José
Peraza Hernández
En
la mañana del lunes 15 de septiembre, a las 11:00 horas, me lleve una gran
sorpresa, cuando me encontraba sentado en la plaza de La Constitución de La
Villa de La Orotava, esperando que se hiciera la hora para una cita, que tenía
prevista en el Salón Noble del Excmo. Ayuntamiento de la Villa de La Orotava.
Me
percate a lo lejos, lo que me hizo recordar aquellos de mi niñez. Hablo allá
por los años 50, cuando existía como profesión Zapatero, los que se encontraban
allí donde más gente había, como eran las plaza, cerca de la entrada a los
casinos, Cafeterías etc.
Me
acerque, y establecimos conversación, aunque note que fu deje no era español,
lo note una persona amable, una persona dada, le pregunte si le podía sacar
unas fotos, efectivamente sin problema. A raíz de aquí, le entramos en
conversación, él contestaba como un libro abierto.
Le
pregunte como se llamaba, decía, Ramón Hilario Acosta, nació un 24 de enero de
1953, nació Argentina, en un pueblo a las afueras.
Me
decía que desde los 11 años siempre ha estado trabajando, su madre hacia
fallecido, y él tenía que sacar a su padre a dente, ya que se encontraba en
silla de ruedas.
Me
cuenta Ramón que él ha trabajado de todos los oficios, en el campo, herrero de
herraduras de caballos, de herrero de carruaje, en artesanía de cueros,
trabajado en la parrilla, de todo tipo de carnes así como un largo etc.
Todo
esto los dos sentados en uno de los bancos frente al Liceo Taoro, en dicha
plaza de La Constitución en La Orotava. Donde tenía su cuartel general, con toda
su artillería. El amigo Ramón lleca realizando esta labor aquí en este
municipio hace dos (2) años. En la imagen podrán comprobar su caja habitual de
los antiguos zapateros de toda la vida. Esta cajita está pintada de negro con
lunares amarillos, lleva decorado a su alrededor unas herraduras. Y a los lados
lleva dos (2) compuertas, las que se abren y cierran para introducir el
material habitual para realizar su labor. Bueno, como decía, dentro de las
misma herraduras están los jugado más famoso del esté momento.
Le
preguntamos por su trabajo, contesta que le gusta le encanta y qué, como todo
trabajo tiene su arte como amor al trabajo, ganarse la vida dignamente que el
cliente se encuentre a gusto, del mi labor, lo que pretendo hacer brillante
donde mis clientes que queden contentos para que vuelvan, y que ellos mismo se
vean su rostro en sus zapatos del brillo como si se miraran en un espejo.
Todos
los días, de lunes a domingo, instala su cuartel general, con algún traslado de
alguno de los bancos de la dicha plaza de La Constitución, de esta bella villa
orotavense.
Aquí
le observo como una maleta de cuero, del observo tijeras, hilo, agujas y lleva
en vuelto cuero de diversos colores. Preguntamos, don Ramón, para que lleva
todo eso, a, y ese cuerno tan grande, me dice que no es un cuerno, entonces me
puede explicar estimado, estoy sorprendido, es Ud. una manita jajaja. –Me dice,
tiene Ud. Razón, hago de todo. Le explico, esto es un calabacín, que me lo han
traído para que lo forre de cuero. Esto lo quiere este cliente para llenarlo de
vino, para llevarlo a las romerías o fiestas etc. Pues está muy bello, un
trabajo artesanal. Lo felicito estimado Ramón Hilario Acosta, esa esta labor
que está realizando.
Como
le va el negocio, bueno, voy sacando para para ir sobreviviendo. Le cuento que
acabo de regresar de la isla de La Palma. Resulta que tuve un sueño. Donde me
encontraba allí, y había trabajo. Cuando me desperté y estaba en la cama, y me
dije, Ramón vete y prueba suerte. Y así lo hice. – Y cuál fue el resultado si
lo puedo saber. –Nada igual que aquí. La cosa está muy mal en todos los lugares
estimado.
Bueno,
veo que ya la gente lo conoce por aquí, no paran de saludarle. Si la gente en
muy amable, la gente me trata muy bien.
Me
dice el amigo Ramón Hilario, que un día llego un mucho a este lugar, y le
comentó que su abuelo, era betunero, quien trabajaba en esta misma plaza. Ya
hacía varios años que falleció. Ramón le preguntó si conservaba caja y banquito
etc. – Él joven le dijo que sí, si quería se la vendía. Llegaron a un acuerdo y
se la compro.
Como
podrán comprobar en esta imagen, lleva su uniforme, el de hoy, es el diario,
dice que él tiene uno de gala, con su gorra. Hoy lo podemos ver con su
chaquetilla de color azul, donde lleva una placa de metal, la que dice
“Betunero de la Villa de La Orotava”.
Me
muestra en interior de su caja, donde lleva la herramienta de trabajo como son
tintes, cepillo, pomadas, betún y paños variados para sacar el brillo etc.
Nuestro
amigo también, piensa en los demás, y me comenta que tiene pensado cobrarles un
€uro a todos los jubilados del municipio, quien quisieran pasar por su cuartel
general. Para una limpieza de su calzado. Mientras limpia el calzo a sus
cliente, el cliente se sienta en el banco público, y él tiene su banquito de
toda la vida a vente (20 centímetros del suelo. Donde me dice que mientras
trabaja cuenta sus historias a sus clientes, como le canta sus canciones de su
país etc. Es una persona muy abierta, como sencilla. Le pregunto si le queda
algo más en el tintero. Y me dice que sí, que él siempre dice que “La
personalidad del hombre está en las manos, para efectuar el trabajo de sus zapatos,
Con
estas líneas, me despido con mucho cariño, de nuestro penúltimo Betunero, hoy
hemos conocido a estas manos cirujanas, de nuestro amigo Ramón Hilario Acosta.
Hasta
otra próxima ocasión.
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