Pedro Ángel González Delgado
En España, la izquierda tiene una carta de presentación que
ha venido trabajando desde hace ya muchos años, que, además, los medios de
comunicación inculcan, que desde las escuelas se instruye, y que ha calado en
la sociedad. Y la izquierda lo sabe y lo aprovecha. Ese mensaje redundante no
es otro que la falsa superioridad ética (más bien moral porque se asume como
una religión) de la izquierda. Ellos son los “buenos”, y los demás, los
“malos”. Se presentan ante la sociedad como aquéllos que tienen buenas
intenciones, y los demonios de la derecha son, por supuesto, los “malos”,
contra los que hay que combatir y, si es posible, eliminar. Podrán hacer cosas
buenas pero no importa, son “malos” por el mero hecho de no ser de izquierdas.
El Partido Socialista lo conoce, lo alimenta y lo explota, tanto en Madrid,
como en las Islas Canarias, en Tenerife, o en el Puerto de la Cruz y, si los
dejan, en las casas de cada uno de nosotros.
Y es que, aunque la historia del socialismo sea deleznable
y la responsable de los mayores crímenes conocidos, ellos serán los “buenos”,
porque los “malos” son los otros, los de la derecha, y aunque estos lo hayan
podido hacer bien en algún momento y en algún lugar, son seres diabólicos a los
que hay que suprimir de la vida pública, y el fin justifica los medios porque
se lucha contra la infamia.
Los socialistas saben que esa ficticia supremacía moral hay
que cebarla constantemente, no únicamente señalando al adversario como
perverso, sino también con pequeñas causas que los hagan parecer humanitarios.
Así, da igual que el gobierno anterior haya aprobado por primera vez en las memorias
de la ciudad que se tenga un contrato de suministro eléctrico que, además de
renovar todas las luminarias, reduce el consumo en un 60 % y, por tanto, las
emisiones de CO2 que ello conlleva, o que se haya colocado al municipio a la
vanguardia del reciclaje con el Plan 70/20, permitiendo, no sólo proteger al
medio ambiente sino también hacer la ciudad más sostenible porque se ahorra
muchísimo dinero mientras se recicla, u, otros ejemplos más de los muchos que
se podrían señalar, que se haya comprado vehículos eléctricos o instalados
placas fotovoltaicas que abastecen casi en su totalidad a las Casas
Consistoriales. No importa. Lo hicieron los infames. A la izquierda le basta
sacarse unas fotos recogiendo unas piedras en un lugar donde no existe ningún
ecosistema a proteger, con la excusa que se hace de ejemplo para los lugares
donde sí hay que protegerlos. Parecería más lógico hacerlo donde es necesario
preservar el medio ambiente, pero aquí no impera el razonamiento lógico sino el
mediático, y entre esto y el nombre del Área (ya no es Urbanismo y Medio
Ambiente, sino Ciudad Sostenible y Planificación), ya la causa del ecologismo
está ganada, pese a que sus acciones no sirvan para nada y las del anterior
gobierno sí, y mucho. Lo vital es que la foto de las piedras los hace buenos y,
por estrategia aplastante, los otros, los que sí hicieron por el medio
ambiente, son los villanos con intenciones crueles y desalmadas.
Lo mismo sucede con la izada de la bandera arcoíris. Una
causa más que los hace virtuosos y señala a los canallas, cuando estos, los de
la derecha, siempre han defendido y defienden la libertad individual de cada
uno, por encima del colectivo. Por eso chirría tanto ver a un supuesto
compasivo de izquierdas con la camisa del sádico asesino Ernesto “Che” Guevara,
aquél que sin complejos exclamó orgulloso en 1964 en la sede de las Naciones
Unidas, “hemos fusilado, fusilamos, y seguiremos fusilando mientras sea
necesario”. Un despiadado homicida que se caracterizó por su represión contra
los homosexuales en Cuba, imitando a la Europa del Este comunista, y a quienes
llamaba “pervertidos sexuales” y los consideraba contrarios a su ideal de
“hombre nuevo” y, por tanto, esta “gente enferma” debía dejar paso al
mencionado “hombre nuevo, políticamente sano y producto de la Cuba
comunista”. Ese es al que siguen los
“buenos” y los demás, por descarte, somos los “fachas”. Así funciona la
maquinaria propagandística socialista.
Quizá el paradigma de esta ley casi física y, a la vez,
maniqueísta, por la que se concluye que unos son los “buenos” y otros los
“malos” la tenemos en la empresa Parque Marítimo, SAU (PAMARSA). En la
actualidad ya no pasa nada si los empleados cobran tarde porque el presidente
de la empresa hoy en día es de los buenos. Ya no retumban las redes sociales
con aquél recomendado nacionalista reconvertido a comunista, ni a aquella
privilegiada otrora también regionalista y ahora socialista, vociferando e
insultando en ellas y, cómo no, señalando quien es el enemigo. Hoy, un
destacado dirigente sindical no presentará denuncia porque el jornal se pagó
fuera de plazo. Y no lo hará no porque le hayan ofrecido un testigo para que
pueda entrar por la puerta de atrás como empleado municipal (cesión ilegal de
trabajadores), ni porque esté más tiempo con el móvil que con la brocha y no
tenga que justificar con trabajo los emolumentos que percibe, ni tampoco porque
le vayan a retirar la sanción que, por no trabajar, los “malos” le impusieron,
ya que es de suponer que ni él lo pediría ni los otros se lo ofrecerían, sino
que no denunciará lo que antes sí hacía porque no hay que atacar a los
“buenos”.
No importa lo que hagan ni lo que digan, ni siquiera si
mienten descaradamente, ya que lo verdaderamente primordial es que los otros
son los “fachas”, y ello les permite salir al balcón del consistorio con el
puño izquierdo alzado, símbolo del totalitarismo que fue adquirido por los
anarquistas y comunistas, y olvidando lo que significa. No pasa nada, las fotos
sonriendo los hace buenos y cercanos al pueblo y sus necesidades, pese a que a
unos los consideren casta y a otros
indígenas, salvo los suyos, que esos constituyen la identidad portuense.
Por eso miedo da cuando se oye en el salón de Plenos del
Ayuntamiento del Puerto de la Cruz decir a Marco - sin ese - González que él
impondrá al pueblo lo que es la identidad portuense. Ya, de entrada, y sin
ruborizarse, en dicho lugar noble nos ha explicado a todos que vestirse con el traje
de pescador para ir al baile de magos de la ciudad durante las grandes fiestas
de julio es ir disfrazado (sic). Si eso lo llega a decir alguno de los “malos”,
es decir, de los que conforman el grupo municipal popular, las redes sociales
hubieran ardido, mas, no pasa nada, lo ha dicho el líder de los “buenos”. De todas formas, esta anécdota, si bien
refleja el carácter de aquel que se esconde tras la máscara de la sonrisa, no
deja de ser un mero suceso. Lo verdaderamente relevante es que se nos quiere
imponer quienes somos pues ya no es que haya “buenos” y “malos”, sino que se
creará una identidad y aquel que no sea exacto al perfil que nos impone, además
de ser de los “malos”, no será portuense.
No obstante, a los “buenos” y a los “malos” hay que repetirles
la reflexión de Eladia Blázquez: “merecer la vida no es callar y consentir
tantas injusticias repetidas … Es una virtud, es dignidad y es la actitud de
identidad más definida”.
Una vez más,verdades como templos...
ResponderEliminarEso sí, de derechas pero no pierdo mi dignidad
ResponderEliminarEso sí, de derechas pero no pierdo mi dignidad
ResponderEliminarEso es verdad como lo dise la izquierda no pasa nada,buen acticulo.
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