Pedro Ángel González Delgado
Aristóteles, uno de los padres de la filosofía
occidental junto a Platón, decía que el hombre es dueño de silencios y esclavo
de sus palabras. Sobra decir que no le faltaba razón, pues dicha reflexión es
de rabiosa actualidad y aplicable a diferentes ámbitos de la vida y, cómo no,
también a la política y de esta tampoco escapa la que se realiza en el Puerto
de la Cruz.
Así, Ángel Víctor Torres, presidente del Gobierno de
Canarias, en su discurso de investidura como tal, anunció la creación de un
nuevo impuesto, las mal llamadas tasas turísticas. Inmediatamente, todos los
alcaldes socialistas de los municipios turísticos manifestaban al periódico El
Día en su edición del pasado 26 de junio, estar a favor de la instauración de
este gravamen a los turistas. Nos hacía saber el indicado rotativo que único
alcalde de un municipio turístico en Tenerife, que se oponía era Emilio
Navarro, del municipio de Santiago del Teide, quien rechazaba tal medida por
inoportuna en el incipiente receso del sector y porque generará desempleo. Por
tanto, era claro que Marco - sin ese - González apoyaba dicha tasa turística
pues, además, expresamente le daba la bienvenida.
A la vista de esta manifestación del regidor
socialista, como era de esperar, el grupo municipal del Partido Popular
presentó una moción de urgencia en la que solicitaba que se declarase que el
Ayuntamiento de Puerto de la Cruz es contrario a la creación de un impuesto
regional que tenga como finalidad gravar la pernoctación de turistas en nuestra
Comunidad Autónoma, ya sea con el nombre de “tasa turística”, “eco tasa”, o
cualquier otro que se le quiera dar y, asimismo, se instase al Gobierno de
Canarias para que se abstuviera de llevar a cabo cualquier iniciativa que tenga
como finalidad la creación del referido impuesto. Sin embargo, los auto
calificados “más demócratas que los demás” de PSOE y ACP-Podemos en el
Consistorio Portuense no dejaron que se aprobase dicha moción en la sesión
plenaria del mes de julio y votaron dejarla sobre la mesa para la que se debatiese
en este mes de agosto, no ya por cortesía, sino porque legalmente correspondía.
En dicha sesión presentaron una enmienda a la totalidad que pretendía edulcorar
su posicionamiento político pero que, en definitiva, venía a mostrase
partidario de dicho tributo. Y es que, había que huir hacia adelante porque se
había hablado demasiado y, tal y como decía el poeta y diplomático inglés, es
cosa notable que los más que hablan son los que menos tienen que decir. De ese
modo, para no reconocer y afrontar el error de haber realizado una
manifestación equivocada que tenía como único fin no estar callado y contentar
a su líder regional, ahora, según la izquierda portuense, mienten todos. Según
ellos, engaña la oposición, el periódico antes mencionado y, por supuesto,
cualquier persona que hubiese leído esa inoportuna declaración. La cuestión es
ignorar aquello que invita a replantearse la situación, porque la estrategia ya
está definida hace tiempo y es conocida, consistente que, en caso de error,
todos inventan y ellos son las víctimas de la estrategia de la mentira.
Ahora bien, volviendo a lo importante, puesto que los
embustes, tarde o temprano se descubrirán, debemos defender la necesidad de
gestionar mejor los recursos públicos, sin necesidad de subir o crear nuevos
impuestos. Canarias ya tiene una especial singularidad por su lejanía con el
territorio continental, y eso conllevó en su día, entre otras cuestiones, a que
no se aplicará el Impuesto Sobre el Valor Añadido (IVA), lo que hizo que,
contrariamente a la filosofía de esa no aplicación, se crease el Impuesto
General Indirecto Canario (IGIC), del que también se ha anunciado que se quiere
incrementar. Ante esta situación, no debemos hacernos menos competitivos en el
mercado turístico, siendo una temeridad que el gobierno municipal se pronuncie
a favor de la implantación de una nueva carga al turismo, sobre todo con las
dosis de incertidumbre que se añaden a la situación actual, con la inminente
recesión económica de Alemania, la incertidumbre económica nacional, agravado
todo ello con el anuncio de la compañía área Ryanair de cerrar sus bases en el
Archipiélago Canario. Incrementando los costes del paquete turístico con nuevos
impuestos, así como alimentando un debate que puede crear confusión en los
touroperadores, así como cebar la fobia al turista, haciendo creer que el
Puerto de la Cruz se puede saturar, se generará trabas innecesarias y
perjudicará, a buen seguro, los datos turísticos de nuestra ciudad como lugar
de vacaciones que tan buenos resultados se consiguió tras mucho esfuerzo en el
mandato pasado, y se llevará una estrategia distinta a la que se está aplicando
en nuestros competidores, tales como Turquía, Egipto y Túnez que, precisamente,
bonifican la llegada de turistas y no la castigan como se pretende con este
impuesto.
Más gestión y menos impuestos es lo que debe
imponerse. Para ello la Administración Pública no debe gastar un dinero que no
tiene, no generando de esa forma déficit, para contratar cosas que no se
necesita, eliminado, por tanto, los gastos superfluos o innecesarios, evitando
dirigir las políticas únicamente a agradar a sus votantes, aunque la
responsabilidad haga a uno impopular. A veces se necesita algo más que la
sonrisa forzada y las frases grandilocuentes. En ocasiones es importante callar
y pensar. Difícil tarea para algunos.
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