Odalys Padrón
En un lugar de la España, de cuyo gobierno no quiero
acordarme… pero sí de un municipio que intentó derrocar el régimen absolutista
de un rey, cuya actividad revolucionaria le otorgó el título “Siempre denodada”
y la leyenda “la primera en el peligro de la libertad” que con orgullo luce
Málaga en su escudo. En ese lugar de España hace tiempo que vive un hidalgo que
para más señas se llama Paco y brilla con luz propia, no en vano los astrónomos
consideran a Vega la estrella más importante de todas cuantas existen, y no son
pocas, a excepción del Sol.
Este hidalgo llamado Francisco Vega, conocido por sus amigos
como Paco, lucha por un derecho que garantice unas condiciones de vida digna:
la renta básica. Figura en el Estatuto de Autonomía de Andalucía que aprobaron,
en su momento, el PSOE, el PP e IU. Han pasado diez años y los andaluces siguen
esperando que se cumpla el objetivo, remarcado en el preámbulo del Estatuto de
Autonomía, de ser un instrumento jurídico que impulse el bienestar, la igualdad
y la justicia social.
El compañero Paco no lucha contra molinos de viento pero sí
contra desaforados gigantes llamados gobernantes. Ya lo dijo el hidalgo “esta
es una buena guerra y es un gran servicio quitar tan mala simiente sobre la faz
de la Tierra” porque “Sábete Sancho, que no es un hombre más que otro, si no
hace más que otro”
Ha iniciado una huelga de hambre, como antaño lo hiciera
Mahatma Gandhi, en 1943, para conseguir la independencia de la India o Domilta
Barrios, en 1937, para obligar al Gobierno de Bolivia a liberar a los obreros
encarcelados por protestar contra el abuso y la explotación de los grandes
empresarios mineros consiguiendo que se iniciara una verdadera apertura
democrática o Mario Fariñas, en 2010, que consiguió la liberación de 52 detenidos
políticos en Cuba.
La historia recoge otros muchos casos de luchadores que han
optado por asumir un riesgo vital en la búsqueda de un bien que legítimamente
han definido como prioritario. La finalidad es conseguir el reconocimiento
efectivo de un derecho no admitido ofreciendo un tiempo para que las
autoridades midan la justicia de lo demandado porque como decía el hidalgo
“Nada hay más pequeño que un grande dominado por el orgullo”.
Reconoce, con esa vitalidad que le caracteriza, que está
tratando de remover consciencias, de despertar ese espíritu de lucha que nos
han ido arrebatando, de recordar que los derechos se ganan con mucho esfuerzo,
día a día y paso a paso pero se pierden en un suspiro. Es consciente que
conseguir la renta básica universal para todos los andaluces en un solo
movimiento no es viable. Se puede empezar por una, llamémosla, “renta básica
provisional” para todas aquellas personas que se han quedado en paro y se les
ha agotado la prestación por desempleo, las ayudas o los subsidios que puedan
recibir, de manera automática y sin depender de burocracia, una cantidad que
les proporcione libertad individual al poder hacer frente al pago de la
vivienda, la luz, el agua o la comida.
Los molinos de viento son la representación de la lucha por
un ideal, por un sueño y lograr que éste se vuelva realidad. A este respecto
está agradecido porque varias organizaciones políticas y colectivos sociales se
están implicando, compartiendo esfuerzos y esperanzas. Como decía El Quijote
“Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es ni utopía ni locura, es justicia”
No hay comentarios:
Publicar un comentario