Rosario Valcárcel
…Si te pegan un palo no llores Lola
vale más llevar palos que dormir sola. Eres, eres
eres como la alpispa junto a la Sieca…
La alpispa de Néstor Álamo.
Cuando yo era pequeña existía un periódico que se llamaba
“El Caso” un periódico que, unía lo oscuro y lo terrestre, lo sustancial y lo
misterioso del género humano, tenía una gran difusión. Y recuerdo que un día
apareció una noticia que me quitó el sueño durante mucho tiempo. Estaba
aterrorizada.
La crónica hablaba de un padre de familia, al parecer un
dechado de virtudes que sin saber el por qué había matado a sus tres hijos y a
su mujer que dormía plácidamente en su cama.
Él los había matado con un hacha.
Aquellos hachazos sonaron en mi cabeza, en mi conciencia,
durante mi niñez. Estallaron en un miedo absurdo hacia todos los padres, hacia
todos los hombres. Poco a poco me fui calmando, jugué con mi padre, hablaba,
encarnaba el símbolo paternal maravillosamente. Me enseñó a desenterrar miedos,
a librar la lucha del recelo, de esa alma infantil que necesita que se le
abrigue y proteja. Me entendía con esa emoción sincera suya, innata. Respetaba
a mi madre, compartía cosas con los amigos. Supo disipar mi intranquilidad,
fabricarme una vida de amor, de tal forma que su ejemplo, me ha servido para
mantener una conversación ininterrumpida con el mal llamado sexo fuerte.
La mujer por instinto da, nutre, acepta. Ha sido el eje
de las relaciones, obligaciones y actividades del día a día. Les gusta
compartir, tener inquietudes, experiencias intensas, retos. Formadas sabemos
formar. Sabemos relacionar el amor con el espacio que nos rodea, con hombres y
con mujeres. Se podría decir que somos el principal sujeto de la creación, de
la humanidad.
Estos días que, de nuevo, se celebra el Día Internacional
de la Mujer, el día que reivindicamos y luchamos hacia la igualdad de los
derechos y oportunidades con los hombres, el día en que nos planteamos una vez
más en qué tipo de amor elegirías, he reflexionado de nuevo en todo esto, y he
pensado en el por qué celebramos el día de la mujer, porque mientras haya que diferenciar
a las mujeres por la lucha, por los derechos… estaremos en desventaja.
Además no debemos olvidar que ya desde la antigua Grecia,
Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a las
guerras. En la Revolución Francesa las parisienses que pedían “libertad,
igualdad y fraternidad”, marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio
femenino.
Estas reflexiones vienen a cuento porque la violencia
doméstica, machista o de género, da igual el nombre, no se erradica, todo lo
contrario, está a la orden del día, tanto que en España cada año contabilizamos
las mujeres asesinadas como si estuviésemos hablando de que la bolsa sube o
baja. Asesinadas por sus parejas o ex
parejas, amantes, da igual, en manos de seres que no tienen nombre.
Una violencia que vivimos día a día una violencia llamada
de género psicológica, como las críticas constantes o los atentados a nuestra
autoestima que van seguidas de una pelea en que, muchas de las veces, la mujer
acaba dando gritos, perdiendo el control. Entonces el regalan esa frase de:
-Estás histérica, necesitas un médico.
Otras, las más sensibles rompen a llorar, cubriéndose la
cara con las manos, dando rienda suelta a lágrimas. En resumidas cuentas ese
vivir sintiendo que día a día te roban tus sueños, ese vivir sintiendo que te
hacen “Luz de Gas”
Y lo peor es que aún se hacen chistes, una malentendida
memoria histórica, donde las mujeres podían ser castigadas por los hombres si
éstas los miraban a la cara o le hablaban sin su permiso, o aún peor podían
golpear a una mujer, eso era motivo de orgullo, pues así ellos demostraban su
superioridad.
La violencia contra las mujeres es la violación de los
derechos humanos más universales.
Dice el Fondo de las Naciones Unidas que una de cada tres
mujeres en el mundo ha sido golpeada, violada o padecido algún tipo de abuso. Y
lo más sorprendente es que los países con mayor número de asesinatos de mujeres
por sus parejas o ex parejas son los más civilizados y desarrollados de Europa:
Finlandia y Suecia.
Sabemos que la conquista de la Igualdad de derechos y
oportunidades no ha dejado de avanzar, a los resultados me remito. Queda mucho
por hacer Por eso en estos días en que los políticos hablan y hablan, prometen
y prometen, deben tener presente que las leyes, la seguridad e independencia
económica, no es suficiente, no solucionará el problema.
Porque la verdadera solución tendrá que ir acompañada de
una educación en valores de respeto y de igualdad entre los sexos si no todo
seguirá perdido. Una educación que parta del seno familiar, del buen hacer en
los hogares porque los niños aprenden a través del ejemplo. Una educación
permanente en las guarderías, colegios, institutos… Una educación donde toda la
sociedad esté comprometida.
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