CARTA ABIERTA AL CONCEJAL DE CULTURA DE AYUNTAMIENTO DE LOS REALEJOS

Esteban Domínguez

Veo  como también los políticos se olvidan de lo que prometen, debe ser que están muy ocupados, pero yo cuando doy una palabra, la cumplo; los políticos una vez en la poltrona, se olvidan muy fácilmente.

Recuerde que no hace muchos meses, vd. y este que suscribe, tuvimos unas breves palabras y me contestó que me llamaría han pasado más de seis meses y su respuesta no me llega ni por escrito, ni telefónicamente.

Ocupado muy ocupado debe estar don Adolfo me supongo, pues hace casi un año pasé por el registro general de Ayuntamiento una petición para que se rotularan seis calles en el Polígono “La Gañanía” y no sé si esta petición fue congelada o fue a la cesta de papales.

En fin, como ahora comenzamos el Año Nuevo, pues nada mejor que echarle mano a “el  escobazo”, para “barrer” y adecentar nuestro municipio, que no es que esté sucio, pero ya sabe Vd., a lo que me refiero, porque para un buen entendedor, con pocas palabras basta.

Y ya va siendo hora que la calle Guillermo Camacho se abra al tráfico, aunque esto se lo  dejamos para el conejal de Urbanismo.

Espero que sea vd. tan amable como para dar respuesta a lo que dejo escribo.

También una señora se quejaba y decía que porqué la Banda de Música “La filarmónica” no está en su lugar de origen. Debe ser que algunos no le interesa y los socios de la misma no se quejan, y van pasando los años, y el asunto parece no resorberse, habiendo un local disponible en el edificio donde se encuentra la asociación de vecinos del Realejo Bajo, propiedad del Ayuntamiento y que algún político actual, dijo que se utilizaría para la Banda de Música, pero al parecer  la nota quedó en `papel mojado y al Banda sigue en el Realejo de Arriba como era el deseo de muchos, pero considero que la Banda de Música fue fundad en el Realejo de Abajo y debe volver a su lugar de nacimiento.

Agradezco las muestras de cariño de tantos buenos realejeros que al parecer, echaban en falta “el escobazo” y aunque aquí no recojo lo que pienso, si en otra ocasión la hubiese, ya saben  todos los políticos que a la hora de la verdad, no me muerdo la lengua.

Lo dicho: al pan, pan. Y al vino, vivo.