Lorenzo de Ara
- Buenos días, señor
Alcalde.
- Buenos días, Lorenzo.
- ¿Feliz?
- Muy feliz, la verdad.
El pueblo ha decidido democráticamente que sea el líder de la ciudad. Es una
gran responsabilidad, créeme, pero la asumo con una enorme satisfacción.
- ¿Impone este despacho,
sobre todo al recordar las personas que por él han pasado?
- Mucho. Muchísimo, diría
yo. Imagina: Paco Afonso, Félix Real, Salvador García, Dolores Padrón. Fueron
alcaldes magníficos y dejaron una huella imborrable. Espero estar a la misma
altura. Ojalá pueda contar con los sabios consejos de Lola y Salvador en este
mandato de cambio real para nuestra ciudad. Así lo deseo.
-Bueno, también es verdad
que la ciudad ha tenido otros alcaldes.
-Ah, sí, es verdad, pero
entre tú y yo, de esa otra gente, mejor no hablar. Ya sabes, por el bien de la
ciudad y esas cosas.
- No tiene importancia.
-Tras muchos años con
gobiernos de derechas, nuestra sociedad ha decidido colocarme al frente de su
destino. Seré su guía, su líder supremo, pero democrático, claro, porque el
socialismo es sinónimo de libertad, justicia e igualdad, y este alcalde quiere
ser el alcalde de todos los que le han votado, y de los pocos que votaron por
mi inestimable socio de gobierno, Asamblea Ciudadana Portuense, más conocida
por Podemos entre la gente sencilla pero ilustrada.
-¿También será usted
alcalde de los que no le han votado?
-¡Naturalmente! ¡Ya verás
que fiestas de Julio vamos a tener! ¡Qué Carnavales! ¿Y la Semana Santa? Ah,
por cierto, en el acuerdo firmado por los dos partidos, se especifica que mi
compañero de odisea asistirá a las misas y luego a las procesiones, aunque
previamente informaremos a los curas que mucho ojo con el agua bendita. Por
supuesto que los pobrecitos que no me han votado tienen mi cariño y mi
compasión. ¡También son hijos míos!
-¿Dirigirá alguna
concejalía?
-Ah, sí. A ver: Hacienda,
Urbanismo, Servicios Sociales, Cultura, Turismo, Deportes (sobre todo
deportes), Comercio, Educación (aquí estaré asesorado por Francisco Linares),
Obras y Servicios. Creo que no olvido ninguna.
-¿Y Fiestas?
-Ah, no, ni hablar,
Lorenzo. ¿Qué voy a hacer yo en fiestas, cuando todo el mundo sabe que iba para
cura? Fiestas si acaso, para mi número dos, lo tengo más que claro, Aunque si
te digo la verdad, ahora mismo no recuerdo cómo se llama.
-Por último, señor Alcalde,
¿qué ciudad espera entregar dentro de cuatro años? ¿Qué cambios experimentará
esta urbe con usted al frente?
-Puedo prometer y prometo
(toma nota de mi ingenio), que todos los días subiré al Facebook un selfie con
mi carita bonita (la cara del pueblo). Asimismo, hablaré todos los días con el
presidente del Cabildo, Pedro Martín, y también con el presidente de Canarias,
Casimiro Curbelo, uy, perdón, Ángel
Víctor Torres. Se van a producir cambios a una velocidad vertiginosa. En primer
lugar: siempre lucirá el sol. Segunda cosa importante: las vecinas y vecinos
tendrán el derecho a tutearme en francés y griego, así como en cualquiera de
las lenguas muertas que dominen. Ni que
decir tiene que el silbo gomero se estudiará en los coles y la Casa del Pueblo;
y se permitirá que las murgas de la ciudad se hermanen con la Cueva del Viento
de Icod de los Vinos. Y no olvido el muelle. ¡Pero qué pedazo de muelle vamos a
tener, Lorenzo! ¡Te vas a caer de culo! Te diré como adelanto que Patricia
Hernández, la alcaldesa chicharrera, me llamó hace un rato para rogarme que
haga las gestiones oportunas ante Madrid para que se permita que el muelle
chicharrero pase a ser gestionado por el ayuntamiento de El Tanque. ¡Me pongo a ello, alcaldesa!, le respondí.
-Gracias por atenderme.
-Las puertas de este
despacho siempre estarán abiertas para ti, para él, para ellos, para todos,
para mí, para David, para Donald Trump y para el Papa Francisco. ¡Dame un
abrazo, que te quiero mucho!
(El abrazo fue
interrumpido por su secretario particularísimo:)
-Disculpe ilustrísima,
pero dona Eva Navarro pide ser recibida.
-Que te dije, Lorenzo.
¡Comienza el cambio!
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