Evaristo Fuentes Melián
1.- LOLITA (Stanley Kubrick, 1962).- Re visionada en la
actualidad por televisión, LOLITA procede de una novela ‘best seller’ del mismo
título, cuyo autor es Vladimir Nabokov. En realidad, actualmente me decepciona,
puesto que se reduce a una pelea de celos entre una madre y su hija, una
jovencita caprichosa y de insinuante sexualidad…La peli se centra en
enfrentamientos, más que verbales, entre los tres personajes. Destaca la
angustia existencial del personaje interpretado por James Mason.
2.- ROCCO Y SUS HERMANOS (Luchino Visconti, 1960).- Es una
dura tragedia en una familia de inmigrantes y su traslado desde el campesinado del sur de Italia, a la gran ciudad industrial norteña, Milán
(¿equiparable al trasvase
Andalucía-Barcelona?). Milán se
abre a las barriadas de inmigrantes, que buscan mejor vida. Hay que remarcar la
interpretación de la madre de los cinco hermanos, que añora su vida en el campo
y termina detestando la vida en barriadas de la ciudad, con el aditamento de la
tragedia que surge por la pelea mortal entre sus hijos. Una película muy
desagradable, con una actuación extraordinaria: la de una joven Annie Girardot. La peli en el
fondo es un terrible folletín, incluida la violación de Annie.
Y 3.- UN LUGAR EN EL SOL (George Stevens, 1951).-
Argumento: una jovencita caprichosa de la alta burguesía, Liz Taylor, se
empeña, encapricha, enamora y atrae sexualmente a un pobretón que pasaba por
allí (Montgomery Clift), personaje que lleva muy mal su estatus social y
laboral de clase media. Casos similares se han dado y se siguen dando sin duda
en nuestra sociedad tinerfeña. Su novia anterior (Shirley Winters) estorba,
dificulta, obstaculiza a Clift en su nueva conquista, y entonces trama llevarla
a navegar en una lancha a un lago, para botarla y que se ahogue, pues ella no
sabe nadar. En el momento supremo, Clift no se decide, pero la chica en un
vaivén se cae de la lancha y se ahoga. La película presenta el tema, con dudas
sobre la culpabilidad final de Clift.
Nota al margen.- Vale la pena mencionar mis recuerdos de adolescente, en el estreno de
esta película en La Orotava (año 1953); las chicas mayores se pasaron una larga
temporada hablando de la película de
marras, y asesorándose y recibiendo consejos sobre si Clift cometió pecado… ¡mortal de necesidad! Los
Padres Paúles de la localidad eran sus consejeros religiosos; un agnóstico
diría que los meapilas les ‘comían el coco’ a las chicas de bien, de alta
posición social.
En fin, una
película inolvidable, por la película en sí misma llena de premios y por las
circunstancias vivenciales encorsetadas, por la práctica casi generalizada de
un catolicismo austero, en la España de aquella época.
Espectador
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