Salvador García Llanos
Casi al mismo tiempo que se conocía la pérdida de la
Bandera Azul para Playa Jardín, veía la luz un interesante proyecto de
accesibilidad para esta franja del litoral portuense, incluido en el programa
insular Tenerife y el mar, con un presupuesto cercano a los quinientos mil
euros que será financiado por el Cabildo tinerfeño en un 85% y el Ayuntamiento
en el 15% restante.
Se podría decir vaya lo uno por lo otro y hasta comentar la
oportunidad de la iniciativa prácticamente coincidente con la supresión del galardón;
pero, bueno, parece lo menos relevante cuando la actuación se orienta a la
resolución de la movilidad en todo el espacio que va desde la avenida Francisco
Afonso Carrillo en sus cuatro alturas diferentes.
Playa Jardín es una de las opciones preferidas por nativos
y visitantes. Fue un proyecto ambicioso del Ayuntamiento portuense, en tiempos
de Félix Real alcalde y de Josep Borrell, ministro de Obras Públicas. La
concepción le fue encargada a César Manrique, una de sus últimas creaciones,
basada en la fusión del mar y la arena negra con el verdor de la vegetación. En
efecto, la orilla de la playa y los jardines y las plataneras estaban
prácticamente unidas.
Ahora se quiere mejorar la accesibilidad y es una
aspiración muy positiva pues vendría a resolver una dotación de aparcamientos a
nivel de aceras con elevación de pasos peatonales; una nueva rampa de acceso
desde Punta Brava a la entrada a Playa Jardín; otra que, desde la segunda a la
tercera plataforma, facilitaría el acceso al borde del mar y la señalización
vial en toda la zona.
La intención que tienen los promotores es culminar la
tramitación del expediente después del verano para iniciar el proceso de
licitación de inmediato y comenzar las obras de manera que Playa Jardín luzca
flamante el próximo verano. Por cierto, los usuarios e interesados podrán
formular aportaciones o sugerencias durante el período de exposición pública,
en el patio de Santo Domingo en las casas consistoriales.
Ello no obsta, claro, para que las causas de la retirada de
la Bandera Azul sean revisadas. Hay que entender que Playa Jardín merece
atención o mantenimiento constante y que sus prestaciones son primordiales para
disponer de una zona de baño que mejore y cualifique la oferta social y turística.
Y cuanto más accesible, cuanto más fácil resulte el tránsito por todo el
espacio, mejor.
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