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sábado, 18 de enero de 2014

ALGO SE MUEVE EN EL PUERTO

Salvador García Llanos

Concluyen algunos asistentes que algo se mueve en el Puerto cuando se registra una nutrida asistencia y ésta rezuma sensibilidad. Del pasotismo al ánimo participativo y al ambiente reivindicativo. En las redes sociales, es verdad, volvió a quedar reflejado. Quizá haya sido otro paso más para salir de los efectos de la anestesia, de esa extraña esclerosis que parece tener maniatada a la sociedad portuense. Ojalá sea, en efecto, otro síntoma de mostrar una actitud más positiva, más identificada con las cosas y los hechos del lugar, con su patrimonio, en definitiva, al que habrán contribuido de alguna manera.

Cuentan esos asistentes que bordearon el entusiasmo con las palabras del responsable del Departamento Pedagógico de la Fundación César Manrique, Alfredo Díaz, quien llenó días pasados la sala ‘Timanfaya’ para hablar de la obra y del legado del genio lanzaroteño que dejó en el Puerto de la Cruz un sello indeleble. Su obra no se está cuidando como se debiera: la falta de mantenimiento se está notando. Hay que frenar esa pérdida porque, lastimosamente, se refleja, es muy visible. César no nos perdonaría, desde luego, que la desidia inspirase el descuido y la carencia de un seguimiento para un adecuado y cuidado uso de todas las creaciones que podemos disfrutar.

Acaso la mejor prueba es la revelación hecha por el propio Díaz: había remitido al alcalde una carta en la que expresa la necesidad de adoptar urgentemente medidas de conservación de la obra manriqueña y aún no ha obtenido respuesta.

El repaso es bien sencillo: en San Telmo, hay elementos como pavimento, bancos e isletas en zonas de baño que se identifican claramente con el estilo de Manrique. En Playa Jardín debió advertir niveles de deterioro alarmantes “pues la situación es de juzgado de guardia”. Cuestionó la privatización del complejo turístico “Costa Martiánez”, la obra cumbre de César, donde el desgaste y la desatención afectan visiblemente al conjunto escultórico y monumental.

En fin, después de hablar de la figura de Manrique en términos de modernidad y de la falta de receptividad de las administraciones, se lamentó de esta deficiente conservación de su legado. “Salvar el patrimonio de todos es una labor colectiva”, afirmó en un mensaje directo. Es evidente que si no hay una respuesta activa y comprometida, más allá incluso de la que puedan promover las administraciones, el patrimonio -como ya ha ocurrido con alguna obra- se perderá definitivamente.

Por lo tanto, hay que aplicarse en esa tarea común. Sectores de la ciudadanía portuense creen que hay alternativas en grandes dotaciones o infraestructuras vinculadas al mar. Es respetable esa apreciación pero deben tener en cuenta que es imprescindible cuidar y atender debidamente lo que ya se tiene, lo que ha configurado la personalidad y el devenir socieconómico del municipio durante las últimas décadas.


Una vez más, han tenido que venir de fuera para recordárnoslo. Y menos mal que, con actos como ese y movilizaciones modestas pero significativas, algo se mueve en el Puerto. O eso parece.

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