Hans Kamella
1945-1949
Para aumentar la miseria de nuestra vida, se desarrolló el
invierno 1945-1946, igual que su predecesor uno de los más fríos de la historia
reciente. Como ya he dicho las ventanas estaban selladas más o menos con mantas
y cartones y nada de madera o carbón. Muchos parques se eliminaron, todo lo que
era combustible fue cogido. El suministro de alimentos no mejoro. Un adulto con
un trabajo ligero o mediano recibió la cartilla de racionamiento llamada
“cartilla del cementerio”, demasiado poco para vivir y demasiado para morir. En
la primavera y el verano de 1946 fuimos a buscar alimentos en el campo.
(Hamsterfahrten). Nosotros viajamos a Ragow, cerca de Berlín, donde teníamos
parientes. Desde la estación Hermannstrasse el tren nos llevó hasta
Mittenwalde. Allí nos esperaba una caminata de 5 km. En la casa de los
parientes se podían vivir bien. por lo menos había comida. Una vez se mataron
un pollo y yo tenía que agarrar el pollo mientras el campesino corto la cabeza
con un hacha. Asustado solté el pobre animal que corrió sin cabeza por el
patio. Cuando se mataron un cerdo, sin permiso, todo el mundo ayudo. Después de
procesar la carne queda casi nada de residuos.
Además, el comercio de truque floreció. Para conseguir 5
kg. De patatas mi madre tuve que dar un cuenco de cristal de Bohemia. Algunas
alfombras cambiaron también el propietario. En el viaje de vuelta a Berlín
había varios problemas de superar. Después de la caminata de 5 km hasta la
estación con la mochila llena (apr.5kg.) y si el tren estaba-no existía horario-empezaba
la lucha por los asientos. Casi siempre viajábamos en los estribos de los
vagones, sentados o de pie hasta Berlín. Aquí tuvimos que superar un problema
todavía más grande. En la estación controlaba y confiscaba la policía los
alimentos que han costado lo suyo. Por eso salte siempre en el camino con mi
mochila cogiendo también la mochila de mi madre que no podía saltar debida a
una lesión de la rodilla. Más tarde nos encontramos para llevar nuestro botín a
casa.
Mi abuelo tenía en el balcón y en la zona verde de la casa
una pequeña plantación de tomates y verduras para complementar las magras
raciones. El 1.de septiembre fue mi primer día en el colegio. El” cono de
colegio”” Schultüte” vacío me llenaron unos campesinos, “Laubenpieper”, por piedad,
con manzanas y peras. Mi madre trabajaba en las ruinas de las casas para quitar
los escombros (Trümmerfrau) hasta ella encontró un trabajo como secretaria en
una fábrica de productos farmacéuticos. Así que tuve que ir a la guardería que
se instaló en el palacio de Britz. El gran parque fue el escenario ideal para
nosotros. Los americanos habían establecido la guardería y vinieron muchas
veces en el mes con desinfectantes para eliminar los piojos y otros bichos
raros. También la comida vino de los americanos. Un incidente divertido
teníamos en una fiesta de Navidad cuando una educadora paso con dos grandes
jarras de cacao debajo una corona de adviento (Adventskranz) este cayó encima
de la pobre mujer. Las dos jarras con el cacao cayeron naturalmente al suelo.
Fue el punto culminan te de la fiesta. El invierno era otra vez muy frio y de
nuevo tuvimos que ver como pasar estos meses. En la viviendo podíamos solamente
calentar una habitación un poco, donde nos alojábamos envuelto en mantas. El
suministro con electricidad mejoro un poco, ya teníamos algunas horas en el día
luz eléctrica. En Navidad me regalaron un tren de madera y un traje
confeccionado con restos de tres trajes viejos. En el mercado negro mi madre
había comprado una barra de chocolate, pero mi estómago no estaba acostumbrado
a cosas tan buenas y después de comer unos trocitos estaba muy enfermo. Puede
ser también que el chocolate era adulterado. Una fábrica en Weissensee producía
chocolates de la marca “Cadbury”. Solo Dios sabe que contenía. Otra anécdota de
este invierno. Cuando empezó el deshielo, al principio de marzo, me caía al
agua por romper el hielo. Llegando a casa, todavía medio mojado, me esperaba
una buena paliza de mi madre.
La enseñanza teníamos en turnos por falta de profesores. Los
libros de texto se transmitieron de clase a clase y dos alumnos compartieron un
libro. De los deportes fue suspendido parcialmente por mis ataques de
debilidad. Pase el verano en la caseta de madera de mi tío abuelo Gustav en
Lübars. “Tío Gustav” fue un hombre con muchos talentos. El perdió todo por los
bombardeos. Pero aquí en Lübars él había creado un pequeño paraíso, gallinas,
conejos y cabras paseaban por el jardín. De las frutas hizo mermeladas,
compotas, jugos y vino. Sin embargo, la producción de chucrut era lo mejor.
¡Con los pies tenía que pisar la col. Maravilloso! Un día tío Gustav me mando a
cortar espinaca en el jardín, pero no tenía ni idea como lucia este. A mi pregunta correspondiente me contesto: Corta
todo que está verde, de todos modos, vamos a machacar la verdura. En los campos
de trigo, cosechados, cuidaba las cabras de los vecinos. Ellas me esperaban por
las mañanas y por las tardes cada cabra sabia el camino a su casa. Cuando tenía
sed agarré una cabra y bebí directamente de la ubre a la boca. Una palabra más
sobre Tío Gustav. A su boda de oro invito el comandante jefe del sector francés
de Berlín y el acepto la invitación. Pertenecía también a dos coros. En su
funeral se cantaron al principio canciones tristes. Con los vasitos de Coñac
cambio el panorama. Las canciones fueron más alegres y al final había baile.
Así quería Tío Gustav su funeral.
Con mi padre teníamos ahora contacto regular por cartas,
así esperábamos ver el pronto en casa. Nuestras esperanzas se vieron
decepcionadas, teníamos que esperar todavía más de un año. En el otoño me
ingresaron en el hospital de Britz donde me operaron de una hernia. En un par
de días estaba otra vez en forma, pero la enfermera jefa opino que sería mejor
para mí disfrutar unas semanas más el cuidado en el hospital. Tenía mi propio
escritorio para hacer mis tareas del colegio. Para los otros pacientes buscaba
los periódicos y ayude en la cocina. Allá sobro siempre comida para mí. La
comida era suministrada por los americanos, ya era delicioso comer autentico
pan blanco.
Los americanos habían también instalado un sistema de radio
que funcionaba sobre la red telefónica (DIAS). Camiones con altavoces
divulgaron las últimas noticias en la ciudad. Durante el transcurso de 1948 se
montaron detrás de nuestro colegio dos gigantescas antenas para el RIAS) “Radio
en el Sector Americano”. Fue un gran espectáculo ver los mecánicos trabajando,
más interesante que las clases. La energía de estas antenas era tan fuerte que
podíamos escuchar el programa con simples auriculares conectados a los
radiadores. Al transmisor pertenecía también una planta eléctrica. Cada día
vinieron camiones con carbón para suministrar la planta. Nosotros saltamos a
los camiones y tiramos tanto carbón que posible a la calle, recogimos y pusimos
a bolsas, traídos de casa. Estas bolsas teníamos siempre en la mochila para
carbón o estiércol de caballo (para los tomates). Para garantizar la paz y el
orden patrullaban los americanos diariamente por las calles. Un equipo de Jeep
me esperaba en la esquina de la calle para llevarme al colegio. Fue realmente
genial ir al colegio con una escolta militar, mascar Chewing Gum (mi primera
palabra inglesa) y comer chocolate Hershey. Mi reputación en el colegio aumentó
bastante.
El 20 de junio de 1948 se llevó a cabo en los sectores
occidentales la reforma de la moneda (Marco alemán). El 25 de junio de 1948 en
el sector soviético introdujo la administración soviética el marco del este
(Ostmark). En los sectores del oeste podíamos pagar con las dos monedas hasta
el día 20 de marzo de 1949. En la parte este solamente el Marco del este era
válido. Simultáneamente con la reforma monetaria en el Este de Alemania las
autoridades soviéticas impusieron el bloqueo de todas las rutas de acceso
terrestres y por agua a la parte occidental de Berlín. El día 25 de junio de
1948 el gobernador americano, General Lucius D. Clay, organizo el puente aéreo
para suministrar a una ciudad de dos millones de habitantes con todo lo
necesario para sobrevivir hasta el 12 de mayo de 1949. Un trabajo gigantesco,
sin precedentes, que nos ha salvado la libertad y nos salvó de morir de hambre.
Esta ayuda de los aliados tenemos de agradecer a nuestro inolvidable General
Clay y a muestro alcalde Ernst Reuter. Ernst Reuter llamo, delante de cientos
de miles de Berlineses, al mundo para que nos ayuden en nuestra lucha por la
libertad. Fueron días llenos de dramatismo y de incertidumbre. Pero también
días cuando los vencedores y ocupadores se convirtieron en amigos.
El suministro de electricidad de las plantas en el este
estaba también cortado. Electricidad había solamente por horas. Para aumentar
la capacidad de los aterrizajes era necesario construir un nuevo aeropuerto.
Fue construido en solamente dos meses en el terreno del campo de pruebas de
cohetes en Tegel con una pista de aterrizaje de 2400m, la más larga de Europa.
A continuación, una planta eléctrica completa, desmontado, vino por la vía
aérea. (Planta eléctrica Ernst Reuter). Las raciones de alimentos se
disminuyeron aún más, hubo patatas deshidratadas, vegetales deshidratadas, POM
(Puré de patatas en polvo), huevo deshidratado ninguna exquisitez, pero
calmaron el hambre un poco. Una delicia fue una sopa de cascaras de patatas y
una tarta hecho con sucedáneo de café (Muckefuck). Para buscar madera para la
estufa teníamos que ir a los bosques quitar las raíces de árboles talados. Con
Tío Gustav y familia salimos de Lübars en dirección Birkenwerder. Era bastante
peligroso porque cerca de aquí era la ruta de los rusos donde ellos llevaron prisioneros
al campo de concentración Oranienburg. Si una de los presos murió o se desmayó
durante la marcha los rusos reemplazaron el por cualquier pasante. Lo importe
fue el número de los presos.
Otra prueba de la amistad desarrolladla con los americanos
fueron los lanzamientos de pequeños paracaídas con caramelos y chocolatinas.
Nosotros niños estábamos esperando, en un cementerio, cerca del aeropuerto Tempelhof
para saludar a los pilotos y para trincar uno de los deseados paracaídas.
Finalmente sabíamos los nombres de los pilotos.
Los primeros paquetes de ayuda (CARE) llegaron. A la
guardería llegaron también algunos para ser distribuido entre todos los chicos.
La directora y sus compinches quedaron con todo y los verdaderos necesitados
recibieron nada. Después de una protesta rabiosa contra este abuso me dieron un
puñado de caramelos de menta. Recibí una satisfacción años más tarde. La ex
directora tenía que lavar ropa para otra gente.
Poco antes de navidad de 1948 llego mi padre a casa. Era
extraño tener un hombre extraño en casa, pero muy pronto nos acostumbráramos
uno al otro. Continuamos vivir con mis abuelos. Excepto de su viejo uniforme mi
padre no tenía ropa. Buenos amigos ayudaron con todo que podían. La Cruz Roja
prometió también mucho, pero ellos también tenían unos canales oscuros para
distribuir las cosas. Para un ciudadano común quedo nada. Cuando mi padre jugó
con unos amigos un juego de naipes, Mickie el conejo domesticado, mordisco el
único pantalón de mi padre hasta la rodilla. Luego teníamos todavía viajar con
el tren por media ciudad hasta nuestra casa. No era muy divertida. Por lo demás
Mucki era comprado para la cena de Navidad, el murió por viejez.
En junio del mismo año mis padres podían alquilar una
pequeña tienda de productos lácteos. Después del colegio me esperaban numerosas
tareas como lavar botellas, embotellar licores y aguardientes, preparar cola de
harina, etiquetar botellas, ordenar cartillas de racionamiento etc. El trabajo
de niños todavía no fue prohibido. En julio de 1949 fui enviado a un sanatorio
en Bad Rietenau cerca de Backnang (Würtemberg). Fue un viaje de aventuras en
tren, cambiando el tren varias veces, pasando por Leipzig, Eisenach, Ansbach y
Crailsheim. En el sanatorio tenía que recuperar mi salud y sobre todo superar
mi desnutrición severa. Fue maravilloso allá jugar en los prados y en los
viñedos, si mi estado de salud permitió este. Cada segundo día tenía quedarme
en la cama. Por orden del médico mi estancia se prolongó hasta octubre. La cura
era eficaz, subí un par de kilos. Sin incidentes específicos termino este año
lleno de acontecimientos.
1950-1955
Las cosas andaban cada vez mejor. Mis ataques terminaron y
yo podía participar en las clases de deporte. Los médicos no tenían más dudas.
En las vacaciones de verano cruce toda la destruida ciudad con la bicicleta
,35km, hasta Lübars. Allí empezó de nuevo la alegre vida en el campo.
Recogiendo cerezas, el tío Gustav nos obligó silbar para que no comiéramos
muchas frutas. También eran paseos con barcos por los alrededores todavía
posibles. Más tarde podíamos visitar solamente el sector soviético de Berlín,
pero no la zona soviética alrededor de Berlín. Por ejemplo, no podíamos visitar
más nuestros familiares en Königs Wusterhausen.
En 1952 pudo ir de vacaciones a un hogar de niños en St.
Peter-Ording. Equipado con el Pasaporte de Entre zonas (Interzonenpass) salí.
En el lamie de la zona soviética la parada ya obligada (chicana) de aprox. 5
horas. Después de la travesía por la zona soviética otra parada larga. ¡Suspiro
de alivio después de cruzar la frontera! El viaje hasta St. Peter-Ording se
desarrolló sin problemas. El verano de este año fue un invierno suave, la
temperatura del aire 14 grados, del agua 16 grados y lloviendo en tres semanas
de mi estancia de cinco semanas. Pesar del mal tiempo era agradable bien
vestido (Friesennerz) correr por las marismas y observar focas en los bancos de
arena. Lo mejor era una excursión con u barco de pescadores a una isla, debido
al fuerte oleaje el barco no podía hacer escala allí. Neptuno recibió muchos
sacrificios. En la playa reinaba la rutina habitual, construir castillos de
arena y guárdalas. A una típica playa alemana pertenecen castillos de arena
construidos perfectamente. Acercarse o, peor, pisar estos monumentos en un crimen.
Nosotros niños teníamos por eso muchos problemas. Pero todo lo bueno tiene su
fin. Así que volvimos a nuestra “isla “con el acoso habitual que determinada la
vida de los Berlineses por los próximos treinta y siete años.
En los años 1952-1955 era miembro y jefe del grupo de
jóvenes cristianos. Las tardes celebramos en el grupo con lecturas de la biblia
y juegos. Los domingos hicimos excursiones en los vastos bosques de Berlín con
carreras de orientación, búsqueda de tesoros, senderismos y en el invierno
paseos con los trineos, y peleas con bolas de nieve. En el verano teníamos
también campamentos al lado del rio. Pero todas estas experiencias maravillosas
fueron eclipsadas por las malas en Berlín Oriental. Cada vez cuando teníamos
reuniones en este sector estábamos en alerta. Nuestro grupo era vigilado por la
Stasi, (policía secreta). A las reuniones secretas tuvimos que ir por separado
y en intervalos. Las cortinas en el lugar de la asamblea estaban cerradas y un
miembro del grupo observaba la calle. Una visita a un asilo para discapacitados
severos provocaba pesadillas durante meses. Era terrible ver esa miseria y
escuchar los gritos de estas pobres criaturas. Mi fe en Dios fue puesta a
prueba.
En el año 1952 pase al colegio superior (Albert-Einstein-Gymnasium).
Nuestra clase había correspondido con el Sr. Einstein para conseguir su
aprobación del nombramiento. Nuestro colegio estaba situado en una urbanización
diseñado en los años 20 por los arquitectos Traut y Wagner. Una ciudad con
muchos jardines y parques. Sigue siendo todavía hoy un modelo para el diseño
urbano ejemplar. Nuestro colegio estaba en una calle con árboles japoneses. En
la primavera sus flores rosadas y blancas encantaban la calla. Los días cuando
los arboles estaban en flor fueron festivos, con vino de fresas, de cereza etc.
Pobre cabeza. En el histórico centro de Britz se ofrecieron caminatas guiadas,
tumbas con sarcófagos incluidos.
En el año 1952 fue reconstruido el puente sobre el canal de
Teltow, destruido en los últimos días de la guerra. A la inauguración vino
nuestro alcalde Ernst Reuter personalmente. El conducía el primer tranvía por
el puente, con nosotros niños como pasajeros, apretón de mano incluido. Nuestro
negocia funcionaba cada día mejor y yo tenía cada día más trabajo. Ahora tenía
que llevar mercancía a domicilio. Con la bicicleta cruzar Berlín para llevar 10
botellas de un aguardiente de dudosa calidad al cliente.
El día 17 de junio de 1953 pase por el Potsdamer Platz el
punto de encuentro entre los sectores occidentales y el sector soviético. En el
sector soviético había estallado el día anterior una rebelión contra el régimen
comunista que alcanzó su punto máximo el día 17 de junio. Fui testigo como los
manifestantes llevaron un ministro comunista a nuestro sector para dar a este
una buena paliza. Nuestra policía libero el hombre y lo acompaño hasta la
frontera del sector. Envueltos en el humo de los edificios en llamas
aparecieron de pronto tanques rusos. Se dirigieron a la multitud que estaba
protestando, por lo menos un hombre fue atropellado y aplastado. Fue espantoso.
Después de la brutal intervención de los soviéticos se derrumbó la rebelión. En
la parte occidental contemplamos con rabia e impotencia como otra oportunidad
para reunir Alemania fracaso. Las potencias occidentales ni intentaron ayudar a
la gente. El único medio de protestar
contra este régimen inhumano que nos quedo fue un Boicot contra los trenes,
gestionados los comunistas. Entre los empleados comunistas y ciudadanos
occidentales se desarrollaron fuertes peleas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario