Odalys Padrón
El que fuera líder del Partido Laborista y primer ministro
del Reino Unido, Harold Wilson, manifestó “el que rechaza el cambio es el
arquitecto de la decadencia, la única institución humana que rechaza el
progreso es el cementerio”. Parafraseándolo diría que Rajoy es un brillante
arquitecto de la decadencia. Entendiendo por decadencia un proceso de desgaste
y deterioro a través del cual las condiciones empeoran, Rajoy es un claro
exponente. Ha permitido y favorecido que las élites económicas y financieras hayan
maximizado sus beneficios a costa del empobrecimiento y la exclusión de amplios
segmentos de la ciudadanía. Ha acrecentado la desigualdad y la ha instaurado
como fundamento del sistema. Persiste en utilizar el engaño y la tergiversación
como modus operandi de su política de vodevil.
Un acto de esta ominosa representación lo constituye la
raquítica implicación del Gobierno en conseguir un salario mínimo
interprofesional, smi, que garantice un nivel decente de bienestar. Desde hace
años es una constante la denuncia de la Carta Social Europea sobre los
incumplimientos continuos y reiterados de España. La Carta Social Europea es
una especie de convenio regulador de los derechos laborales y sociales de todos
los países europeos. Se trata de un organismo supranacional europeo que integra
a todos los Estados Europeos que poseen regímenes democráticos. Este organismo,
desde hace tiempo, ha denunciado que el salario mínimo interprofesional debería
ser de unos 856 euros ya que considera pobre a un trabajador que percibe el
actual. Hasta el propio Banco de España ha reconocido que el salario mínimo
interprofesional debería subir hasta los 1.000 euros mensuales. Además afirma
que España está a la cola de Europa en relación al salario mínimo
interprofesional actual de 655,2 euros mensuales así como también lo está en
relación al salario medio que es de 1.640 euros constituyendo una diferencia
del 17,8% en relación a la media de la Unión Europea cuyo salario medio es de
1.995 euros. En España, el salario medio del trabajador sigue congelado
mientras que el beneficio de las empresas ha crecido, entre enero y septiembre
de este año, un 12,9%.
En la Sesión de Control al Gobierno en el Congreso se ha
debatido sobre este incumplimiento. La hemeroteca nos recuerda que en el año
2012 el Gobierno de Rajoy congeló el salario mínimo interprofesional en 641,40
euros brutos mensuales, en el año 2013 lo subió en 0,6% quedando fijado en
645,30 euros brutos mensuales para volver a congelarlo en 2014 y en el año
2015, ante la proximidad de las elecciones, lo subió un 0,5% quedando fijado en
648,60 euros. Estos datos contrastan enormemente con el incremento
experimentado, durante la legislatura de Rajoy, del precio de la luz que fue de
un 7%, según desvela el Instituto Nacional de Estadística. La diferencia es
brutal y delata muchas claves de este gobierno.
La contestación a la interpelación efectuada en el Congreso
de los diputados confirmó que nada ha cambiado en este decadente e indecente
Gobierno ya que la Ministra de Empleo, Fátima Báñez, no dudó en tergiversar los
datos. La ministra aseveró que “nadie que trabaje a jornada completa cobra por
debajo del salario mínimo porque sería ilegal”. Parece que la Sra. Ministra
desconoce o no le interesa conocer los datos publicados por la Agencia Estatal
Tributaria donde se señala que, durante el año 2015, el 34% de los asalariados
percibió ingresos salariales iguales o inferiores al salario mínimo
interprofesional y dentro de este colectivo 3,7 millones de personas no
percibieron ni la mitad de esta cantidad. A lo mejor si conociera estos datos
la ministra entendería el motivo de la ralentización de la recaudación por las
cotizaciones y la consiguiente reducción de las bases reguladoras de
cotización.
No contentos con esta lamentable y mediocre actuación de la
ministra y ante la aprobación en el pleno del Congreso para tramitar una ley
que suba de forma escalonada el salario mínimo interprofesional prepararon otra
burda representación. El Partido Popular votó en contra de esta proposición de
ley, la subida del salario mínimo, así que ahora ante la reacción popular
escenifica un pacto con los máximos representantes de la patronal y los
sindicatos para tratar, entre otros temas, la posible subida del salario mínimo
interprofesional. En esta reunión se perciben las viejas formas ya que Rajoy no
ha avanzado cifras y ha planteado un horizonte entre cuatro y ocho años para su
revisión así como dos restricciones: preservar ante todo el cumplimiento del
déficit y no liquidar las reformas realizadas en su mandato anterior.
Conclusión: llueve sobre mojado, todo sigue igual y no hay cambios aunque
tampoco los esperábamos conociendo al personaje….
En contraposición a estos políticos inamovibles, que no
quieren cambios, se encuentra el compañero Paco Vega, activista social que
estuvo 22 días en huelga de hambre para conseguir que haya una concienciación y
un debate sobre la importancia de instaurar un salario social de integración
para personas que se encuentren en situación de pobreza que no reciben ninguna
otra prestación y que les garantice unos ingresos no sujetos a las veleidades
políticas del momento. El desvanecimiento con el urgente ingreso en el Hospital
Regional de Málaga obligó a la interrupción de la huelga de hambre. Pero esos
días de lucha han conseguido que el debate se instaure en Sede Parlamentaria y
en la calle. Su lucha y su implicación personal lo han conseguido. Como decía
Eduardo Galeano “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”
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