Lorenzo de Ara
Los muchachos y muchachas que
entrarán a formar parte del nuevo Titanic del Puerto de la Cruz, se pavoneaban
felices y levitaban en el Taoro. Guapos, aseados, besucones, educados todos
ellos por Mary Poppins.
Solo Marco González y David
Hernández se mostraban nerviosos, con la boca seca, sabedores ambos de que lo
que ya llega no es una fiesta en un castillo hinchable; menos aún una orgía
ideológica en una sauna abierta las veinticuatro horas del día en cualquier
callejuela de la ciudad. No les espera un baño turco.
Y es que los dos líderes son
conscientes de que pueden hacer historia.
¿El gobierno de las
izquierdas que gobernó para Facebook?
Negro futuro entonces.
En la rueda de prensa de ayer
viernes respondieron a las preguntas de los periodistas con barroquismo: un
cargamiento de palabras sin sustancia y un desequilibro argumental que hace
temer lo peor.
Algunos periodistas próximos
a la cuerda del rojo color libertad no ocultaban (teniendo perfectísimo derecho
a ser hijos del rococó plumilla) una pleitesía cuasi angelical ante los futuros
mandamases de la urbe.
Hacen bien.
(Yo, por el contrario, con
unos y otros, o sea, con los que estarán en el desierto de la oposición, y con
los que desde hoy harán política cortesana –mayestática- y antiformalista,
galantes y amorosos en apariencia, siempre en apariencia, seguiré crispando,
equivocándome, y alejado de las conversaciones palaciegas y abrazos estilo Luis
XV.
Hoy Marco González se
convierte en el nuevo alcalde del Puerto de la Cruz. Lo mejor para él y para su
equipo.
Pero la rueda de prensa del
viernes dejó mucho que desear.
Mucho discurso versallesco,
pero en realidad, lo de “cogobernar” con el pueblo (¿rojo y extremo rojo?) sonó
a aristocracia y burguesía populachera.
Este es un nuevo gobierno.
PP y CC deben esperar cien
días para ejercer (si quieren) las labores de oposición.
Yo no puedo ni debo esperar
tanto.
El lunes 17 entrevisto en
directo en Gente Radio al nuevo alcalde. Será a las 8.15 de mañana.
¿Blablablá? Seguro que dará
las gracias al medio y poco más. Pero mi obligación es tenerle.
Ahora falta que David
Hernández recorte los sueldos en el gobierno muy por debajo de los 800.000
euros del derechismo saliente; meta como sea un gerente en Pamarsa; elimine los
cargos de confianza, aumente a 4 millones el presupuesto para Bienestar Social;
ordene que trabajadores y funcionarios del consistorio tengan derechos,
derechos, derechos, pero jamás de los jamases una obligación estresante.
“Un solo gobierno”, repite
Marco hasta la extenuación.
De vez en cuando miraba la
carita de los futuros concejales y pensaba en pintura, decoración, mobiliario,
moda, diseño, arquitectura y escultura. ¡Pero todo en formato liliputiense!
P.D. Zebenzuí me corrigió en
el Taoro. Hizo bien. Es alérgico a los frutos secos. Pero no a las galletas. Lo
tendré en cuenta. Es un buen hombre. Y no será Gabinete de Prensa del nuevo
Titanic. ¡Decepción!
No hay comentarios:
Publicar un comentario