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sábado, 6 de mayo de 2017

SANDRA RODRÍGUEZ, PRESENTE Y FUTURO, Y EL AMOR DE CARLOS ALONSO POR EL PUERTO DE LA CRUZ

Lorenzo de Ara

O miente como una bellaca, o, por el contrario, son unos mentirosos los que afirman desde la oposición que en el Puerto de la Cruz no hay actividad digna de mención apoyada por el gobierno actual. En otras palabras, o Sandra Rodríguez, concejal de Cultura, lleva la mentira metida en el alma, o son los otros quienes vociferan y tergiversan la realidad, anunciando a bombo y platillo que Partido Popular y Coalición Canaria pasan de la cultura en la ciudad.

Entrevisté el pasado viernes en Gente Radio a la edil nacionalista, responsable de Hacienda, Patrimonio, Nuevas Tecnologías y también Cultura. Amén de enseñar una sonrisa ilusionante cuando llegó la hora de informar de todo lo que trae consigo la nueva edición de Mueca, Rodríguez no desaprovechó la oportunidad para detallar las otras muchas y variadas actividades culturales que se organizan a lo largo del año en el Puerto de la Cruz. La cosa para ella está muy clara: la cultura en el Puerto de la Cruz está muy lejos de ser la cenicienta del Gobierno presidido por Lope Afonso. Ella defiende que existe “sensibilidad cultural" en el equipo del que forma parte.

La cultura debe ser una pieza más del atractivo turístico del Puerto de la Cruz. Ya lo es la gastronomía. Pero la cultura todavía necesita un empuje aún mayor. Más decidido. Sandra Rodríguez llegó a esta concejalía causando verdadero asombro entre los que sólo veíamos en ella a una política que manejaba números y fríamente hablaba con trabajadores y resto de compañeros para detallar lo que había que hacer para cuadrar cuentas y poco más. Recuerdo que un servidor, tras la espantada de Verónica Rodríguez, jamás imaginó que Sandra Rodríguez llegaría a coger las riendas de una concejalía ¿pequeña?, creo que no. También he de admitir que fui de los primeros en poner el grito en el cielo cuando se repartieron las áreas. “¿Se han vuelto locos o qué” ?, pregunté. Pues ni que decir tiene que me equivoqué. Muchos sabrán más que yo de casi todo, pero Sandra Rodríguez en Cultura no se ha mantenido sumisa o indiferente. Obviar, naturalmente, al buen equipo de profesionales con el que cuenta sería imperdonable.

¿Y el futuro de la edil? Ah, quién lo sabe. Yo barrunto que la todopoderosa concejala de CC, a la cual todavía le duele y mucho el fracaso electoral sufrido en 2015 –algo natural y muy humano- le sobrevienen las dudas cuando piensa en 2019. Su partido tiene clara dos cosas. Primera, que el fracaso fue incontestable. Pasar de 8 a cuatro ediles es un trago amargo e imborrable. Pero Sandra no estaba sola en esa lista, ¿verdad? La segunda es que la palabra regeneración no es baladí en esto tiempos, pero si dicha regeneración se emprende a la ligera, las consecuencias podrían ser terribles para esa formación. ¿Los Realejos les suena de algo? A mí el recambio me parece que está garantizado, siempre y cuando se haga con cabeza, con orden y con generosidad para con una mujer que en Coalición Canaria del Puerto lo ha sido todo y ha defendido el cuartel con aciertos y errores, como cualquier persona imperfecta. ¿Y quién no es imperfecto?

P.D. Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife tiene un amor por el Puerto de la Cruz superior con creces al de Romeo por Julieta. Y viceversa. Final trágico el de la gran obra de Shakespeare. Mueren los dos amantes al final. No será así en este caso. Pero con humildad hago llegar una sencilla y casi nimia recomendación. Basta ya de abrir la boca para prometer y dar fechas. Basta ya de culpar a Madrid. No porque no responda a la verdad dicha acusación. Lo que sucede es que en la sociedad portuense subyace la idea de que todo lo que sale por la boca de un político cuando se trata de defender los grandes y pequeños proyectos que necesita la ciudad es pura mentira o una media verdad. Por tanto, si se trabaja con menos ruido y un menor número de fuegos de artificio, entiendo que será mejor para todos, sobre todo para el municipio. Y es que las redes sociales son un peligro, y el buen uso de ellas, todo un arte.

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