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sábado, 5 de noviembre de 2016

TRALARÁ, SE ABSTUVIERON

Odalys Padrón

“Me encontré con un ciruelo, cargadito de manzanas”. Si a esta afirmación añado “tralará” seguramente muchos estarán mentalmente tarareando la canción infantil “vamos a contar mentiras”. Antonio Hernando, portavoz del PSOE, en la sesión de investidura de Rajoy manifestó “Nuestra voluntad es darle la vuelta a estas políticas haciendo valer la composición de la Cámara para cambiarlas”, para justificar la traición de la abstención impuesta por su partido a los que deberían ser representantes del pueblo y no de los intereses de una élite económica. Al terminar esa frase “Nuestra voluntad es darle la vuelta a estas políticas haciendo valer la composición de la Cámara para cambiarlas” debió añadir “tralará”. Se echó en falta. La mentira como estrategia para engañar a los demás parece ser una constante en la sociedad actual que lo permite y en algunas ocasiones lo premia y lo alaba.

Ramón del Valle-Inclán aseveraba, en su obra teatral “Luces de Bohemia”, “En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. Se premia todo lo malo”. Seguramente éste sea el motivo por el cual Antonio Hernández, portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en la Junta de Portavoces, haya olvidado u obviado que las funciones del Congreso de los Diputados son legislativas cuyas iniciativas se constituyen en proposiciones de ley, mientras que las que emanan del Gobierno son proyectos de ley que no necesitan la toma en consideración del Pleno del Congreso para su tramitación y son prioritarias. Además se da la circunstancia que el Gobierno tiene la capacidad de veto ante una proposición de ley que emane de las Cámaras. Así mismo, las proposiciones no de ley, las PNL, que apruebe la mayoría del Congreso,  no tienen validez jurídica ni carácter vinculante a las que el Gobierno puede hacer caso omiso. También parece olvidar que el Gobierno puede aprobar Decretos-Ley en casos que él mismo estime de “urgente y extraordinaria necesidad” y evitar así la tramitación parlamentaria.

Es curioso, por no decir insultante, que un abogado que es diputado desde hace doce años y cuyo sueldo, según publica un medio de comunicación, asciende a 6.351 euros mensuales, de los que 870 euros no tributan a Hacienda, nos falte al respeto intentando hacernos creer que la abstención conseguirá “darle la vuelta a las políticas del PP”. Ni la Constitución ni el reglamento del Congreso ni otras normas adyacentes tienen el espíritu de debilitar al Gobierno a favor de la oposición. Algo contrastado con estos meses de Gobierno en funciones donde la oposición no ha ejecutado, ni potenciado su voz institucional pudiendo haber ocupado un espacio político ampliamente demandado por la ciudadanía. Podrían haber sometido al Gobierno en funciones a una negociación continua de sus decisiones. Una oportunidad perdida para una débil e infantil democracia que intenta hacernos creer que “por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas”. “Tralará”.

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