Javier Lima Estévez. Graduado en Historia por la ULL
La Orotava ha contado a lo largo de su historia con
diferentes centros educativos que han trazado por méritos propios una pauta
esencial en su trayectoria. En ese sentido, la orden salesiana marca una huella
presente en la villa orotavense desde 1948 a través del incomparable marco del
Colegio San Isidro. Hasta el año 1941, los Hermanos de la Doctrina Cristiana
habían regido el destino de tal institución académica. Sin embargo, con su
marcha se genera la necesidad de buscar una orden religiosa que pudiera hacerse
cargo de impartir enseñanzas cristianas en el lugar, atendiendo a la voluntad
expuesta en el testamento del gran filántropo orotavense y fundador del Colegio
San Isidro, don Nicandro González y
Borges (1846-1916). En esa búsqueda se iniciaron los contactos que
fructificaron en el acuerdo con la Congregación Salesiana.
Se han escrito diversos libros y artículos en los que se
analiza la trayectoria histórica de la orden salesiana en La Orotava y su
influencia en la educación del Valle, destacando las obras de don Guillermo
Navarro González Los salesianos en La Orotava (1948-1998), don Juan Cullen
Salazar El Colegio San Isidro de La Orotava (1907-1998) y don Francisco Mesa
Bravo Aromas de gratitud. En ese sentido, con la finalidad de aproximarnos al
conocimiento de la vida de aquellos primeros salesianos, acudimos al testimonio
del ingeniero de montes, investigador y ex eurodiputado don Isidoro Sánchez
García, alumno de la primera promoción. Su vinculación con el centro se inicia
a la temprana edad de seis años, tras la visita del primer director salesiano
de La Orotava, don Claudio Sánchez Martín, a la ferretería de su abuelo don
Eustaquio. Una propuesta que sería bien recibida y aceptada con satisfacción
por la familia, inaugurando Sánchez García una nueva etapa en la historia del
colegio junto a más de cien chicos.
Son múltiples y variadas las anécdotas y vivencias que
podría señalar de su etapa como estudiante en el colegio, recordando, por
ejemplo, “al médico Miguel Linares, pionero en el toque de la campanilla
académica desde las 8,25 de la mañana hasta las 7,50 de la tarde, y que fue una
actividad que heredé posteriormente con campanilla incluida hasta llegar al
timbre”.
Apunta que desde la inauguración del colegio por parte de
los salesianos acudieron muchos chicos del Puerto de la Cruz y Los Realejos,
“que salían antes para que pudiesen coger la guagua, ya que el Colegio San
Isidro fue comarcal desde el primer minuto”. No duda en afirmar la notable
calidad de las enseñanzas recibidas durante su formación, pues “todos quedamos
marcados por la disciplina y la constancia, por el buen hacer y la puntualidad,
por el amor a la agricultura y a la naturaleza, y también al cine y al turismo,
pese a don Pacífico Medina Sevillano”. Y es que don Pacífico, director del
colegio con una gran formación intelectual, recomendaba siempre a los chicos
que no bajaran al Puerto de la Cruz por “miedo” a la presencia de las chicas
del incipiente turismo de masas, apuntando que en el caso de bajar a la ciudad
portuense no sobrepasaran los límites de Las Arenas.
Continuó su formación en el colegio durante los años
cincuenta, superando la clase Media y el Ingreso, avanzando junto a sus
compañeros por la senda del bachiller y las reválidas, en cuarto y sexto, hasta
finalizar su etapa salesiana con la llegada del preuniversitario en 1958.
En la actualidad, el colegio Salesianos San Isidro se
encuentra en una fase de innovación metodológica, adaptando su modelo se
enseñanza al contexto del siglo XXI. Una trayectoria y un modelo educativo
iniciado en el siglo XIX en Italia, difundido en el valle orotavense desde
mediados del siglo XX y que toma impulso para seguir marcando y definiendo con
fuerza su estela.
Hasta el 13 de abril se desarrollan unas Jornadas de
Puertas Abiertas para todas aquellas familias interesadas en conocer la
dinámica educativa de un centro con visión y proyección de futuro bajo una
larga trayectoria histórica que actúa como su mejor sello de calidad.
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