Lorenzo de Ara
Afonso no gustaba a todo el mundo. Cuando un político asume
que la realidad es así, vive más feliz y con mucha menos tendencia a depender
de pastillas o lameculos que solo sirven para meter por la orejas la música de
relajación que el líder necesita para evadirse de la realidad. Lope asumió que
era y es natural que una persona, sobre todo cuando asume una responsabilidad
relevante, jamás podrá soñar con dar satisfacción a todos y cada uno de los
vecinos. Afortunadamente es un imposible.
Lo mismo está ocurriendo con Marco González, el nuevo
alcalde del Puerto de la Cruz.
Gusta a muchos murgueros, a muchos representantes
vecinales, se gana el respeto de numerosos comerciantes. Lo que en política
está dentro de la más desabrida normalidad.
Pero Marco González no gusta a todo el mundo.
La pregunta que hay que hacerse es la siguiente: ¿Marco
González lo sabe?
Gustar en política no tiene nada que ver con la sonrisa de
oreja a oreja, con la blancura de los dientes, con el modelito que me pongo
hoy. Oh, no. La política municipal, tal como yo la entiendo, es mucho más que
todo eso.
Tiene que ver con humildad y gestión.
Lope Afonso tenía humildad contrastada. El portavoz del PP
en la oposición, Pedro González, habla de él como un “señor”. No le falta
razón. La educación por bandera.
Cuando se pierde o no se tiene humildad en política, bien
porque no se cree en ella, bien porque jamás se ha oído hablar de humildad, el
político con poder pierde la mesura, el autocontrol.
Así resulta fácil que el onanismo se convierta en una
herramienta más del quehacer diario en el despacho y fuera de él.
Marco González puede llegar a ser un buen alcalde.
Es más, tiene la suerte de que el rojo político ha invadido
casi todos los rincones de Canarias.
Primero porque ha convencido y vencido en las urnas;
también porque logrando alianzas naturales, e incluso fortificando pactos con
exoplanetas de la política, ha logrado desbancar del sillón a Coalición Canaria
y Partido Popular, por ejemplo.
La humildad es una buena compañera de viaje del político
que se marca como objetivo la gestión directa y transparente.
No hablar de gestión en política sería como pedirle a un
vulcanólogo que centrara sus investigaciones en la búsqueda del Arca perdida.
En el devenir de los días del Psoe en la alcaldía del
Puerto de la Cruz, los portuenses que siguen la política local, observan (¿con
interés o desinterés?, ¿con aprobación o desaprobación?) una sucesión de fotos
del alcalde en múltiples reuniones (no sé si algunas familiares).
Saber qué hace nuestro alcalde a todas horas me agobia.
Temo que en algún momento se rompa la delgada línea roja
que separa la siempre necesaria transparencia (bendita sea), e irrumpa como la
peste negra el mundo político que encuentra placer en la colonoscopia.
Vamos, mi alcalde, a seguir trabajando, con humildad y
equilibrada gestión.
¡La mayoría absoluta del Psoe en la gobernanza del Puerto
de la Cruz es más que evidente: es sólida!
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