Salvador García Llanos
En un cuarto de millón
de euros se ha incrementado el presupuesto de la actuación de mejora y
acondicionamiento del paseo San Telmo, un factor más que añadir a la
controversia que acompaña al proyecto. Las oquedades descubiertas y la
subsiguiente necesidad de rellenarlas para dotar de la necesaria seguridad a
una vía peatonal muy transitada durante las veinticuatro horas del día han
determinado que las previsiones presupuestarias pasen de 1.2 millones a casi
1.5. O sea, que si éramos pocos, parió el modificado. No es la primera vez y,
además, ya se sabe que las obras en dominio marítimo-terrestre suelen acarrear
contingencias que hay que solventar sobre la marcha. Recordemos que la
financiación se repartía entre Gobierno de Canarias, Cabildo Insular de Tenerife
y Ayuntamiento. El segundo es el responsable de actuación. La decisión -en
realidad, casi ninguna de las adoptadas al respecto- no contenta a la
Plataforma Ciudadana Maresía, la más involucrada y la más activa en el afán de
que el proyecto no se materializara. Ha sido coherente, en el sentido de que no
era solo el muro -siempre el muro- lo único que importaba y que había que
salvar.
Siguen esperando alguna respuesta de las administraciones implicadas, a
las que reclaman garantías de lo que se hace en el bajío, naturaleza pura de
acantilado, en las proximidades de El Penitente. En realidad, una declaración
de impacto a los efectos que proceda, se supone que para salvaguardar su
carácter. A la espera, verán cómo el próximo miércoles ya no lucirá la “Pasarela
a El Boquete”, es decir, aquel acceso con justicia tachado de adefesio que
sirvió para que los fieles del lugar, pese a las incomodidades y las
limitaciones, pudiesen disfrutar en el verano que se agota de los encantos de
esta zona de baño. Es decir, el baño volverá a estar prohibido, se supone que
ya hasta que terminen las obras cuya prolongación empieza a preocupar a los
comerciantes de la zona que intentan mantener el tipo en medio de las vallas,
carteles, desvíos y entradas o salidas provisionales. No se sabe si van a ser
compensados vía fiscal, siquiera por un ejercicio. Porque queda aún pendiente
alguna ejecución costosa y molesta como es el saneamiento. O sea, que la
controversia continuará, a la espera de resoluciones administrativas y también
judiciales. Lo más triste es comprobar que la actuación no era tan prioritaria.
Ya se verá el resultado final: si realmente compensa tanto desaguisado.
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