Evaristo Fuentes Melián
Cuando gobernaba Franco, la censura en el
cine nos prohibía ver un beso amoroso completo; e incluso había quienes eran
más papistas que el papa, es decir, más censores a título individual que el
censor oficial. Este es el caso--en la década de los años cincuenta—del cura
párroco de la Perdoma, barrio de La Orotava, que daba sesiones de cine en un
local parroquial, pero tapaba con sus propias manos el foco del aparato
proyector cuando iba a salir en la pantalla un beso entre parejas. Los
arrumacos y los besos se los sabía el mentado párroco de memoria, pues ya había
visionado él solito con anterioridad la película al completo. Unos años
después, las tetas que pudimos ver en el cine del tardo franquismo (1974) fueron
pocas y a modo de flash de medio segundo de duración; tal fue el caso de los lozanos
pechos de la actriz Amparito Muñoz, miss
Universo, de tal modo que si en aquel momento estabas rascándote un ojo se te
escapaba y no veías tan atractiva secuencia.
En el ámbito de la política, hubo anécdotas
inventadas, que se convertían en chascarrillos populares. Pongo un ejemplo:
cuando Ike Eisenhower, presidente de los EEUU, estuvo en Madrid en 1959, Franco
al ir a saludarlo dicen las malas lenguas que extendió su mano en posición de
pedir limosna, con la palma de la mano hacia arriba. Es que IKE, a cambio de
instalar sus bases militares en la Península, traía una serie de beneficios
para los planes de desarrollo de la España de los años sesenta.
En el ámbito provincial, aquí en Tenerife, a
mediados de los años cincuenta, llegó un nuevo gobernador civil que se llamaba Andrés Marín
Martin, y la gente chistosa chicharrera se inventó este tan breve como
ingenioso dialogo:
.- Pregunta: ¿a qué
vino don Andrés Marín Martín a Tenerife?
.- Respuesta: vino a Tenerife ¡A MA
MAR! (A mamar es un juego de palabras
con la primera sílaba de su nombre y dos apellidos).
Resumiendo:
En tiempos de Franco había
censura, pero ahora, siglo XXI, también la hay, aunque no en sexo, pornografía,
ordinariez y chabacanería de consumo, que de eso hay en la tele dosis diarias a
‘punta pala’. Pero sí que hay censura en la noticias de ámbito político
internacional. Por ejemplo, se minimiza
la matanza causada por los ataques israelíes en Gaza; pero se exageran los
crímenes-- igualmente horribles-- de los yihadistas y otros terroristas del mundo islámico.
Espectador
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