del día anterior.

La del Miércoles Santo, se celebraba con San Juan el Señor de la Cañita, y La Dolorosa. Esta procesión se realizaba un año para la Cruz Verde y la siguiente pasa San Agustín. Todas ellas muy concurridas de gentes. Pero la función de ese día se celebraba por la mañana, con la toma de posesión de Hermano Mayor, de la Hermandad del Santísimo, el lavado de pies y el estruendo, que daba paso desde ese momento a paralizar toda obra servil, hasta el día de La Resurrección, y que alcanzaba la paralización de la música en las emisoras de radio, pues solo se oía música sacra.
Doña Isabel nos contaba con total lucidez cómo su padre, don Manuel Hernández Siverio, que nació en el año1890, estuvo por un largo periodo de tiempo, (unos 25 años) como sacristán de la Parroquia Matriz de La Concepción del Realejo de Abajo. Por ello a este señora se le conocía como doña “Isabel la sacristana” apodo que le agradaba muchísimo. Más tarde le sustituyó do Lucio González.

Más adelante nos comentó y en esa misma charla como se realizaba la procesión de “mandato”, que se celebraba el “Jueves Santo”, y se subía por la Calle Cruz Verde con la imagen de San Juan, Cristo Crucificado y La Dolorosa. Este acto que comenzaba a partir de las tres de la tarde, y terminada el mismo, se procedía al “vía- crucis” entre ambas parroquias. (Santiago Apóstol y La Concepción). Es decir –aclaró- a la misma hora, y se encontraban en el mismo trayecto.

En cuanto al Viernes Santo, Doña Isabel nos comentó que en esos años no se realizaba el “encuentro”, y que la procesión mañanera bajaba hasta El Calvario con las imágenes de San Juan, La Magdalena, el Nazareno y La Dolorosa. El sermón en ese lugar dice doña Amparo, lo realizaba el canónigo don Leopoldo Morales Armas ante una gran multitud de gentes. En la Ermita de San Vicente se quedaba el Nazareno. Dice doña Isabel. Si ese año no se celebraba la Procesión Magna, que era solo costumbre de realizarla cada cinco años. Y cuando ésta se realizaba, al Nazareno lo desplazaban una vez. Ya concluida la Procesión, del Calvario hasta la parroquia por el paseo de tierra de la finca de Los Príncipes hasta la iglesia para luego salir en la Procesión “Magna” de Viernes Santo.

También señaló que a la misma acompañaban no solo un grupo de soldados de la custodia de Señor Muerto junto a la Urna, sino además participaban una banda de cornetas y tambores y tambores, y La Banda de música “La Filarmónica” que nos ponían dicen, los pelos de punta. En dicha Procesión participaban tres sacerdotes revestidos con los manteos blancos, entre ellos, el párroco que ocupaba la parte central, llevaba colgado en el pecho la llave de la Sagrario. Asistía la Corporación en Pleno, con su alcalde al frente, el juez de paz, y otras autoridades, esta procesión se llevaba hasta San Agustín. Con regreso al templo parroquial, donde se le daba sepultura al cuerpo de Cristo en un acto emocionante nos comentaban estas dos señoras.

También nos recordó el sermón de las “siete palabras”, que tanta admiración despertó en aquellos años, y que inicio en esta parroquia el recordado don Antonio Rodríguez Bello.

La charla fue muy amena. Nos hablaron de la Casa Sindical. De la Procesión de las Espigas, de la primera Romería de San Antonio en Tigaiga , y como decía don Guillermo Camacho, cuando las bellas damas realejeras depocitaván en la túnica del Señor que se esponia en los pies de la escalera de los “Condes del Palmar” antes de ser trasladado a la parroquia ÷ara la funcion del Santo Entierro, sus valiosas Joyas.

Dos mujeres que cada vez que nos llegan estas fechas nos recuerdan aquellos años de nuestra niñez. Cuando escuchábamos aquellos bellos conciertos una vez concluida la fusión de la misa mayor desde lo alto de kiosco de la plaza.

Todo como es natural, tiene un principio y un final, y en los anales de la historia y la memoria, recordamos como no puede ser de otra maneja. Aquellos viejos tiempos, donde hasta los zapateros, tenían la oportunidad de “remendar” nuestros zapatos.

 Don mujeres que desde muy pequeñas aprendieron a contar, cuantas piedras cal, arena y cemento se utilizó para levantar este templo parroquial, que devoraría el fuego el día 5 de noviembre de 1078, y se llevó consigo, ya valiosas imágenes, altares y techo de bellísima arquitectura.


El tiempo pasa, y los recuerdos quedan de aquella que algunos denominaban la “Catedral del Norte de Tenerife”.

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