Antonio-Pedro Tejera Reyes
En su publicación de EL ARCHIVO CDLXXXVIII, el brillante
humanista nicaragüense Alejandro J. Gallard, nos ilustró hace dos
semana con agudas reflexiones producto de un paseo mañanero por el
Central Park de Nueva York, de cuyo contenido literario extraemos los
siguientes párrafos: “Aprovechando un día soleado de la semana pasada en New
York (Central Park) y después de un rato, al sentarme en una de sus bancas,
noté unas pequeñas placas con inscripciones y comencé a leer frases con el
humanismo que tanta falta nos hace, que me motivaron a investigar y a comentar
sobre ellas este domingo de Pascua Florida, que en esta ciudad es de alegría y
festejos.”
“Además sentí que
esas simples bancas con sus placas enviaban un mensajes del porqué el norte de
América está desarrollado y nosotros, en el sur, todavía estamos en ese proceso
.Nos hace falta el acercamiento humano,
ese sentimiento de compartir y ser parte de cosas tan simples como esas bancas
donde cualquier ciudadano puede leer un libro al aire libre mientras saborea un
café o come un sándwich y con sus
mendrugos alimenta a las palomas y otros pájaros que siempre revolotean por el
parque…”
El CENTRAL PARK en la populosa New York, un ejemplo mundial digno del mayor estudio por la combinación, arquitectura, ingeniería, humanismo y desarrollo sostenible.
Esos bancos, que menciona nuestro querido amigo son, según
nos cuenta en su artículo, son nada
menos que 9.485, de los cuales 4.423 han sido donados por empresas,
instituciones y personas, que les han colocado una plaquita con sus nombres,
algunas con significativas y escuetas frases recordatorias.
El Central Park, de Nueva York, algo más que un parque.
Pulmón verde de “la gran manzana”, situado en el centro de la famosa Manhattan,
permite a los ciudadanos neoyorquinos y visitantes, disfrutar de las
excelencias de unas instalaciones acordes con el desarrollo sostenible y la
calidad de vida.
Claro que estamos hablando de un parque que es modelo
mundial, donde podemos disfrutar de bosques, jardines, restaurantes, pista de
patinaje sobre hielo, lagos para pasear en botes de remo o en pequeños yates…
todo un encanto en más de tres kilómetros cuadrados de superficie.
Pasear por el Central Park, forma parte de un programa de
convivencia humana que nos tiene que ayudar a entender lo que hoy se ha dado en
llamar economía colaborativa, cuando apreciamos como notables filántropos han
contribuido con sus recursos a producir bienes de servicio en compañía de
personajes de la más humilde casta, que han querido dejar su huella en esta
inmensa obra social como un ejemplo de ese sentimiento humano de compartir, que
tenemos arraigado en nuestro pensamiento aquellos que vamos por la vida sin
otro propósito claro y definido que hacer el bien a la comunidad.
Hermoso Pavo real en el ZOO de CENTRALPARK/Time
SERVIR ES MI OCUPACIÓN
Contrasta esta situación con la forma de proceder de
aquellos a los que es imposible llevarles por esos caminos – afortunadamente los menos – los
cuales son producto de unos genes degenerados a los que les atormentan estas situaciones de
convivencia humana, ya que sus principios están basados en la codicia, su propia envilecida existencia y
una forma fingida de vivir que les hace ser católicos criados en colegios
religiosos con un libro de misa bajo el brazo, que más tarde irá a parar a la
basura a poco que vaya descubriendo sus propios instintos.
El periodista
cucuteño Cicerón Flórez Moya, retrata a estos personajes en su artículo, “El
Desenfreno de la Codicia”, publicado precisamente esta misma Semana Santa,
cuando dice: “En estos días en que muchas personas deciden ´lavar sus culpas´,
como ejercicio de su fe religiosa, para ponerse a salvo de supuestos castigos
divinos, es común la expresión del arrepentimiento por las faltas cometidas:
Recono-cen que han obrado mal, en perjuicio de sus semejantes.”
“El barniz de moral con que se pretende mitigar desatinos
que contrarían los mandamientos católicos, no es suficiente. No produce el
efecto de un cambio de actitud. Casi siempre se repiten las dañinas acciones,
como se ha visto no solamente en actos cotidianos de alguna incidencia
perturbadora en las relaciones entre individuos de diferente condición, sino
también en otros de mayor alcance.”
“La moral ejercida
con un criterio de abstracción no cumple su finalidad correctiva. Aunque parece
apartarse de lo que lleva a esa noción de perdición, no tiene fuerza para
romper con el conformismo que impone la
sujeción a creencias apartadas de la realidad.”
Purifica primero tu interior¨/Blogs de pax
“Se necesita que quienes se arrepientan de su pasado
descomedido o atroz lo hagan con la voluntad y la convicción de reparación a
sus víctimas. Pedir perdón no es una excusa en el vacío. Es el reconocimiento de una agresión contra la
vida, los derechos o los bienes de personas reales y por consiguiente
merecedoras de un resarcimiento proporcional a los perjuicios ocasionados. Lo
cual debe estar ligado a la justicia y el derecho para que no queden cabos
sueltos como obstáculos a los fines de reconciliación propuestos.”
“Y cuando la codicia es la que se impone es indispensable
que se aplique la justicia con todo su rigor reparador.”
No es casualidad que hayamos querido unir estos dos pasajes
de la vida, que tocan tan a fondo estos personajes amigos. Estamos ante unos
hechos que tiene unas consecuencias heredadas de la falta de la educación
necesaria desde sus orígenes, nacidos en unos genes degenerados en la distancia
de los tiempos, que no han tenido el correctivo necesario por la falta de una
cultura de paz y convivencia, que tuvo que haber nacido alrededor de una vida
sana y próspera donde la cultura de la paz fuera la base de sus vivencias. No
nos equivoquemos. Esta es la única razón de todos los males del mundo, son los
que producen las guerras, los crímenes, los asesinatos… los
destrozos de las buenas obras, los destrozos de las familias, de la convivencia
humana…
Paloma de la paz de Picasso. /relialfonso.blogspot.com
Nuestra gran esperanza es el turismo. Esa convivencia
humana de unas razas con otras, que llegan a establecer una química de
entendimiento y convivencia que afortunadamente crece imparablemente en todos
los parajes del mundo, haciendo real aquel recordado slogan de la UIOOT, en los
años sesenta del pasado siglo, TURISMO
PASAPORTE PARA LA PAZ. Esa paz a la que todos aspiramos, en la que se hayan desterrado las mal vivencias de unos
degenerados principios familiares de la sociedad, para dar paso a ese humanismo que contemplaba
Alejandro Gallard, presente en el Central Park, de New York, impreso en unas
modestas plaquitas en sus más de cuatro mil bancos, donde se puede estar
plácidamente sentado leyendo un libro, o el periódico del día, tomándose un
café, o comiéndose un sándwich mientras le echamos miguitas de pan a las
adorables palomitas, donde seguramente habrá alguna blanca. Como la paloma de la
paz de Picasso. Una ilusión más.
*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del
Turismo. OMT.
POSDATA, SOLO PARA TENERIFE. Un buen ejemplo el del CENTRAL PARK y sus
bancos dona-dos por el público, que podría ser aplicable perfectamente, en toda
la obra que proponemos realizar en el Barrio de Abades (Villa de Arico) como
homenaje al futbolista campeón del mundo, Medalla de Oro de Canarias, Pedro
Rodríguez Ledesma.
Un proyecto incomprensiblemente no tenido en cuenta, por la
autoridad de la Villa de Arico, ni por las instituciones públicas de la isla de
Tenerife, pese a nuestra tenaz
insistencia en el mismo, desde el año 2012, entendiendo que nuestro “Pedrito”
debe tener el mismo valor sentimental para los tinerfeños, que personajes del
futbol español como Iker Casillas y Andrés Iniesta – por poner ejemplos muy
actuales - máxime ahora que se está
coronando, con otro brillante éxito suyo, como Campeón de la Premier, en Inglaterra.
Una importante obra que se puede realizar dentro del
esquema de la economía colaborativa, y que sería un potente atractivo turístico que puede generar
empleo y bienestar económico para los habitantes de la Villa de Arico,
principalmente. Lástima que le idea no proceda de uno de nuestros brillantes
políticos.
En la Plaza de los
Patos de Santa Cruz de Tenerife, están
asentados como un símbolo de lo que ahora se llama economía colaborativa, unos
bancos donados por el pueblo a la ciudad, como este de la fotografía del que fue protagonista el señor Ernesto
Zamorano, abuelo, de un querido amigo nuestro del mismo nombre. Una hermosa
muestra de lo que se puede hacer sin mezclar la codicia y los negocios turbios.
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